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JUAN SOTO
Domingo, 13 de octubre 2013, 11:45
Los estudiantes que aspiran a sacarse el permiso de conducir durante el periodo estival se han topado con un ligero contratiempo. El repunte de inscripciones durante los meses de verano, unido a los recortes de personal que han sufrido la mayoría de las autoescuelas, han obligado a crear listas de espera previa a que los alumnos empiecen con las clases prácticas. En muchas escuelas, los aspirantes a obtener la licencia tipo 'B' deben esperar más de un mes antes de comenzar con la preparación para el examen.
Antonio Martín, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Málaga, confiesa que esta circunstancia se produce por los efectos de la crisis. Aunque asegura que «es un problema que se puede producir de forma puntual», explica que muchas escuelas «se encuentran al límite de profesores» después de que los instructores hayan sido despedidos. Estos retrasos -añade- pueden ser algo más notables en las pequeñas empresas que tienen un solo profesor tanto para la teoría como para la práctica.
Martín afirma que el sector no lo está pasando bien, y que en algunas escuelas han pasado de tener 60 profesores y siete coches a 15 instructores y un solo vehículo. «Pero el número de alumnos también ha caído; el carné de conducir no es algo necesario y es lo primero que se deja cuando hay que hacer recortes», justifica. En este sentido dice que en algunos municipios la caída de alumnos ha sido superior al 60%.
Para muchos alumnos, este retraso está suponiendo un serio contratiempo cara al comienzo del curso escolar. Jorge Santos ha tenido que esperar un mes y medio para comenzar las clases y ahora se ha visto con el problema de que tiene que compatibilizar la universidad con las lecciones. Aprobó la teoría a principios de agosto y comenzó las prácticas a mediados de septiembre. «No sé cómo lo voy a hacer, porque ahora he comenzado las clases en la universidad y casi no me queda tiempo para las prácticas», señala.
Jorge Rando, otro estudiante, asegura que lo peor de todo es que nadie informa de los tiempos de espera. Y menos, antes de apuntarse. Este joven, que se encuentra en lista de espera para comenzar las clases, dice que si le hubieran advertido de los retrasos se lo habría pensado mucho antes de inscribirse. «Tienes unos planes y se te rompen por estos retrasos». En su caso no es porque tenga que estudiar, sino porque lo necesitaba para trabajar. «Dije en mi empresa que tendría el permiso en octubre y no lo he podido cumplir».
Retrasos «habituales»
Desde las escuelas explican que se trata de retrasos habituales y no les dan mayor importancia. Rubén Galárraga, responsable de un centro de formación, advierte de que «agosto y septiembre son los meses de más trabajo y todo el mundo quiere sacarse el permiso en muy poco tiempo». En su caso dice que casi nadie debe esperar más de tres semanas, un periodo que considera «normal, porque los alumnos tienen que esperar a que haya un coche libre».
Este argumento no es compartido por los estudiantes afectados. Entienden que si en verano hay un repunte de actividad deberían contratarse a más profesores. Jorge Rando dice: «Estamos todo el día hablando de la crisis y de que no hay trabajo, pero cuando se necesitan profesionales cualificados, tampoco se contrata a nadie».
Mariano Alaseio, propietario de una escuela en la capital, ofrece otra clave para entender estos retrasos. Afirma que muchas escuelas «prefieren tener a los alumnos esperando, incluso arriesgarse a perder alguno, antes que contratar a otro profesor y tener que pagarle todos los meses». Por ello señala que «la crisis la padecen todos: los alumnos y los profesores».
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