José Ángel Narváez: «Hago alguna escapada, pero improvisada; no soy de planificar las vacaciones»

–La Universidad ha colgado este mes de agosto el cartel de cerrado por vacaciones. ¿Puede hacer lo mismo el rector?

–Mi intención es poder desconectar, porque eso es sano para todos, incluyendo la institución.

–¿Es usted de los que planifican las vacaciones con antelación?

–Inicialmente voy a hacer unas vacaciones de descanso absoluto y de desconexión. A veces sí hago alguna escapada, pero sobre la marcha, algo improvisado, nada programado.

–¿Un lugar ideal de vacaciones?

Málaga, sin duda. No hay un lugar mejor.

–¿Qué lecturas ha preparado para este verano?

–Como siempre, tengo una cantidad de libros que no me va a dar tiempo a leer. Mucha novela, sobre todo latinoamericana.

–La prensa, ¿imprescindible también en verano?

–Sí, por supuesto, la prensa también hay que leerla en verano.

–¿Papel o digital?

–Papel, a mí la prensa me gusta en papel.

–Y, ¿dónde le gusta leer los periódicos?

–En la playa, sentado en una hamaca. Si es posible con una cerveza fresquita. Pero normalmente la leo por la mañana bien temprano, así que suele ser con un buen café, que ayuda a enfrentar el día.

–¿Cerveza o tinto de verano?

–Depende del día y del momento. No hay por qué rechazar ninguna de las dos cosas, incluso son compatibles.

–Los espetos, ¿a mano o con cuchillo y tenedor?

–A mano, por supuesto, con tenedor es un pecado.

–¿Es usted de usar bermudas?

–Sí, es de lo más cómodo: al final se pierde esa sensación de ridículo cuando te das cuenta de que no te mira nadie.

–A estas alturas de su vida, ¿qué le pesan más, los años o sus años como rector?

–Los años no pesan, los años son un éxito, sobre todo cumplirlos. Los años como rector son una responsabilidad importante; pesan pero también sirven para aprender, para tener esa experiencia y más que peso diría que ha sido una gran experiencia y una gran oportunidad.

–¿Le debe muchas canas al cargo?

–Bastantes. Ya venía con ellas, pero he añadido muchas más en estos años.

–¿Recuerda algo del sueco (realizó a lo largo de varios años estancias en el instituto Karolinska de Estocolmo)?

–Algo, ya muy poco.

–¿Le ha sorprendido que Suecia haya roto su tradicional neutralidad y vaya a ingresar en la OTAN?

–Por lo que conocía de este país es una decisión que me ha sorprendido. Es cierto que tenía muchos problemas con la antigua Unión Soviética, pero me ha sorprendido. Lo que indica que las cosas están cambiando en todo el mundo.

–¿Fue a muchas manifestaciones anti OTAN?

–Sí, a alguna...

–¿Sigue fumando?

–No, he dejado de fumar.

–Enhorabuena, ¿cómo ha sido?

–En febrero, a consecuencia del Covid, dejé de fumar y llevo ... no quiero contar los meses, pero ha sido una decisión radical.

–¿Cómo pasó la enfermedad?

–Un poco fastidiado. no muy mal porque ya llevaba las dos vacunas, pero fastidiado. Pero bueno, también es una experiencia más.

–¿Playa o piscina?

–Playa, desde luego.

–¿Y qué playas le gustan?

–Por supuesto, las que yo frecuento son las de Pedregalejo y El Palo, las que tengo más cerca.

–¿Hijos y nietos?

–Cuatro hijos, pero ningún nieto. Ni ellos ni yo tenemos prisa en convertirme en abuelo.

–Una playa en la que perderse?

–Yo me perdería en las playas de Conil.

-¿Fútbol o baloncesto?

-La verdad es que no soy muy fan del deporte, pero entre los dos me gusta más el fútbol.

¿Tiene abono para La Rosaleda?

–No.

–¿Utiliza las redes sociales?

–Bueno, si Whataspp se considera red social, pues sí sería usuario. Luego tengo las redes institucionales de Twitter, Instagram o Facebook, pero no soy un activista.

–¿Ve televisión o es de los que prefieren las series de las plataformas?

–Veo muy poca televisión y lo que veo son programas de noticias. De las plataformas, ocasionalmente alguna serie, pero vaya, no soy muy audiovisual.

–¿Cuando deje el año que viene el cargo de rector estará muy cerca de la jubilación, ¿ha pensado ya en qué hará como jubilado?

–Es la oportunidad de vivir otra vida, una vida diferente. Me veo feliz, encantado; estar en la universidad me ha permitido vivir muchas vidas, primero la de estudiante, después la de investigador, que ha sido fantástica, la de docente y luego la etapa de gestor, todas muy satisfactorias.

–En Málaga, ¿en qué barrio le gusta perderse para pasar desapercibido?

–Hay dos sitios que me gustan especialmente, la zona donde vivo y después el paseo Antonio Machado, en Huelin, donde me pierdo a menudo y donde he comprobado que hay una cierta posibilidad de pasar desapercibido.

–¿Vive en piso o chalet?

–En un chalet de Pedregalejo.

–¿Es usted de cocinar en casa?

–Soy poco cocinillas, pero sí cocino en casa. Pero no me busque haciendo una paella.

–¿Qué ha podido ser lo más sorprendente que le ha pasado como rector?

–Quizás lo más llamativo es cuando me doy cuenta de que la gente me conoce, y eso es algo que me impactó muchísimo. Yo no esperaba que me conocieran tantas personas. Tengo anécdotas en el supermercado, cuando un señor se acerca a comentarte algo, o en un bar, cuando alguien te plantea problemas a unas horas intempestivas. Sí que me ha sorprendido que la gente te conozca y sepan quién eres.

–Tras más de veinte años en responsabilidades de gestión, ¿se arrepiente de haber dejado a un lado su carrera investigadora?

–Dejé la carrera investigadora cuando llegué a vicerrector de Coordinación. Hasta entonces había seguido trabajando en el laboratorio. No me arrepiento de nada, la vida son opciones por las que tienes que apostar. En el laboratorio me lo he pasado muy bien, me he divertido mucho y me ha dado muchas satisfacciones. Pero creo que en esta etapa como rector también he aprendido mucho y he podido trabajar por mi institución. Es una experiencia que vale la pena vivir.