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Juan Peña, en la sede del concesionario Garum Motor, que dirige. :: SUR
LA GRANIZADA

Juan Peña: «No me gusta conducir, esa es la verdad»

IGNACIO LILLO

Lunes, 29 de julio 2013, 12:58

S u vida profesional es un tanto paradójica: preside la Asociación Malagueña de Automoción (AMA), que agrupa a la mayoría de los concesionarios y talleres de la provincia. Además, es el gerente de Garum Motor, servicio Ford de la capital. Y, sin embargo, reconoce abiertamente que no le gusta conducir. Juan Peña, que cumplirá 38 años a finales de septiembre, nació en Ubrique (Cádiz), donde su padre tiene un conocido negocio de automoción. «Toda la familia nos dedicamos a los coches, los Peña no sabemos hacer otra cosa», sonríe.

-¿Le gusta conducir?

-A mí los coches no me gustan ni tampoco conducir, esa es la verdad. Pero no hay más remedio. La pelea con mi mujer los fines de semana es por quién lleva el coche, y ella es mejor conductora que yo.

-Entonces, ¿por qué el sector del automóvil?

-Se lo debo a mi padre, que me lo ha enseñado todo, incluso a saludar a un cliente. Siempre se ha desvivido por que una persona, cuando llegue al negocio, sea atendido rápido; por dar un buen servicio. Recuerdo que una vez en verano se levantó de la mesa sin comer para ayudar a un cliente que no le arrancaba. Siempre ha dicho que hay que tratar a la gente como quieres que te traten. Mi hermana trabaja con él en Ubrique y mi hermano en otro concesionario en Granada.

-Supongo que en vacaciones, nada de rutas por carretera.

-No viajo en coche, salvo que sea cerca. Prefiero el tren y el avión, estar tranquilo y desconectar. Me encanta viajar, aprendes mucho.

-¿Cómo acaba en Málaga?

-Hice Económicas en Sevilla y luego un MBA específico en gestión de concesionarios que organizaban Ford España y la Universidad de Valencia. A cada alumno lo apadrinaba un concesionario, y mi padrino fue Pepe Bustillo, del concesionario de la marca en Vélez-Málaga. A parte del curso aprendí mucho con él. El máster me cambió la vida porque allí conocí a una malagueña de Benalmádena y eso hizo que me viniera a vivir aquí.

-¿Y cómo llega hasta el puesto de gerente de su concesionario?

-Primero, me ofrecieron irme con filiales de Fiat, y eso me dio la oportunidad de trabajar con la persona que más sabe de gestión de concesionarios en España, Javier Montesino, en Sevilla. Allí estuvimos cuatro años, pero cuando íbamos a tener el primer niño (Juan, de seis años) ella pidió que volviéramos a Málaga (tiene otro hijo, Miguel, de dos). Al volver a Málaga pasé primero por un concesionario de BMW y en enero de 2008 el grupo Nieto-Adame me dio la oportunidad de incorporarme al proyecto, gracias a Joaquín Nieto, un emprendedor nato que se desvive por las empresas y el mundo del automóvil, con mucho empuje y visión de negocio.

-En plena crisis...

-Dicen que hay que hacer tres planes de empresa: el optimista, el conservador y el pesimista; y este se quedó corto, porque el mercado cayó hasta un tercio del que había entonces. Pero ahí estamos, muy enfocados a la posventa, la mecánica, a la carrocería y al coche usado. Gracias a eso vamos tirando. Tengo la suerte de tener a Ignacio Hereza y su equipo, que se desviven por la gente desde la recepción. a Luis Ortigosa, jefe de taller, muy joven pero con gran capacidad de solucionar problemas y un conocimiento brutal. A Antonio Salazar, en recambios, que conoce muy bien los sistemas y el almacén. Y en el área comercial, a Ricardo Gómez, que es un experto y un referente en Málaga.

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