Guías turísticos sin barreras

El profesor encargado de impartirlo es todo un experto en turismo y relaciones laborales, el joven nerjeño Diego Mansilla, quien ha completado estudios universitarios superiores de estas dos materias. «Es un grupo muy heterogéneo, pero tengo que destacar que estamos haciendo un gran esfuerzo de integración para que todos se sientan motivados y aprendan dentro de sus posibilidades», comenta el docente, quien explica que las clases se iniciaron el pasado 13 de junio y tienen una duración de cinco meses, hasta el próximo 2 de noviembre.

Las sesiones, que conjugan la parte teórica con la práctica, se imparten en las dependencias del Centro Cultural Villa de Nerja, en horario de 9.00 a 14.00 horas, de lunes a viernes. En el primer mes, los participantes ya han podido realizar incluso dos salidas al exterior para poner en práctica y comprobar sobre el terreno los conocimientos que Mansilla les intenta transmitir. Así, un día dieron un paseo por el centro de la localidad del Balcón de Europa, visitando el emblemático mirador sobre el Mediterráneo y las calles más típicas, como Pintada, Carmen o Granada, además de las plazas Cavana y de España.

Participativo

«El curso está siendo muy interesante porque el profesor intenta que participemos al máximo y que pongamos en práctica nuestros conocimientos», asegura Mari Carmen Guerrero, de 52 años, una de las alumnas. Junto a ella, el menor del grupo José María Cerdera, de 19 años, explica que se lo pasó «muy bien» en la visita que hicieron a la vecina localidad de Frigiliana, donde fueron atendidos por la concejala de Turismo, María José Caravaca (PA), quien les enseño el pueblo.

«Queremos seguir programando más actividades fuera, pero estamos pendiente de las autorizaciones», señala el docente del curso, quien confía en que una vez que los quince alumnos completen el programa, dentro de sus posibilidades, puedan conseguir encontrar un empleo.

«La situación está muy complicada, y más para nosotros, pero pienso que deberían darnos también una oportunidad», precisa Ana Guerrero, que trabajó durante catorce años de camarera de pisos en un hotel de la localidad.