FÚTBOL

Adiós a Chus Pereda, un héroe de la primera Eurocopa española

El que fuera futbolista internacional y después seleccionador de las categorías inferiores fallece a los 73 años víctima de un cáncer

AMADOR GÓMEZ

Miércoles, 28 de septiembre 2011, 03:33

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Futbolista del Real Madrid y el Barcelona, seleccionador nacional y héroe del primer gran título conquistado por España. Chus Pereda, autor del 1-0 en la final de la Eurocopa de 1964 contra la Unión Soviética y asistente 'invisible' de Marcelino en el gol de certificó la histórica victoria, falleció ayer a los 73 años víctima de un cáncer que él mismo desveló hace cuatro meses que padecía, tras la última Liga de Campeones ganada por el Barça en Wembley. El Nodo le birló el pase a Marcelino porque el operador no grabó la jugada completa, no captó el centro de Chus Pereda, y en la sala de montaje se trucaron las imágenes y se concedió a Amancio esa asistencia que supuso el 2-1 definitivo y valió la corona continental.

A Jesús Pereda se le robó gran parte de la gloria de la Eurocopa, hasta que, gracias a Eurovisión, se reconstruyó la jugada y por fin se le adjudicó ese «mal centro» a Marcelino, como él mismo lo calificaba. Sintió «impotencia» durante muchos años, porque cuando veía esas imágenes en el cine con su novia, que sería su mujer, le tenía que insistir en que el pase a Marcelino era suyo, «pero era una época en que todo era difícil».

Era más 'culé' que 'merengue', aunque siempre destacaba estar agradecido al Real Madrid por haberle dado la oportunidad de debutar en Primera División, con 18 años. También conquistó la Copa de Europa de 1958 con el Madrid de Di Stéfano, Gento, Kopa y Rial, pero su equipo desde pequeñito era el Athletic. El primer partido que vio fue uno que disputó el conjunto bilbaíno contra el equipo húngaro de Puskas. En su pueblo, Medina de Pomar, del que es hijo predilecto, vivían muchos vascos y tiraba mucho el Athletic. Sin embargo, nunca pudo defender sus colores, «por ser de Burgos». Comenzó a jugar en el Alcázar de Medina, pero se crió deportivamente en Bilbao, y en concreto en el Indautxu, desde el que dio el salto al Real Madrid, con el que solo estuvo una temporada, pero aparte de ser campeón de Europa, ganó el único título de Liga de su palmarés. Tras pasar por el Valladolid y el Sevilla, este media punta e interior que no tenía reparos en pedir permiso al entrenador de turno para fumarse un cigarrillo, fichó por el Barça: dos Copas y una Copa de Ferias. Fue el equipo que marcó su trayectoria y en el que despuntó, en una carrera en la que se vio perjudicado por las lesiones. Cuando le dieron la baja en el Barça, el 15 de junio de 1969 (su 31º cumpleaños), se pasó tres días llorando.

Optimista por naturaleza

Sin embargo, cuando se le comunicó este año que sufría cáncer, lejos de hundirse, lo aceptó con toda naturalidad, convencido de que la enfermedad no lo derrotaría. Optimista por naturaleza, tras ser operado del intestino afrontó los tratamientos de quimioterapia y radioterapia con vitalidad. Hace solo cinco días que Luis Suárez, la estrella de la España del 64, habló con él, y al futbolista gallego nada le hizo pensar en un desenlace fatal tan inminente.

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Como seleccionador de las categorías inferiores y ayudante de Vicente Miera en la absoluta, por sus manos pasaron muchas de las figuras del fútbol español (Butragueño, Míchel, Martín Vázquez, Guardiola o Zubizarreta). En una de sus últimas apariciones en la Ciudad del Fútbol, a finales del pasado año, durante el homenaje a los campeones del mundo y a todos los internacionales de la historia, fue uno de los principales protagonistas y mientras recorrían el Museo de la Federación y veían imágenes y fotos de la Eurocopa de 1964, sus excompañeros todavía proclamaban casi a gritos junto a él que el mérito del pase a Marcelino era de Pereda.

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