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POR RAFAEL CORTÉS FOTOS: ANTONIO SALAS
Sábado, 19 de febrero 2011, 11:23
La de José Fernández 'Lito' es la historia de un éxito en el mundo de la creación: el triunfo de un músico que ha logrado hacer lo que le gusta, que es tocar la guitarra; vivir de ello y, al mismo tiempo, elevar el blues a la categoría de arte, obteniendo el respeto en este ámbito a nivel nacional e internacional. Y es que el guitarrista malagueño, que anoche abarrotó el Teatro Echegaray con su banda en un singular homenaje a Eric Clapton, ha recorrido Europa junto a artistas como Richard Ray Farrell, Big Jack Johnson o Luther Allison.
Músico autodidacta con cuarenta años de experiencia sobre los escenarios, Lito confiesa que nunca le gustó demasiado estudiar. De hecho, a menudo hacía novillos para irse con su hermano a tocar la guitarra. «Siempre he sido un poco vago», reconoce, aunque cuando se trata de hacer música todo cambia.
Lito nació en 1953 y a los doce años empezó a hacer bolos con su hermano y el grupo en el que éste tocaba el bajo, Los Tonardos.
A pesar de su pasión por el instrumento de cuerdas, a él le hubiera gustado ser percusionista; de hecho se considera «un batería frustrado». Y es que en esta disciplina también ha hecho sus pinitos el músico, que explica que el apodo artístico de 'Lito' se lo pusieron con quince años, cuando entró a formar parte de un nuevo grupo junto a Diego Guzmán. «Todos tenían mote y a mí me pusieron Joselito, y de ahí salió después lo de Lito».
El disco de Jimi Hendrix que le regaló su hermano le abrió los ojos al universo del blues, tal y como reconoce: «Yo solo conocía por aquel entonces a los Beatles, a los Rolling y a Manolo Escobar y otros artistas españoles del momento, pero Hendrix supuso para mí entrar en otra historia».
El blues ya era para él lo más importante, pero en aquellos años 60 había que buscarse la vida de alguna manera y las orquestas fueron la vía de salida para los jóvenes músicos que trataban de despuntar en el panorama artístico. A José Fernández 'Lito' no se le cayeron los anillos a la hora de actuar en hoteles de la Costa del Sol, facultades y allá donde lo llamaban: «Ahí es donde estaba la oportunidad de ganar dinero, actuando en las ferias de los pueblos y en otros sitios y allí estábamos», confiesa orgulloso. «Por lo menos estaba tocando la guitarra, que además es lo que más me ha gustado siempre. Soy un privilegiado».
Tras su primera experiencia artística, Lito pasó por bandas como El Búho, Gran Pamela, Jamaica, Conditional Freedom, La Zarzamora, Tabletom, Malaka... hasta que montó la Lito Blues Band, que ha pasado por un sinfín de etapas y cambios en su formación hasta llegar a la actualidad en plenas facultades. De hecho, el grupo trabaja en un nuevo disco, en este caso con temas propios.
Pero la Costa se le quedaba pequeña a un músico de su talla y en los años 80 montó un grupo con el guitarrista de Aretha Franklin, con el que hizo una gira de conciertos en Suiza.
Luego Lito se fue a Europa con su amigo Richard Ray Farrell, famoso guitarrista de blues norteamericano, y también hizo una gira con Big Jack Johnson por Alemania, Italia, Austria y Francia... pero la patria chica le tiraba mucho, así que a comienzos de los 90 volvió a España y, en vez de buscar mayor reconocimiento en la capital, regresó a su tierra natal, donde vive haciendo lo que más le gusta, con su pareja, con sus amigos, con su gente: «Me encanta estar en casa y la vida familiar -confiesa-, se vive muy a gusto así, porque estás metido en un mundo fascinante, conoces a músicos y a gente del mundo del arte, pintores, poetas, novelistas, y eso te enriquece».
Pero además de ser un maestro con la guitarra -ahora maneja una que le ha hecho el luthier malagueño Enrique García, «que no tiene nada que envidiarle a la Fender de Clapton»-, Lito imparte su magisterio entre los más jóvenes. Y es que aunque solo estudió cinco años en el Conservatorio porque la enseñanza no le convencía, él da clases particulares en su casa a jóvenes interesados en el arte del blues y recorre los institutos de la provincia ofreciendo conciertos didácticos junto a los miembros de la banda malagueña Anomia Blues Band.
«A los chavales les encanta, porque no tienen ni idea de lo que van a ver, pero cuando llegamos con las guitarras y la batería alucinan. Les contamos la historia del género y les recordamos que la música de ahora viene del blues. Es lo mejor para que los niños escuchen otro tipo de música que no sea la que ponen en las radiofórmulas, aunque por la mañana no es buena hora para tocar blues», se queja.
Buena forma de sortear la crisis y los problemas del mundo de la música, que Lito sobrelleva trabajando cada día más: ensayando, componiendo, haciendo 'bolos', dando clases y buscándose la vida.
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