La UMA encabeza un proyecto de educación alimentaria responsable

A pesar de tener un público muy concreto, toda persona que lo desee podrá consultar los cursos y los repositorios a través de su página web a partir de febrero de 2022. Así lo explica Ana María Castillo: «Uno de los requisitos de la entidad que lo financia es que todo se ofrezca en abierto para que sea de gran utilidad, que llegue al máximo de gente posible». Además, para acceder a la plataforma no hay que registrarse. Es totalmente anónimo, solo se cuenta el número de usuarios que se entran a través de la dirección IP, ya que la repercusión del proyecto será mejor valorada cuanto más alcance tenga. «El problema de estas iniciativas es que la gente se entere de que están ahí y tienen esto a su disposición», lamenta la profesora de Organización de empresas, sabiendo que muchas veces estos esfuerzos no tienen la visibilidad que deberían, y por consiguiente tampoco generan toda la ayuda que podrían.

Es un proyecto de Erasmus que forma parte de Acciones Estratégicas, cofinanciado por la Comisión Europea. Al escuchar la palabra «Erasmus+» se confunde con un plan de movilidad, pero se trata de un trabajo para la formación profesional. El objetivo principal es elaborar una serie de productos intelectuales que promuevan la alimentación tradicional, haciendo especial hincapié en poner en valor el Patrimonio Cultural Gastronómico Europeo. «Europa tiene una tradición culinaria y gastronómica que se está perdiendo, desde los productos hasta las recetas y las maneras de preparación. Al final es mucho más fácil ir al supermercado a elaborar una comida preparada que una industrial. Esto es una pérdida de valores culturales», afirma Ana María.

Consideran la dieta mediterránea como referente en esta iniciativa con proyección europea. Entre los socios se encuentran expertos agroalimentarios, educadores, organizaciones y universidades de España, Bélgica, Portugal e Italia. También cuentan con el apoyo de asociaciones como Sabor a Málaga o la Escuela de Hostelería de Málaga.

Con el fin de sensibilizar a los colectivos más jóvenes, la iniciativa contará con 50 cursos de «microtraining» (micro formación), elaborados con pequeñas fichas de trabajo y actividades que se complementan con material multimedia. Se dividen en un nivel básico y otro avanzado. El primero de ellos está destinado a los alumnos de institutos o colegios. Es un paquete que enseña los beneficios de estos hábitos de consumo y descubre las recetas, técnicas, métodos de conservación, temporadas y procedimiento de los alimentos. «En esta etapa los padres dejan de ponerte la comida delante y tú empiezas a escoger, a tomar tus hábitos de consumo, por eso es un momento clave», aclara la líder del proyecto. Por otro lado, el nivel más alto está destinado al ámbito de la Formación Profesional y la Universidad, concretamente a la Facultad de Turismo o la Escuela de Hostelería, entre otras.

La concienciación no solo se centra en los beneficios sanitarios sino que también tienen en cuenta la repercusión económica y medioambiental. «La importancia de consumir los productos en su temporada y localidad a la que pertenecen, es porque estamos más preparados para digerir los de nuestras zonas antes que los que vienen de otras tropicales u otros países, sin contar con el impacto medioambiental que eso tiene. Imagínate lo que significa que para comerte aquí un aguacate o un boniato fuera de temporada haya habido que traerlo desde 10.000 kilómetros de distancia. Estamos contribuyendo a perpetuar un modo de producción bastante explotador de la naturaleza y de otras sociedades», advierte Ana.

Cada actividad y ficha está elaborada en inglés, una vez aprobada es traducida a cada uno de los idiomas de los países que participan. Esta metodología se hace para medir la adaptabilidad del ejercicio en concreto. «Si aquí estamos poniendo en valor la cabra malagueña, tienen que encontrar allí otro producto, animal o técnica que lo sustituya». Es un modo de perpetuar el valor de lo local, de crear puestos de trabajo agrícolas o ganaderos. «Se trata de proteger el patrimonio empresarial y conservar los conocimientos», sentencia.

El trabajo comenzó a primeros de noviembre. Actualmente están desarrollando el plan de comunicación y las actividades previstas. «El formato se realizará tanto de modo «online» como en escenarios reales (presencial), si lo permiten las condiciones sanitarias», explica Ana María Castillo. Todo se complementará con Seminarios y Jornadas que todavía no tienen fecha. Aunque prevé que las fichas y actividades estarán para finales de año.

Aspiran a tener la participación de influencers y referentes en el mundo de la cocina, como grandes chefs. Poco a poco buscan construir una sociedad más concienciada y con mucho criterio.