La catedrática Ana Salinas, fotografiada en la Facultad de Derecho de la UMA. marcos Álvarez

Ana Salinas de Frías: «Sin concesiones a Rusia será difícil recomponer un escenario de paz»

La catedrática de Derecho Internacional considera que los acuerdos de la cumbre de la OTAN suponen un triunfo de los intereses americanos

Martes, 16 de agosto 2022, 00:19

La guerra en Ucrania ha puesto de actualidad el Derecho Internacional, «atacado en su línea de flotación» por Rusia. La catedrática Ana Salinas es una ... de las grandes expertas nacionales en la materia. Desde hace tres años es jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al que llegarán, en breve, las demandas contra Rusia, un país y un régimen que, en su opinión, está cometiendo crímenes de guerra.

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–Parece que el Derecho Internacional, lamentablemente, está más vigente que nunca…

–Pues sí, para mal y para bien. En ocasiones en nuestras facultades de Derecho se llega a dudar de la importancia o la incidencia del Derecho Internacional en nuestras vidas. Creo que la inflación, la subida de los precios de los combustibles, el desabastecimiento del gas que amortigua la dureza de los inviernos centroeuropeos, la hambruna en cierta parte del mundo, dependiente de los cereales y todo tipo de productos agrícolas relacionados con aquellos cultivos, son evidencia clara de la presencia del Derecho Internacional en nuestras vidas y la afección de éstas por lo que ocurre a este nivel. Pero también que la justicia europea empiece a vislumbrar que dudar de la imparcialidad de nuestro sistema judicial o de la falta de respeto en España de los derechos fundamentales no tiene mucho fundamento.

–Para todos, la guerra ha sido algo inesperado. Pero imagino que para ustedes, que creen en el derecho y en la resolución pacífica de los conflictos, habrá sido un golpe mucho más duro.

–Este tipo de acciones armadas unilaterales constituyen siempre un golpe durísimo para los que creemos no en un mundo idílico o feliz, pero sí en unas reglas de juego comunes pactadas por todos y en el respeto a la labor de unas instituciones comunes establecidas de forma consensuada, de las que nos hemos dotado para resolver los posibles conflictos también de forma pacífica y civilizada. En todo caso es algo que, lamentablemente, veíamos venir poco a poco tras la conducta de Rusia en 2008 respecto de Georgia, o en 2014 ya respecto de Ucrania, con la anexión encubierta de Crimea y el apoyo al separatismo de ciertas áreas del Donbás. En todo caso sí, por más que sea plausible como hipótesis de futuro, es muy descorazonador por el desprecio que supone del sistema jurídico internacional y de las reglas que rigen la convivencia pacífica de todos los pueblos.

– La guerra, ¿hace saltar por los aires el Derecho Internacional?

–En Derecho Internacional en lugar de guerra, que no es un concepto jurídico, hablamos de conflictos armados. En este caso se trata de un acto gratuito de agresión contra otro país soberano, socio además en ciertos foros u organizaciones comunes, y por supuesto hace saltar por los aires el derecho internacional porque rompe la regla de oro del sistema internacional: la prohibición absoluta del recurso unilateral a la fuerza armada si no se trata de un caso de legítima defensa con los requisitos que ésta conlleva.

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«La agresión de Rusia es un ataque en toda su línea de flotación»

Derecho internacional

–¿Peligra entonces el Derecho Internacional tal como lo hemos conocido hasta ahora?

–Supone una negación total del mismo. No quiere decir que un caso individual como éste, por grave que sea, 'desmonte' el sistema jurídico internacional en su conjunto, pero obviamente es un ataque en toda su línea de flotación. En todo caso, en este preciso ejemplo de la agresión de Ucrania, el efecto parece haber sido el contrario, con una dura respuesta a un comportamiento tipo 'gánster' por parte de un actor principal del sistema internacional como es Rusia, adoptando todo tipo de actos condenatorios, sanciones económicas y también políticas, con la expulsión de diplomáticos rusos; aislamiento político; expulsión de Rusia de ciertos foros y organizaciones internacionales, etc., que vienen precisamente a subrayar la vigencia de las normas y las prohibiciones que el Derecho Internacional establece.

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–¿Puede suponer que queda abierta la veda al uso de la fuerza en los conflictos. Por ejemplo, la posible invasión de Taiwan por China…

–En absoluto, como decía la respuesta ha sido y está siendo contundente, despertando simpatías y alianzas donde antes no las había, y demostrando a aquellos estados que pueden sentirse tentados a transitar la misma senda aquello a lo que tendrían que enfrentarse, China incluida.

