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Entre sus padrinos, los nuevos doctores honoris causa Brian Harris –izquierda– y Miguel Sáenz Sagaseta. ÑITO SALAS
Los traductores Sáenz Sagaseta y Brian Harris, honoris causa por la Universidad de Málaga

Los traductores Sáenz Sagaseta y Brian Harris, honoris causa por la Universidad de Málaga

El rector, José Ángel Narváez, destaca la vocación humanística de la UMA con estas nuevas incorporaciones

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Miércoles, 19 de febrero 2020, 21:57

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Los traductores Brian Harris y Miguel Sáenz Sagaseta han sido nombrados doctores honoris causa por la Universidad de Málaga, a propuesta de la Facultad de Filosofía y Letras, en un acto que tuvo lugar ayer tarde en el Rectorado de la UMA. El profesor Víctor Fernández destacó que son los dos primeros honoris causa propuestos desde el departamento de Traducción e Interpretación. De Miguel Sáenz Sagaseta afirmó que «cautiva la hondura, la erudición y el alcance de sus escritos sobre traducción literaria». Lo calificó de «campeón de la unidad de la lengua a ambos lados del Atlántico» y dijo que «encarna los ideales ilustrados de la universidad pública del siglo XXI».

La profesora María Gracia Torres ejerció de madrina en el caso de Brian Harris. Destacó que la gran aportación del nuevo honoris causa a los estudios de traducción e interpretación «ha sido la traducción natural, la capacidad para traducir», y «gracias a Brian Harris la traducción e interpretación no profesional empieza a recibir el reconocimiento que se merece dentro de los estudios de traducción».

Miguel Sáenz Sagaseta se refirió en su discurso a la «nobleza de la traducción» y comentó anécdotas con algunos de los autores con los que ha trabajado, como el caso del alemán Günter Grass, que reunía a los traductores de sus obras para aclararles dudas y del que se consideró un buen amigo. Sobre el futuro de la traducción, afirmó que no le preocupa que con la inteligencia artificial las máquinas puedan traducir como personas, sino que «las personas empiecen a traducir como máquinas».

Brian Harris, londinense emigrado a Canadá, agradeció un nombramiento que consideró «una buena forma de terminar mi carrera después de 50 años». Dijo que había encontrado una Málaga «muy diferente a la que vi en mi anterior visita, en 1953», y en su discurso desarrolló su teoría de la interpretación innata o capacidad natural para traducir, como la que tienen los niños o las personas bilingües, que pueden llegar a traducir gracias a la intuición y el hábito.

El rector, José Ángel Narváez, subrayó que la UMA reconoce el papel que los traductores han tenido a lo largo de la historia como herramienta esencial en la transmisión del conocimiento. «Por primera vez en su historia, la Universidad de Málaga se enriquece con el talento y el prestigio de dos nuevas voces que subrayan nuestra vocación humanística». Según Narváez, «los traductores fueron en sí mismos un ejemplo de interculturalidad y de tolerancia en un tiempo de conquistas, reconquistas y guerras de religión». Ahora, desde la universidad, «ya no podemos entender al traductor como mero transmisor entre dos lenguas, sino como un especialista multicultural que traslada, que recrea desde una cultura de origen hacia otra cultura de destino». A ambos agradeció haber aceptado entrar a formar parte del claustro de la UMA, porque «desde su trabajo podemos seguir reivindicando y defendiendo desde las universidades públicas la necesidad y la importancia de las Humanidades para hacer una sociedad más fuerte y con mejor futuro».

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