El reto de cómo superar el golpe anímico de la Final Four
La coincidencia de una serie de factores hace que el equipo muestre su peor versión de la temporada en un momento clave
La Final Four de la Basketball Champions League es historia. El Unicaja desperdició una excelente ocasión para ganar un título ante su afición. La confluencia ... de distintos factores ha impedido al equipo malagueño rendir al nivel esperado y genera ciertas dudas en un momento clave de la temporada, pues la fase por el título está a la vuelta de la esquina y ahí volverá a tener como rival al Lenovo Tenerife, que lo superó de forma clara en el encuentro por el tercer puesto.
Bloqueo ofensivo
Partiendo de la base de que en las semifinales el Telekom Bonn superó con su actividad defensiva al Unicaja, es llamativo que el equipo malagueño se quedase en la semifinal en 67 puntos. Es el tanteo más bajo de este año en la Champions y el segundo peor de la temporada, pues al comienzo de la Liga Endesa se quedó en 65 en el encuentro que perdió contra el Joventut en Badalona. Frente al Galatasaray, en el Top-16, también anotó 67 y volvió a perder. Ante el Tenerife también se mostraron esos problemas ofensivos con 79 puntos anotados. Son cifras bajas para el equipo que llegaba a la Final Four como el mejor ataque y que en la temporada ha anotado más de cien puntos en ocho ocasiones.
Dos derrotas en casa
Antes de la semana fatídica de la Final Four, el Unicaja se presentó en Madrid con un racha formidable de 11 triunfos seguidos entre Liga y Champions. Perdió ante el conjunto blanco, al que le faltaban seis jugadores, y luego cayó en los dos duelos como local frente al Bonn y el Tenerife. Es cierto que en los tres partidos mostró capacidad para competir, pero le faltó esa claridad de ideas para hacerse con la victoria. Es la primera vez que esto sucede en lo que va de temporada. Nunca antes los aficionados malagueños vieron dos derrotas seguidas de su equipo, lo cual hila seguramente con el siguiente punto.
Superado por la presión
El Unicaja no ha sabido gestionar la presión de ser local y tener que ganar. La ansiedad ha podido con un grupo que ha sido mentalmente muy fuerte esta temporada. En la Copa del Rey de Badalona acudió sin presión alguna, sabiendo que la responsabilidad era para el Barcelona; primero, posteriormente para el Real Madrid y después para el Lenovo Tenerife en la final. Ahora sí que existía esa presión por tener que ganar y ha sido evidente que este factor le ha pesado a algunos jugadores, pues el juego desplegado ha estado muy lejos del que venía haciendo el equipo.
¿Cómo será la respuesta?
A lo largo de la temporada el buen ambiente del vestuario cajista ha sido uno de los aspectos claves para que se hayan conseguido tan buenos resultados y un título. Sin embargo, Ibon Navarro comentaba hace unas semanas que la clave es ver cómo responderían los jugadores en una situación adversa, con derrotas y malas sensaciones. Como indicaba el entrenador vasco, ahora es cuando se debe ver la fortaleza de ese vestuario.
Díaz y Brizuela
Son dos piezas claves para el Unicaja y ambos han llegado a la Final Four por debajo de lo esperado después de sendas lesiones. Se probaron contra el Real Madrid y lo mejor es que no se resintieron. El equipo había ganado muchos partidos sin ellos, lo que para nada quiere decir que no hiciesen falta. Lo que pasa es que en estas situaciones a veces es incluso perjudicial meter a dos hombres de golpe en una rotación que ya estaba engrasada, pues otros compañeros perdieron su rol. Lo mejor del regreso de ambos es que poco a poco irán recuperando sensaciones a nivel físico para llegar a punto a la fase por el título.
Las primeras dudas
Después de meses de felicidad, el Unicaja se encuentra ante el primer contratiempo emocional de la temporada. El título de la Copa dio pie a un torrente de renovaciones y ahora entre los aficionados hay dudas sobre si no habría sido mejor valorar algunas situaciones. El club tiene que decidir todavía sobre Will Thomas, Sima y Carter. Quizá el margen de maniobra está ahí, pero hace sólo unas semanas no había duda al respecto y eran intocables, especialmente los dos estadounidenses.
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