Los servicios forman uno de los sectores más afectados por la economía sumergida. :: SUR
MÁLAGA

Los autónomos soportan la competencia de 30.000 malagueños que trabajan sin declarar

Desempleados y profesionales que se dan de baja en el RETA a causa de la crisis engrosan las filas de la economía sumergida

NURIA TRIGUERO

Miércoles, 24 de noviembre 2010, 09:12

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La lucha por la supervivencia es más dura que nunca en el terreno empresarial y, para colmo, no todos los que compiten cumplen las ... reglas del juego. La crisis ha disparado el número de malagueños que realizan trabajos por cuenta propia en la economía sumergida, ejerciendo una competencia desleal hacia los profesionales autónomos. Así lo denuncian las asociaciones que representan a este colectivo.

Según las estimaciones del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, la economía sumergida en Málaga representa un 22,6% de su Producto Interior Bruto; porcentaje que, según el secretario general de dicha organización, José María Mollinedo, se eleva al 30% en el caso del colectivo de los autónomos. Siguiendo sus cálculos y teniendo en cuenta que el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) tiene casi 94.000 afiliados en la provincia, se concluye que alrededor de 28.000 personas estarían desempeñando actividades por cuenta propia sin declarar.

Se estima que este nutrido colectivo de profesionales que operan al margen de la Seguridad Social y el fisco está formado fundamentalmente por autónomos que han dejado de pagar sus cuotas al ver mermado su negocio por la crisis y por parados que, cobrando o no una prestación por desempleo, realizan trabajos por cuenta propia 'en B'.

En este sentido, recientemente la Asociación Nacional de Empresarios y Profesionales Autónomos (Asnepa) ha dado a conocer una encuesta que desvela que el 82% de los autónomos sin trabajo recurre a la economía sumergida para sobrevivir. La falta de un subsidio por desempleo como el que existe para los trabajadores por cuenta ajena -recientemente se ha creado una prestación por cese de actividad para los autónomos pero no podrá solicitarse hasta dentro de un año- les empuja, según la citada organización, a ofrecer sus servicios en el mercado de manera ilegal para poder mantener a sus familias.

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En lo que va de año en la provincia, más de 18.000 autónomos se han dado de baja en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Y sólo el 20% de estas bajas son por jubilación o incapacidad, según el vicepresidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) Andalucía, Rafael Amor. El resto corresponde a profesionales que se han visto acuciados por las deudas o por la bajada de actividad, viéndose obligados a echar el cierre.

Víctimas y verdugos

El problema viene cuando algunas de estas víctimas de la crisis empiezan a representar una competencia desleal para los que siguen aguantando en el terreno de juego. «Frente a los que pagan sus impuestos religiosamente, hay personas que están circulando impunemente por todos los rincones con negocios 'piratas'. Y se están incrementando muchísimo, a juzgar de las llamadas que recibimos de nuestros asociados», denuncia Rafael Amor.

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El fraude que cometen los que realizan trabajos por cuenta propia sin declarar es triple: a la Seguridad Social, al IRPF y al IVA. Además, en los sectores donde su incidencia es alta provocan un problema añadido: tiran los precios a la baja. «El problema es que las inspecciones se vuelcan en los que operan legalmente, que son los que tienen una sede física: hosteleros, comerciantes... Pero nadie hace nada para perseguir la competencia desleal de los que ofrecen sus servicios bajo cuerda», opina el vicepresidente de ATA.

Esta organización ha presentado ante el Parlamento andaluz una serie de propuestas para ayudar al colectivo de autónomos, entre las que figuran algunas para luchar contra la economía sumergida. «Proponemos llegar a convenios con las corporaciones locales para establecer un mayor control de la Policía Local sobre las actividades por cuenta propia», explica Rafael Amor, quien denuncia que en los núcleos de población pequeños «a los que operan de forma fraudulenta se les conoce con nombre y apellidos».

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Según Gestha, el sector que sigue estando a la cabeza del fraude fiscal es la construcción. De hecho, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria es la razón por la que el índice de economía sumergida de Málaga -22,6%- se sitúa ahora por debajo de la media nacional, cifrada en el 23,3%. «Le siguen el sector servicios y la industria. Por último irían la agricultura y la ganadería, aunque en cuanto a utilización de mano de obra irregular están en primer lugar», afirma José María Mollinedo.

Pese al aumento de trabajadores individuales que se pasan a la economía sumergida, el secretario general del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda destaca: «No debemos perder de vista que la parte del león del fraude no la hacen los autónomos, que lo que hacen es sobrevivir, sino las grandes empresas».

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Empresarios 'mileuristas'

Mollinedo llama la atención sobre un indicador clave para entender hasta qué punto el fraude está incardinado en el comportamiento de la empresa española: los empresarios siempre declaran a Hacienda menos dinero que los asalariados. De hecho, la media de lo que declaran a Hacienda los que tributan en módulos (que son los que facturan menos de 450.000 euros) es de 12.149 euros; 10.202 en el caso de los que están en régimen de estimación directa (profesionales liberales y los que facturan más de 450.000 euros). «Sobre el papel, serían menos que mileuristas», apunta Mollinedo.

En Málaga, los trabajadores asalariados declaran como media 7.591 euros más al año que los empresarios que tributan por estimación directa y 5.644 euros más que los que siguen el sistema de módulos. «Estas diferencias no se deben a la crisis económica. Es una constante que se repite desde que se creó la Agencia Tributaria y que se ha acrecentado con los años», apunta el secretario general de Gestha, que añade otro dato: el desplome recaudatorio del Impuesto de Sociedades alcanza el 50% desde que comenzó la crisis.

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