CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El rondeño Luis Ramírez abre la puerta grande de la Real Maestranza

Los locales José Antonio González y Sergio Páez cortaron una oreja del paisanaje, mientras gustó Antonio Santana, de Málaga

ANTONIO ROCHE

Sábado, 4 de septiembre 2010, 03:30

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Seis representaciones de escuelas taurinas andaluzas. Tres de Ronda, uno de Málaga, otro de Granada y uno de Camas (Sevilla). Cuatro maneras de enseñar y aprender el toreo, y una sola forma de interpretarlo. Seis oportunidades para ofrecer un abanico variado, pero nos quedamos con el mecanismo de derechazos y naturales, verónicas irregulares y un abuso de los quites por caleseras. Eso es lo que nos deparó la novillada sin picadores que tuvo lugar en el templo de la tauromaquia, es decir, en la Real Maestranza de Ronda, que se cubrió en poco más de un cuarto.

Los hermanos Núñez, de la ganadería de La Palmosilla, pueden sentirse satisfechos del juego ofrecido por sus novillos, muy bien presentados. Los tres primeros querenciados en tablas, el excelente quinto tuvo clase y el sexto, el peor del encierro. Todos repitieron que se comían los engaños. Varios fueron aplaudidos en el arrastre.

Ante jóvenes de corte muy similar entre ellos, destacó el rondeño Luis Ramírez, que tiene una personalidad muy definida: parecerse a Javier Conde. Y lo consigue hasta en la forma de vestirse o peinarse. Tiene mérito el torero malagueño que le salga tantos discípulos. Luis Ramírez toreó bien con el capote y ejecutó una media mejor, lástima que fuerce tanto la figura. El chaval llevó una cuadrilla de lujo: Cándido Ruiz, un maestro en la lidia con el capote, y Trujillo, un excelente rehiletero, conociendo como nadie los terrenos del toro.

Faena discontinua

Ramírez brindó su faena a Gabriel Fernández, que fuera presidente de la Maestranza sevillana. Bajo los acordes del pasodoble 'Pepe Conde', de Andrade, interpretado por la banda de música de Cuevas del Becerro, dejó muletazos con cierta enjundia. La ligera brisa le molestó en algunos compases y en otros, la tendencia del novillo a irse a cada pase. Por este motivo, la faena no alcanzó continuidad. Dejó una estocada caída. Una oreja hubiese sido suficiente premio, pero el presidente del festejo, Manuel Baena, barrió para casa y concedió los dos apéndices.

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También se mostró generoso Baena a la hora de premiar a los otros dos rondeños, José Antonio González y Sergio Páez, ambos con una oreja. Al primero le tocó el mejor novillo, que no se cansaba de repetir. El chaval no se terminó de acoplar a la franca embestida de la res. Su mejor momento fue cuando toreó con la derecha de forma desmayada. Metió un espadazo trasero aprovechando el viaje del animal y otro también al encuentro. Le dieron una orejita, momento que aprovechó su amigo Manu para lanzarle un gallo de plumaje exótico.

Antonio Santana, de la Escuela Taurina de Málaga, dejó buena impresión en el coso maestrante. Nos gustó esa actitud de replicar a González también en un quite por caleseras. Hizo lo mejor de la tarde, sobre todo con la mano izquierda. Se le vio más placeado que a sus compañeros de cartel. Anda mal con el acero: bajonazo trasero y pinchazo hondo trasero y contrario. El público premió sus buenas formas con una ovación, que él recibió desde el tercio.

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Igual balance que Santana tuvieron Cristian Chia, de Camas (Sevilla), y José David Gómez de Granada. El novillo del primero tuvo codicia y quería comerse la muleta. Chia no acabó de estar a gusto con el de La Palmosilla. Lo pasaportó de pinchazo y estocada caída.

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