En busca de la Blanca Paloma

El Rocío está ya más cerca para los más de 600 romeros de la Hermandad de Málaga que ayer se pusieron en marcha rumbo a la aldea almonteña. «Vamos muy ilusionados, alegres y con muchas ganas de ver a la Virgen del Rocío. Van a ser unos días maravillosos, en los que disfrutaremos tanto con el silencio del camino como con las charlas en las acampadas», manifestó el presidente de la Hermandad de Málaga, Ricardo Gómez. Un total de 62 carriolas y 614 personas hacen el camino con esta hermandad. En la ansiada meta les espera la Blanca Paloma.

Los rocieros comenzaron su andadura tras una misa celebrada en la parroquia de la Purísima. Los vivas a la Virgen del Rocío, al Pastorcillo Divino y a la Madre de Dios se mezclaron con el sonido de los cohetes y el ritmo marcado por las flautas y tambores rocieros. La mañana malagueña se llenó del olor de las marismas.

El simpecado de la hermandad y las carriolas abandonaron el barrio de Gamarra para dirigirse al Centro de la ciudad y, seguidamente, al Santuario de la Victoria para hacer una ofrenda floral a la Patrona de Málaga. En el itinerario seguido desde la parroquia de la Purísima hasta la Victoria, la carreta del simpecado fue saludada por diversas cofradías de pasión y gloria, con sus guiones corporativos al frente. Especialmente emotivo fue el paso de la comitiva por la calle Trinidad, donde está su casa hermandad.

Una novedad de este año se produjo cuando el simpecado llegó al convento de las Hermanas de la Cruz, en la plaza de Arriola. Las monjas salieron del edificio religioso y, a pie de calle, cantaron junto a la carreta en vez de hacerlo tras las celosías. «Ha sido un momento muy bonito, que agradecemos mucho», afirmó Ricardo Gómez.

Acto en la Victoria

Una quincena de caballistas abrían el cortejo rociero. Tres de los jinetes llevaban el guión de la Hermandad de Málaga, el banderín del camino y el guión de la Hermandad de Torre del Mar, que junto a la Asociación Rociera de Torremolinos, acompaña en el camino a la Hermandad de Málaga. Los vivas y los cohetes se escucharon más fuertes al llegar la comitiva al Santuario de la Victoria. Los 18 piteros de la Escuela de Piteros de Málaga, que dirige Antonio Ortigosa, redoblaron sus esfuerzos en el toque de la flauta y el tambor. El hermano mayor de la Hermandad de Santa María de la Victoria, Francisco Toledo, recibió a los peregrinos. En el interior del templo se celebró una ofrenda floral a la Patrona de Málaga y hubo unos rezos para pedir por el buen desarrollo del camino.

Tras el acto en la Victoria, la comitiva se dirigió a Martiricos, donde hubo una parada para reponer fuerzas. Luego, la carreta del simpecado y las carriolas abandonaron la ciudad. Las carriolas iban tiradas en su mayoría por tractores. A la carreta del simpecado le quitaron los bueyes y se le puso un patín o batea para que fuese a un paso más rápido por la carretera. La hermandad hizo noche en Almargen.

Por su parte, también está en el camino la Hermandad de La Caleta, que hizo noche el viernes en Martiricos y por la mañana se dirigió hacia la localidad de Pruna.