–En el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el que usted es jueza, se les acumulará el trabajo… ¿Qué casos les están llegando?

–Ahora mismo hay centenares de casos pendientes de resolución como consecuencia de los 'escarceos' de Rusia en 2014 con Ucrania, Donetsk y Luhansk. Esas situaciones, donde se produjeron ataques a la población ucraniana residente en dichas áreas, políticas sistemáticas de detenciones arbitrarias, privación de derechos, etc. contra esta población ucraniana están llegando al TEDH, además de las demandas estatales que se acumulan contra Rusia por parte de Georgia, Ucrania y también Países Bajos, por el derribo del avión neerlandés en 2014 en el que murieron varios centenares de personas. De las violaciones que se están produciendo ahora aún no están llegando casos, porque es regla necesaria agotar los recursos internos con carácter previo, lo que no dejará de ser difícil, dada la situación de guerra, pero llegarán con seguridad.

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«Europa ha comprendido que no puede dudar de nuestro sistema judicial»

Caso puigdemont

–¿Qué soluciones se vislumbran?

Las soluciones son las que el sistema del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) contempla: posible condena a Rusia por violación de ciertos derechos y, en su caso, obligación de ofrecer una satisfacción equitativa (indemnización) si así se solicita y el Tribunal lo estima. Pero a nadie escapa que todo esto puede quedar en papel mojado y que será muy difícil obligar a Rusia a cumplir con dichas sentencias, dado que ha sido expulsada del Consejo de Europa y ha denunciado el CEDH.

–Hace tres años comentaba que Putin era un dirigente peligroso, que quería volver a la guerra fría, un nostálgico del antiguo régimen soviético. Sus predicciones se han cumplido, pero ¿esperaba que llegara al punto de iniciar una guerra?

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–Pues la deriva no apuntaba a nada bueno y obviamente era un riesgo que todos considerábamos, pero si soy sincera, yo era de las que defendía que Rusia no sería capaz de tamaño despropósito y que ejercería presión hasta recibir algo a cambio, que esa presión venía en forma de amenaza de uso de la fuerza, pero en mi interior anhelaba que no se llegase a esta situación, que no llegarían a cruzar esa línea roja.

–Las imágenes que estamos viendo son tremendas, disparos por la espalda a personas indefensas, carros de combate aplastando coches con personas dentro, misiles contra centros comerciales y edificios de viviendas. Biden calificó a Putin de criminal de guerra. ¿Cuál es su consideración?

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–Bien, ese tipo de ataques a la población civil en principio parecen ajustarse a la definición técnica de crimen de guerra conforme al Derecho Internacional Humanitario y al Estatuto de la Corte Penal Internacional. En este caso sabemos que el Derecho Internacional desprecia el valor de la cadena de mando y la alegación de obediencia debida, pero que eso no priva tampoco al superior que ordena esas conductas o las permite, aunque no las ejecute, de ser considerado igualmente criminal de guerra. Y sí, desgraciadamente, a la vista de las noticias que recibimos, podrían considerarse crímenes de guerra, claro que la propaganda por Putin no deja de repetir que o bien son crímenes cometidos por el ejército ucraniano, o son consecuencia de la acción del gobierno ucraniano. En todo caso esas alegaciones no le exonerarían de responsabilidad penal internacional frente al mundo.

–Rusia y Ucrania eran de los países que acumulaban más condenas por parte del TEDH. Ucrania y su presidente se han ganado las simpatías del mundo pero, ¿era un país fiable respecto a los Derechos Humanos?

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–Rusia sí era y es un Estado muy condenado –el que más– por el TEDH, además de ser el que peor ratio de ejecución de sentencias presenta de todos los Estados que están obligados por el CEDH. El segundo es Turquía. En todo caso Ucrania, efectivamente, también acumulaba un importante número de condenas, pero hay que pensar que los asuntos que llegaban al Tribunal tenían que ver básicamente con gobiernos anteriores, de los que Putin era entusiasta, por cierto. De hecho, la hostilidad hacia Ucrania y hacia este gobierno 'nazi' viene precisamente desde el levantamiento del Maidán y el derrocamiento del régimen afín a Putin. Eso no quiere decir que Ucrania bajo el gobierno de Zelenski no pueda seguir siendo condenada, pero esa ratio elevada de condenas, precisamente por el obligatorio agotamiento previo de los recursos internos antes de acudir al TEDH, hace que haya un desfase entre la violación de los derechos y la sentencia condenatoria del TEDH. Es por ello que esas condenas no se refieren aún al gobierno de Zelenski, lo que no quiere decir que Ucrania, como otro país perteneciente a la ex órbita soviética, no tenga problemas estructurales que pueden no estar resueltos aún y que podrían derivar en condenas por el Tribunal.

