El Unicaja cayó ante el Barcelona en un encuentro de enorme intensidad y escaso brillo ofensivo. Fue un duelo áspero, de defensas férreas y contactos ... constantes, en el que los malagueños compitieron con coraje, pero sin el acierto exterior necesario y malos porcentajes para derrotar a un rival de esta exigencia.
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El entrenador visitante, Joan Peñarroya, apostó por un planteamiento muy físico, con Juani Marcos en la dirección, Keita y Shengelia dominando la pintura, y Clyburn y Punter abriendo fuego con triples consecutivos. Tyson Pérez respondió bajo los tableros, pero el Unicaja, irregular y falto de continuidad, cerró el primer cuarto a remolque, castigado por el acierto azulgrana desde el perímetro.
En el segundo acto, los de Ibon Navarro crecieron desde la defensa. Un 3+1 de Perry y un triple de Barreiro los pusieron por delante, aunque el ataque volvió a atascarse. Shengelia impuso su ley en el poste bajo y la primera mitad se cerró con marcador corto y muchos errores desde la larga distancia, algo que el Unicaja no logró corregir en la segunda mitad.
El Barça mantuvo el guion en la reanudación: insistió en el juego interior y confió en el talento de Punter y Clyburn. El Unicaja solo encontró ritmo cuando pudo correr tras rebote o pérdida del Barça para acercarse en el marcador. El bosnio Djedovic aportó energía y puntos, pero los bajos porcentajes de tiro seguían lastrando a los jugadores malagueños.
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El último periodo fue un ejercicio de resistencia. Barreiro y Díaz se multiplicaron en el rebote ofensivo, el Unicaja rentabilizaba las segundas oportunidades y Djedovic anotaba con penetraciones agresivas. Sin embargo, Duarte no fue la solución y el 0/9 en triples en ese cuarto (5/33 en el total del encuentro) y la eficacia azulgrana desde el tiro libre —favorecida por un arbitraje muy estricto— resultaron decisivos en el resultado final del partido.
El Unicaja volvió a mostrar su identidad: defensa, rebote y espíritu competitivo. Pero en un partido tan trabado, en el que el Barcelona le impidió correr, el desacierto exterior y los tiros libres marcaron la diferencia.
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