El cómplice mensaje de una profesora de la UMA a sus alumnos en un examen
Una nota escrita entre las preguntas de la prueba invitaba a los estudiantes a aplicar unas técnicas de relajación y "a confiar en ellos, tanto como lo hacemos los profesores" para superarla con éxito
Susana Zamora
Sábado, 16 de julio 2016, 03:24
Aún retiene en la memoria la cara que pusieron sus alumnos al ver el mensaje que llevaba el examen, esa primera reacción, la más espontánea ... y sincera, la que cuesta enmascarar en décimas de segundos. Tal y como lo iban leyendo, levantaban su rostro y buscaban la mirada cómplice de quien les ha acompañado durante el último cuatrimestre en la asignatura de 'Microeconomía y macroeconomía aplicada al turismo'. La sonrisa dibujada en sus labios lo decía todo. No podían hablar, estaban en un examen, pero tampoco hacía falta. Las palabras aquí sobraban, quedaban para la prueba.
La nota en cuestión decía así: Si crees que para dar lo mejor de ti en esta prueba te vendría bien tranquilizarte y centrarte, te proponemos que sigas detenidamente los siguientes pasos: realiza tres respiraciones profundas al abdomen sintiendo con cada inhalación como te llenas de confianza, serenidad e inspiración. Con cada exhalación, siente como todos los pensamientos o creencias que no colaboran se marchan, son soltados. Tus profesores confían en ti, confía tú también en ti mismo. Resuelve las cuestiones tomándote el tiempo suficiente para realizar todos los pasos lógicos con calma y atención.
Preocupada constantemente por mejorar la metodología de enseñanza para optimizar los resultados académicos, Laura Moniche está convencida que la causa de que un alumno obtenga malos resultados se encuentra en muchas ocasiones en su predisposición emocional para afrontar la prueba. Sé que los exámenes son un mal trago para todos los estudiantes, pero he observado que muchos de ellos que a lo largo de las clases demuestran su conocimiento y control sobre la materia, cuando llegan a la prueba se bloquean y acaban suspendiendo, expone esta profesora de la Facultad de Turismo de la Universidad de Málaga.
Una idea trabajada
El mensaje que ideó esta docente, junto a Eva González y Carlos Benavides (los otros dos compañeros que imparten con ella la asignatura de 'Microeconomía y macroeconomía aplicada al turismo', que se da en primero de Grado en Turismo) para la convocatoria ordinaria de junio fue la guinda de un trabajo cocinado a fuego lento y día a día en las clases.
Moniche cree que los nervios y los pensamientos negativos acaban por minar la confianza que el alumno tiene en sí mismo, que se martillea con la frase: lo voy a hacer fatal. Asegura que la motivación debe empezar desde el minuto uno, porque vemos que ya desde que comenzamos a dar la materia hay un bloqueo inicial en algunos estudiantes, que se cierran en banda en clase y que insisten en que eso no es para ellos. Sin embargo, cuando trabajamos con ellos, les dedicamos tiempo, les escuchamos, les motivamos y les convencemos para que piensen que sí tienen la capacidad para comprender la materia, empiezan a confiar en ellos mismos de nuevo, se abren a la asignatura y al final acaban entendiéndola.
A su pasión por la enseñanza hay que sumar su entrega a la meditación desde hace diez años: En este tiempo, me he dado cuenta de que las cargas emocionales lo único que consiguen es paralizarnos. Desde que la practico, tengo una visión más positiva de la realidad y los límites que yo creía que tenía se han ampliado con creces, expresa con un convencimiento indiscutible Laura.
Relación profesor-alumno
Pero esta profesora va más allá y confiesa que la enseñanza está llena de prejuicios y que, a veces, por romper con la encorsetada relación profesor-alumno nos vamos a meter donde no nos llaman. Creo que hay que escuchar a los estudiantes e intentar comprenderlos sin prejuzgarlos, porque ¿cuántas veces pensamos que un alumno es un vago cuando no alcanza los objetivos que se le proponen? Si en lugar de eso, profundizamos en los motivos que le están llevando a suspender y le enseñamos a descubrirlos y a gestionar la resolución del conflicto, le estaremos ayudando a aprobar la asignatura, que es al fin y al cabo nuestro objetivo.
Aunque ha habido una experiencia previa, en la que sus alumnos mejoraron los resultados durante un parcial de la asignatura, este examen final ha sido la prueba de fuego. Moniche adelanta que han mejorado los resultados, pero no lo achaca exclusivamente a las herramientas emocionales que han utilizado, también hemos cambiado el modo de evaluación, no penalizando los errores del test para que el alumno pueda, al menos, intentarlo: a veces ni se atreve, aún conociendo la respuesta, por miedo a equivocarse.
No obstante, tanto esta profesora como los otros dos compañeros de la asignatura que redactaron con ella el estimulante mensaje del examen están convencidos de que ha servido, pero también creen que queda mucho trabajo por hacer.
Los miedos y la tensión en un examen van a existir siempre, pero la senda para combatirlos ya está iniciada. Las reacciones por la iniciativa que ha tenido esta profesora no ha podido ser más positiva, multiplicadas por el efecto amplificador de la redes sociales. "He recibido muchas felicitaciones, pero lo más gratificante es cuando un alumno te dice que ha empezado a gustarle la materia. Eso sí que es una satisfacción", expresa Moniche.
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