
Los espíritus se asoman al Cortijo
El artista, que ha ganado varios premios locales a nivel 'amateur', inspira una de las fotografías en la leyenda del fantasma del Cortijo Miraflores Un total de 23 fotomontajes reivindican la existencia de un mundo invisible a los ojos
NIEVES CASTRO
Miércoles, 27 de febrero 2013, 12:43
La gente que presume de ser marbellí de pura cepa ha escuchado la historia en la barra del bar, en la consulta del médico o en el zaguán de la parroquia. La leyenda de una niña pequeña perdida por los pasillos del Centro Cultural Cortijo Miraflores, per secum seculorum, corre como la pólvora por la ciudad desde hace años. La historia ha tomado corporeidad en una foto color sepia que se expone, precisamente, al abrigo de los muros de dicha casona. La foto, manipulada con programas informáticos, no es más que un guiño artístico con el que José Miguel Lima ha querido homenajear al mito urbano al que algunos atribuyen total credibilidad.
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La instantánea no desentona junto a las otras 22 fotografías de la serie y ante las que igualmente se hiela la sangre del espectador. Arrieros de otra época por mitad de una moderna Ricardo Soriano o mujeres enlutadas de cuello a pies, víctimas de la tragedia del hambre y una guerra, frente a un muy actual comercio cerrado con la palabra liquidación en el escaparate saludan al visitante que estos días se acerque al Cortijo Miraflores.
'Ellos siguen ahí' es el título de una exposición fotográfica en la que Lima ha puesto todo su talento y dos años de trabajo. El resultado es una muestra en la que gentes que vivieron en Marbella entre finales del siglo XIX y mediados del XX vuelven a la vida en calles y parajes tal y como son hoy día. La manipulación informática forma parte de cada una de las imágenes con maestría. No en vano, el autor, un fotógrafo 'amateur', premiado a nivel local en varios certámenes, ha dedicado unas ocho horas de trabajo frente al ordenador por cada fotografía.
Aunque lo realmente complicado fue reunir el material. La localización de fotos antiguas en álbumes familiares consumió buena parte de sus energías. A partir de ahí localizó los escenarios naturales donde esas fotos habían sido tomadas para captar el ángulo preciso y montar, mediante la manipulación informática, ambas imágenes.
La caza de la foto actual a partir de la cual montar la antigua no estuvo exenta de anécdotas. «Hubo ángulos complicados de emular porque me tenía que subir a balcones que a lo mejor ya no existían», explica Lima. Este apasionado del mundo del misterio cuenta con frustración que lo extraño siempre le ha sido esquivo, incluso durante la preparación de esta exposición. «Ya me hubiera gustado que me pasara algo», dice. Reconoce que las pocas personas vivas que salen estas fotografías tampoco le han perturbado. «Nadie se ha molestado, al revés, se han sentido halagados».
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La exposición, un homenaje a la existencia de un mundo invisible a los ojos, tiene una segunda intencionalidad, reivindicar la «valentía» de aquellos marbelleros que no abandonaron su tierra en la posguerra y «permanecieron en ella -afirma Lima- pese a la falta de perspectivas». «Dedicado a las gentes que, por no poder o no querer, nunca abandonaron su tierra», reza el folleto anunciador de la exposición. Los visitantes tienen hasta el próximo miércoles para recoger e interpretar el doble mensaje lanzado por el autor.
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