Investigadores de Málaga y Jaén descubren la tumba orientada al solsticio de invierno más antigua de Egipto

Lola Joyanes, profesora de la Facultad de Arquitectura, participa en este proyecto desde 2015 y desde 2019 con su propio proyecto. Desde 2021 desarrolla su propia investigación, 'Arqueología, Arquitectura y Paisaje Necrópolis de Qubbet el Hawa (Asuán, Egipto)', gracias a la financiación conseguida con fondos Feder.

Se trata de una tumba privada, catalogada con el número 33 y posiblemente construida por el gobernador Heqaib-ankh. Fue excavada por la Universidad de Jaén entre 2008 y 2018, momento a partir del cual comenzó su estudio arquitectónico por diferentes especialistas, entre ellos, la profesora Lola Joyanes. «Nuestra función ha sido complementar el trabajo que desarrollan los arqueólogos, documentando y registrando todos los datos materiales, desde un punto de vista arquitectónico y paisajístico», explica.

La tumba está orientada al amanecer del solsticio de invierno y al ocaso del solsticio de verano, registraba perfectamente el ciclo completo del sol, relacionado con la idea de renacimiento. Mientras el solsticio de invierno suponía el inicio de la victoria de la luz del sol frente a la oscuridad, el solsticio de verano generalmente coincidía con el inicio de la inundación anual del Nilo, de tal forma que ambos acontecimientos tenían un importante simbolismo con la resurrección del gobernador difunto.

Lola Joyanes considera sorprendente el control exhaustivo de los constructores de la relación tan directa entre la iluminación y el ciclo solar. La orientación respecto al sol está muy estudiada en pirámides o monumentos relacionados con faraones, pero no se había comprobado esta misma exactitud en tumbas privadas como la de este gobernador. «El rigor geométrico es espectacular», afirma la profesora de la UMA. Y pone como ejemplo que el pozo mortuorio, donde se depositó el sarcófago, está a 11,5 metros de profundidad y «perfectamente orientado al eje horizontal de la tumba, algo muy sorprenden en función de las herramientas con las que contaban. «Era como llevar la geometría solar al interior de un espacio arquitectónico», precisa.

En este trabajo, publicado recientemente en la revista científica 'Mediterranean Archaeology and Archaeometry', los investigadores explican que, para conseguir la perfección en la orientación, el arquitecto egipcio simplemente se sirvió de una vara de dos codos, poco más de un metro, una escuadra y unas cuerdas, con los que pudo calcular perfectamente la orientación de la capilla funeraria y la situación de la estatua del gobernador.