La concesionaria del centro deportivo de Miraflores retoma las obras para abrir en 2015

Su construcción se anunció en 2008. No fue hasta 2010 cuando empezaron las obras, que no concluyeron hasta finales de 2012 demoradas por la falta de financiación derivadas de las disputas entre el Ayuntamiento de Marbella y la Junta de Andalucía -copagadores del proyecto- a cuenta de las certificaciones; y por problemas técnicos consecuencia del embovedamiento del Río Huelo. Un año después de que las dos piscinas del complejo de Miraflores vieran colocar el último ladrillo y quedaran finiquitadas, la empresa concesionaria de la explotación del futuro complejo deportivo ultima los trámites burocráticos para arrancar el proyecto de ampliación de las instalaciones.

Según indicaron fuentes de la empresa Supera, a la que hace meses el Consistorio adjudicó la gestión del recinto, será en esta próxima semana cuando la actividad de los obreros vuelva al recinto. Por delante, un máximo de diez meses de obras para completar a las dos piscinas existentes (una de 25 metros de largo y 12,5 de ancho que cumple con la homologación para la celebración de competiciones oficiales; y la segunda, de 12,5 por 6 metros para las actividades acuáticas y para que los niños aprendan a nadar) con un edificio de 1.600 metros cuadrados y dos plantas en el que se habilitarán una zona spa, una sala de fitness y cuatro salas de actividades dirigidas más. Además, se amplían los vestuarios que tienen las piscinas construidas para poder dar servicio al número esperado de abonados, «que al incorporar todas estas salas, se ve incrementado notablemente», explicaron a SUR.

Con el calendario de obras previsto en la mano, no será hasta el próximo año 2015 cuando el ansiado recinto pueda al fin abrir sus puertas. La empresa Supera, que actualmente gestiona también el complejo inaugurado hace unos meses de Fuentenueva, en San Pedro Alcántara, fue la elegida de la terna de firmas que se presentaron al concurso abierto por el Ayuntamiento. El Consistorio valoró las mejoras económicas introducidas por la mercantil que, según el contrato suscrito con el Ayuntamiento, explotará el recinto durante un periodo de 40 años a cambio de un canon anual que arrancará con 40.000 euros y se irá incrementando en 8.000 euros en cada ejercicio. De acuerdo con la propuesta de inversiones contenida en la oferta del concesionario, la mínima garantizada para la ejecución de las obras asciende a 2.566.067,00 euros como presupuesto de ejecución material de obra a ejecutar. Asimismo, por lo que se refiere al equipamiento del complejo deportivo, la inversión mínima garantizada asciende a 1.207.333 euros.

El espacio sobre el que se levanta el futuro complejo deportivo de Miraflores es una parcela de 5.000 metros cuadrados que albergaba una nave donde durante años estuvo el antiguo mercado.

Personal y precios

Al igual que en el proyecto de Fuentenueva el Ayuntamiento exige a la concesionaria de Miraflores no solo que tire de mano de obra local, sino que se ofrezcan precios ventajosos e incluso bonos para las familias. En este sentido, el contrato firmado con Supera recoge el compromiso de contratación de 15 personas en situación legal de desempleo del colectivo de jóvenes menores de 30 años.

Además ha fijado los precios de los abonos mensuales para socios que han recibido el visto bueno del Consistorio. La cuota familiar será de 54 euros mensuales; 43 euros la individual general; 31 euros el abono joven; y 26 euros tanto el dirigido a la tercera edad como a discapacitados.

Hasta llegar a este punto, y superadas las primeras vicisitudes, el Ayuntamiento de Marbella sacó a exposición pública el año pasado el anteproyecto de la nueva obra de fecha de noviembre de 2012 y el estudio de viabilidad redactados por los servicios técnicos de la Delegación de Obras. No se presentó ninguna alegación, lo que el allanó el camino a la convocatoria del concurso público.

El equipo de gobierno local proyectó en su día la construcción de dos piscinas públicas en el municipio. Una en la zona de Miraflores y la otra en Fuentenueva, en San Pedro. Con los proyectos en marcha, se optó por una modificación de los mismos de modo que el resultado final en ambos pasos no se limitara solo a un par de piscinas. Se quiso que fueran complejos deportivos que dispusieran de vestuarios y salas para desarrollar actividades deportivas. El último paso fue apostar por la gestión indirecta en ambos casos.