–Después de que la Duma eliminara la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Rusia, ¿Qué pueden hacer ustedes en defensa de los Derechos Humanos?

–Rusia intentó lavar su imagen ante sus adeptos haciendo ver que eran ellos los que decidían retirase, abandonar el sistema, pero lo cierto es que cuando lo comunicaron ya habían sido expulsados del Consejo de Europa, lo que conlleva automáticamente la salida del CEDH. Pero hay más mecanismos que se pueden utilizar para proteger a las víctimas de esta agresión ilegítima, ilícita e injusta, como el posible papel del Comisario Europeo de Derechos Humanos, la Corte Internacional de Justica, donde Rusia ya ha sido denunciada por Ucrania, y en su caso, si hubiera un resquicio posible, la Corte Penal Internacional, además obviamente del Consejo de Derechos Humanos y los órganos de protección creados por los convenios de protección de derechos humanos específicos en los que Rusia sea parte y cuya competencia haya aceptado. Estos límites del Derecho Internacional son inevitables. No hay que desdeñar tampoco la determinación del Fiscal de la CPI y la reunión sostenida en Países Bajos esta semana para hablar de los posibles crímenes de guerra cometidos en este conflicto.

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–Cree que conflicto acabará pronto o se alargará por mucho más tiempo y, ¿cómo piensa que podría acabar?

–Nadie pensaba que duraría tanto, principalmente la propia Rusia, y no se sabe hasta dónde estará dispuesta ésta a sostener su agresión. El riesgo es que el conflicto acabe generando una cierta fatiga en ambas partes y una perpetuación por un largo período de tiempo del conflicto. Con la llegada del invierno las cosas pueden cambiar en función de circunstancias claves, como por ejemplo la dependencia, entre otros, de Alemania del gas ruso. Acabe antes o después parece cierto que, una vez llegados hasta aquí, el conflicto no se puede cerrar con una victoria total y una humillación completa a Rusia y, aunque no se diga, todo el mundo sabe que no se puede cerrar esta crisis sin ofrecer algo a Rusia. De momento ha conseguido que la OTAN decline amablemente la entrada de Ucrania, y la propia UE no se ha comprometido en firme a admitirla como miembro, aún menos de forma 'exprés'. Pero el pacto final, cuando sea que se produzca, aún está por ver.

La profesora Ana Salinas. MARCOS ÁLVAREZ

«De la guerra sale reforzada la OTAN, con la adhesión de más socios europeos»

–¿Qué le ha parecido la reciente cumbre de la OTAN en Madrid?

–No se puede negar que ha sido un gran hito en general para la comunidad internacional y de una enorme repercusión, y un encuentro de gran importancia para nuestro país como Estado, que le ha otorgado el máximo protagonismo. Además, el hecho de que se tratase de una Conferencia OTAN al máximo nivel en la que, además, se adoptó el nuevo concepto estratégico de la Organización, es muy relevante.

–¿Cómo valora los acuerdos que se han alcanzado?

–Pues como siempre tienen sus luces y sus sombras. Al final el fantasma de Trump casi se materializa, cuando se nos ha vuelto a recordar a los europeos que paguemos nuestra defensa y que hay que aportar más al presupuesto, algo que Trump, con su estilo inimitable, no dejaba de repetir. Además, supone una mayor presencia de tropas en suelo español, con todo lo que eso implica. Los acuerdos suponen más un triunfo de los intereses americanos que de los intereses comunes o de los de España.

–La incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN ¿supondrá incrementar los conflictos con Rusia?

–No debiera, pero si Rusia persiste en su actitud, como parece ser el caso, podría considerarlo una provocación. Al final de este conflicto quien ha salido muy reforzada ha sido la propia OTAN, ahora bien, no por la adhesión de más países del antiguo bloque soviético, que tanto molesta a Rusia, sino de más socios europeos, en este caso además con altísimos estándares en todos los terrenos.

–Una de las consecuencias de la guerra es el rearme, el incremento del gasto y más presencia militar en las fronteras de Europa. ¿Volvemos a una etapa de guerra fría?

