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MARINA MARTÍNEZ
Jueves, 29 de abril 2010, 03:45
Llevaba un buen aval Luis Rosales (Granada, 1910-Madrid, 1992) cuando aterrizó en Madrid. Dos cartas de presentación de Federico García Lorca dirigidas a Jorge Guillén y Pedro Salinas le abrieron las puertas de 'Los cuatro vientos' -revista en la que publicó sus primeros poemas- y las del círculo literario de la capital. Empezaba la década de los treinta. Habría que esperar a 1935 para ser testigo de su primer libro de poemas, 'Abril', de la mano de la prestigiosa Ediciones del Árbol, de la revista 'Cruz y Raya'. A finales de los 40, marcaría un punto de inflexión en la poesía española, rompiendo con la retórica oficial con 'La casa encendida'. Dos de los títulos más significativos de una obra que no sólo transitó por la poesía, también por el ensayo, con trabajos como 'Cervantes y la libertad' o 'Pasión y muerte del Conde de Villa Mediana'. Colaboró en algunas de las publicaciones literarias más importantes de su tiempo, caso de 'Escorial' y 'Cuadernos hispanoamericanos'.
Premio Cervantes y académico de la Lengua, Luis Rosales no es, sin embargo, uno de los autores españoles más leídos. «Su obra poética no ha gozado hasta ahora de los niveles de difusión que le corresponderían por su indudable calidad literaria», considera el poeta y profesor José Carlos Rosales. Para romper con ello, el sobrino del escritor granadino ha abanderado la reivindicación de su figura como comisario de 'Luis Rosales. Discípulo del aire', una exposición que organiza la Consejería de Cultura en homenaje al poeta en el centenario de su nacimiento y que viaja por toda Andalucía en el marco de los actos dedicados a Rosales, considerado Autor del Año 2010. En Málaga, la muestra se puede visitar en el Centro Andaluz de las Letras (CAL) hasta el 28 de mayo. Quien se pase por allí, tendrá la oportunidad de recorrer cronológicamente la vida y obra de Rosales y su relación con otros poetas (Lorca, Guillén, Ridruejo o los hermanos Panero, por ejemplo), a través de una veintena de paneles que incluyen desde fotos, poemas, cubiertas de libros y dibujos hasta documentos personales, como su expediente universitario o las calificaciones en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid -envidia de muchos estudiantes, por cierto-.
Más allá de la posguerra
Una forma de recordarle, pero también de redescubrirle. «Había que sacarle de esa contracrítica en la que cayó en los años cincuenta y esa etiqueta de poeta familiar, intimismo religioso y rehumanización, situarlo ahí difumina su obra», aclaró José Carlos Rosales, en referencia a un autor que no se queda en la posguerra. Es más, según su sobrino, «a partir del 79 publica la mitad de su obra». De ahí que pueda ser considerado más un poeta de los 80, cuando realmente «alcanza una dimensión de auténtica calidad», apuntó el coordinador general del CAL, Julio Neira. A su juicio, «se ha ejercido una injusticia histórica sobre Luis Rosales; la Guerra Civil oscureció su trayectoria y la calidad de su obra».
Él mismo decía: «Me moriré cualquier día siendo un escritor en ciernes». Y es que, según José Carlos Rosales, en el propio título de la exposición, 'Discípulo del aire', está la clave: «Por un lado, refleja su actitud de humildad de reconocerse siempre como un filólogo y ensayista que podía aprender de los demás, y, por otro lado, en permanente atención a lo que cambia, a lo que surge, con esa constancia de ser fiel a su entorno». Así lo dejaba ayer patente el profesor granadino durante la presentación de la muestra, a la que también asistieron el hijo del homenajeado, Luis Rosales Fouz, así como otros familiares afincados en Málaga.
Tras recordar sus días de niñez en Pedregalejo, Rosales Fouz animó a leer poesía «sin prisa ni miedo». «Mi padre me enseñó que en la vida hay que ser agradecido y lo he aprendido», aseguró en gratitud a un reconocimiento que se completa con la edición de un catálogo con estudios de expertos como Luis García Montero o Pere Gimferrer, y la publicación de la antología 'Ayer vendrá. Poemas escogidos (1935-1984)'. Después de su periplo por las capitales y municipios andaluces, la muestra viajará a Bucarest y La Habana.
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