'Rural meeting' del PSOE
La conferencia política debía tener dos polos cruciales: nuevo líder y nuevo discurso. Así que ya es un fracaso
TEODORO LEÓN GROSS
Miércoles, 6 de noviembre 2013, 08:31
El PSOE celebra esta semana su gran conferencia política, pero la cita no acaba de despegar, a pesar del marketing, como cónclave trascendental donde reformular un programa de futuro. La cosa tiene más bien el aire de un 'rural meeting', una de esas reuniones a la americana en las que un colectivo se fuerza a pasar un fin de semana juntos, fuera de su ámbito habitual, para ponerse a prueba. Solo les falta organizar una escalada nocturna al Veleta o barranquismo en el río Verde para evaluar sus fortalezas y debilidades, comprobando la solidaridad o las deslealtades entre unos a otros, ya sea Tomás Gómez con Susana Díaz, o Patxi López con Vara, o el viejo Felipe con el joven Madina. La cosa pinta fea. O al menos eso se intuye observando el barranquismo socialista del día a día en los periódicos o la travesía del desierto por una legislatura con el mínimo histórico cayendo en los barómetros mientras sus figuras marrullean. Si algo no transmiten es precisamente la imagen de grupo fuerte.
La conferencia política del PSOE debía tener dos polos cruciales: nuevo líder y nuevo discurso. Así que ya es un fracaso antes de empezar. El nuevo líder previsto para este otoño -no hay estrategia sin cartel, como advierte cualquier politólogo del siglo XXI- se pospone para el próximo año. Rubalcaba estrecha los plazos ya sea para postularse él o para controlar una sucesión al modo de Andalucía, donde es cómico que Susana reclame «primarias de verdad» sin la tentación de añadir ¡no como las mías! Ella quiere ser una estrella, y a lo peor tal vez lo sea, todo un indicador del nivel. De contar con un líder claro, sí, esta conferencia habría tenido otra efervescencia; pero aun así les quedarían deberes por hacer. La alarmante falta de discurso ya es para 'defcon 3'. Silenciar la cuestión de Cataluña delata su debilidad programática, y eso no se compensa con emplastos retóricos sobre eutanasia, aborto o los acuerdos de la Santa Sede tras ocho años gobernando sin tocarlos. Sin líder y sin discurso, es un bluf.
El PSOE parece, como dicen los yanquis en el medio oeste, bailar en un alambre sobre un cañón. Recientemente se ha publicado un análisis electoral del 20N titulado 'Se llamaba Alfredo. Claves de una derrota electoral inevitable' donde se describe la estrategia de aquella campaña concebida con la certeza del fracaso. La magnitud del desastre fue incluso peor. Y todo hace pensar en una segunda parte titulada 'Le seguían llamando Alfredo. Claves de una otra derrota electoral inevitable'. Rubalcaba, el hombre del Faisán y de la reforma subrepticia de la Constitución, el lugarteniente de Zapatero, no daba para ganar pero además ha taponado la aparición de otro líder y otro discurso. Con sus 110 escaños, es un lastre. Y lo de este fin de semana no parece más que un 'rural meeting' para que los suyos saquen sus demonios.
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