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De izquierda a derecha, Pablo Suárez, Andrés Ortigosa, Javier Marín, Miguel Torresano y Juan M. Carmona, estudiantes de tercero de Filosofía.
«Filosofía y Filología Clásica sólo se pueden estudiar por amor»

«Filosofía y Filología Clásica sólo se pueden estudiar por amor»

Francisco Gutiérrez

Domingo, 1 de mayo 2016, 00:33

Con más de un 10 de nota de selectividad, Andrés Ortigosa podría haber elegido muchas de las carreras que oferta la Universidad de Málaga y que a buen seguro tienen una mejor perspectiva laboral. Pero desde primero de Bachillerato sabía que Filosofía era su vocación. «Esto sólo se puede estudiar por amor», dice su compañero Pablo Suárez. Con Javier Marín, Miguel Torresano y Juan M. Carmona comparten un rato de charla en el cambio de clases, este jueves por la tarde, antes de entrar a Ética y Política de los Derechos Humanos, una asignatura de segundo curso. «Si piensas en las salidas profesionales, te amargas, esto sólo se puede estudiar porque te gusta, por amor a la Filosofía, porque te llena», dicen. La culpa de este gusanillo la tienen, en casi todos los casos, sus profesores de Filosofía del instituto.

Casi todos ellos podrían haber elegido otras carreras. De hecho, algunas ingenierías se han quedado en un 5 de nota de corte. «Mis padres me dieron la libertad de escoger, aunque les hubiera gustado algo con mejores salidas», señala Miguel Torresano. «Mis padres me preguntaron si estaba seguro, me insistieron en que pensara bien escoger otra carrera, pero al final aceptaron mi decisión», apunta Javier Marín.

Saben que sus salidas profesionales están orientadas casi de manera exclusiva hacia la docencia. Pero el departamento está explorando nuevas opciones y hace unas semanas organizaron una conferencia a la que asistieron responsables del Museo Picasso y de La Caixa para hablarles de otras salidas, como las relacionadas con recursos humanos. «En Estados Unidos se ha puesto de nuevo de moda la Filosofía y hay salidas relacionadas con el mundo empresarial», apuntan. En la conversación interviene David Martínez, un alumno SICUE (con una beca de intercambio nacional), que viene de Salamanca, que destaca que en Málaga «los profesores facilitan mucho el trabajo».

Vocacional

En un aula cercana, pero en el turno de mañana, seis chicos y chicas esperan para dar la clase de Textos Latinos 4. Con la profesora Virginia Alfaro van a traducir a Ovidio. Sin saber nada de latín o griego, Tomás Hormigo se matriculó en Filología Clásica. Fue uno de los estudiantes que participaron en los cursos cero, que organiza el departamento para poner al día a los alumnos que no dieron en Bachillerato latín o griego. Tomás quería estudiar inglés, pero no le dio la nota y provó con Clásicas.

«Y resulta que me ha gustado». Reconoce que las salidas son la docencia, pero él está preparándose para montar su propia academia de inglés, un idioma que domina. Su compañero Fran Rodríguez sí estudió latín y griego, y asegura que sus profesores tuvieron mucho que ver en su decisión. «Estudiamos esto por amor al arte, a la historia y a la literatura clásica; es algo que te tiene que llenar, si no te gusta, lo dejas», dice, como han hecho ya algunos de los 24 matriculados en este curso. «Lo normal es que estemos 10 o 12 en clase, un día llegamos a 17». Por lo que se encuentran «como en familia, los profesores nos conocen y tienen con nosotros un trato especial, nos consideramos casi los mimados de la UMA».

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