–Los planteamientos de Rusia desde hace tiempo está claro que responden a esa lógica, por muchas razones, entre otras la vuelta a los 'círculos de influencia', la intervención en gobiernos y territorios, el empleo de la disuasión de nuevo, la propaganda, etc. Otra cosa es si los demás países queremos 'comprarle' el argumento y entrar de hecho en esa lógica, digamos públicamente lo que digamos (me refiero a los gobiernos, claro). Lo que está claro es que Europa vuelve a ser el escenario de un conflicto armado cuando aún no se han cerrado todas las heridas de la guerra en la antigua Yugoslavia, y que sigue sin asumir la responsabilidad de su propia defensa. Y todo lo que sea 'externalizar' la defensa europea, uno de los términos de moda, fiándola a la OTAN una y otra vez, es seguir poniéndola en manos de una organización que nació precisamente en esa lógica, en la de la guerra fría.

–¿Estuvo en alguna manifestación anti-OTAN?

–Si, en la primera, previo al referéndum de la OTAN con aquella pregunta larga e incomprensible. Prefería que nos hubiésemos quedado al margen, era bastante joven entonces, pero no me convencía la integración completa de España en la OTAN, incluida en su estructura militar. Las cosas tal vez no sean tan fáciles, como los ejemplos de Suecia y Finlandia dejan claro.

–La imagen de Naciones Unidas, ¿ha quedado muy dañada?

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–Naciones Unidas siempre queda tocada o en entredicho cuando cualquier estado usa unilateralmente la fuerza armada, negando así la prohibición más importante de la Carta y premisa del mundo pacífico que la Carta pretendía auspiciar. Si además la violación se produce por un comportamiento de un miembro especialmente 'importante' de la comunidad internacional, todo empeora, porque de alguna forma supone el desprecio absoluto por uno de los actores privilegiados del sistema, un miembro permanente del Consejo de Seguridad.

–Lo que sí parece indudable es que el Consejo de Seguridad es totalmente ineficaz, el derecho a veto de las potencias impide cualquier resolución que les afecte…

–Pues desgraciadamente, por remontarnos a lo más inmediato, así se ha puesto de manifiesto en el caso de la guerra de Siria, donde los vetos chino y ruso impidieron la adopción de cualquier resolución condenatoria o de medidas mayores. Lo que parece es que el Consejo de Seguridad es ineficaz siempre que el conflicto implique directamente a uno de sus miembros permanentes, como es lamentablemente el caso que nos ocupa, o afecte a sus intereses esenciales. Pero lo es porque no se cumple con uno de los preceptos esenciales de la Carta de Naciones Unidas, cuando ésta dispone que el miembro permanente de Consejo de Seguridad que sea parte en un conflicto sobre el que éste deba pronunciarse se abstendrá de participar en la decisión.

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«Los acuerdos de la OTAN suponen un triunfo de los intereses americanos»

cumbre de madrid

–Sociedad de Naciones, Naciones Unidas, .. ¿necesita el mundo una nueva organización supranacional?

–Creo que solo tengo que terminar el razonamiento anterior: lo que hace falta no es cambiar la Carta de Naciones Unidas o cambiar de Organización: lo que hay que hacer de una vez por todas es respetar sus preceptos, el que acabo de citar también, y no se producirían esas situaciones de bloqueo. Otra cosa es si el Consejo de Seguridad actualmente representa debidamente a las grandes potencias del sistema tal y como éste es hoy día, o no. En cuanto a una organización supranacional, Naciones Unidas no lo es, porque en caso de serlo y de haber disfrutado de competencias soberanas de los estados cedidas por éstos, como es el caso de la UE, otro gallo habría cantado desde hace tiempo, pero tal vez si sea cierto que Naciones Unidas sufre e una cierta elefantiasis burocrática nada buena para ofrecer soluciones ágiles y eficaces y que eso sí podría intentar revisarse.

–Cree que hay alguna posibilidad de recomponer las relaciones con Rusia?

–Pues dependerá de la voluntad de Rusia principalmente. De momento la noticia de la mediación de Turquía para que el trigo estancado pueda salir debe considerarse positiva. Ahora bien, sin alguna concesión a Rusia después de haber llegado tan lejos difícilmente se podrá recomponer un escenario pacífico en esta región del mundo.

–- Entre sus trabajos más recientes está el encargo del instituto Max Planck de Heidelberg sobre terrorismo y crimen organizado, ¿cuáles han sido sus conclusiones?

–Pues que desgraciadamente son muchas, muy variadas, que favorecen mucho a los terroristas, tomado muchos elementos de los grupos de criminalidad organizada para ser más 'eficientes', y que no siguen un patrón fijo, sino que siguen pautas casi individuales y específicas conforme a cada caso concreto, lo que dificulta su detección y persecución. Además, la falta de regulación de esta conexión en muchos de los instrumentos internacionales aplicables a estas situaciones, hace que aparezcan lagunas que pueden dar pie a la impunidad a la hora de castigar ciertas conductas, o a una minoración considerable de la pena en su caso.

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