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FRANCISCO JIMÉNEZ pjimenez@diariosur.es
Viernes, 18 de octubre 2013, 15:45
Sobre el papel, las barredoras mecánicas de Limasa deberían dar un repaso a las calles de los polígonos al menos dos veces por semana, la misma frecuencia establecida para que una brigada de operarios recorra la red viaria escoba en mano. Así figura en el plan de trabajo que la empresa de limpieza tiene acordado con el Ayuntamiento, pero una cosa es la teoría y otra bien distinta la práctica. Si los recortes de personal se están traduciendo en una merma del servicio en los barrios (especialmente visible en los más alejados del Centro), la situación tampoco es mejor en las áreas industriales, hasta el punto de que los empresarios se han visto obligados a costearse sus propios equipos de limpieza para suplir las carencias del servicio público y tener sus calles a punto. Lo que sí que funciona es la retirada de basuras, que se sigue haciendo cada tarde de lunes a viernes. Eso sí, las cubas de mayor tamaño sólo se vacían cuando están llenas.
El malestar en la quincena de áreas industriales ha ido 'in crescendo' en los últimos meses, y así se lo han hecho saber representantes de los polígonos al Ayuntamiento en una reunión que tuvo lugar hace unas semanas con los concejales de Medio Ambiente y Promoción Empresarial, Raúl Jiménez y Ana Navarro, respectivamente. «Lo único que pedimos es que se cumpla lo que tienen estipulado, porque los baldeos y los barrenderos brillan por su ausencia», se queja el presidente de la Asociación de Polígonos y Parques Industriales y Comerciales de Málaga (Apoma), Sergio Cuberos, quien asegura que «el servicio que presta Limasa es cada vez peor porque van quitando personal de una zona para tapar los huecos que dejan en otras».
Reorganización de la limpieza
Desde el Consistorio han cogido el guante y aseguran que se va a reforzar la limpieza en los polígonos aprovechando la necesaria reorganización del servicio que se va a acometer en Limasa cara al invierno. El objetivo es optimizar al máximo su plantilla, que perderá en torno a 160 operarios cada día hasta final de año al pasar a descansar el domingo y cualquier otro día de la semana en vez del fin de semana completo y no cubrirse sus huecos con trabajadores eventuales. El 'planning', que será desgranado esta mañana, consistirá básicamente en quitar personal en zonas donde en invierno sean menos necesarios (paseos marítimos, plazas...) para ponerlo en otros puntos donde la actividad sea mayor, tales como colegios y los parques empresariales.
En este sentido, desde el colectivo que agrupa a 14 parques de la capital y al Centro de Transportes de Mercancías recuerdan que al margen de que el mantenimiento de algunos polígonos esté recepcionado por el Ayuntamiento y en otros no, «las calles son de dominio público, así que la limpieza en un parque empresarial debe ser la misma que en el resto de la ciudad». Pero no lo es, tal y como atestiguan los propios trabajadores. «El barrido manual no se hace, salvo cuando se envían cuadrillas puntuales, ya que todos los servicios se realizan con vehículos, tanto la recogida de basura como la limpieza viaria», aseguran.
Pero no todo son críticas, por lo menos hacia los operarios de Limasa. «Es cierto que no se pasan todas las veces que deberían, pero cuando tenemos un problema puntual llamamos y suelen venir a solucionarlo. Entre eso y la labor de nuestra propia cuadrilla, el resultado es que nuestro polígono está limpio», asegura Antonio López, presidente de la entidad urbanística de conservación del Guadalhorce.
En cualquier caso, la realidad es que la contratación de operarios de mantenimiento y limpieza se ha ido generalizando, al haber pasado de ser un servicio complementario a una cuestión de pura necesidad. «No nos queda otro remedio si queremos presentar una imagen en condiciones», advierte Jorge Abril, administrador de las comunidades de propietarios de los polígonos Santa Teresa y Trévenez, quien precisa que el aspecto de los negocios «sería lamentable si no fuera por las cuadrillas que pagan de su bolsillo los propios comuneros». En términos similares se expresa la administradora de El Viso y La Huertecilla, Rocío Pereira, al criticar que «ni el baldeo ni el barrido existen, por lo que esas labores deben realizarla el personal que tienen contratado por los empresarios, con el sobrecoste que ello conlleva especialmente en estos momentos». En El Viso son cuatro los operarios que se encargan de la limpieza, una cifra que a su juicio «se queda corta, aunque la situación económica no da para más».
Malestar por la tasa de basura
A esta indignación se suma, como agravante, los mil euros que de media abonan cada año por la recogida de basura industrial, una tasa que consideran desfasada dado que la mayoría de negocios están obligados a reciclar y cada vez son más los que en la práctica apenas generan residuos. «Hay naves en las que la basura se queda en nada porque todo son cartones y plásticos que se envían para reciclar, pero aún así seguimos pagando un recibo en función de los metros cuadrados», expone Cuberos, quien precisa que «cuando surgen nuevas normas, como la que te obliga a reciclar, no tiene sentido pagar una tasa de basura industrial cuando el servicio es más propio de una basura doméstica».
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