Vitor Faverani: «Salí de Málaga muy machacado, no quería jugar al baloncesto»
El pívot brasileño, ahora en el Cartagena de Primera FEB, repasa su carrera y su primera experiencia en España con el Unicaja
Vitor Faverani ha vuelto a las pistas esta temporada. El canterano del Unicaja fichó el pasado verano por el Cartagena de Primera FEB como refuerzo ... estrella del conjunto que dirige Félix Alonso. El pívot, que pasó por las filas del UCAM Murcia, Barcelona y los Boston Celtics, entre otros equipos, ha hecho un repaso de su carrera dentro del programa 'Tirando a fallar' en la que reconoce no tener un buen recuerdo de su paso por el club cajista.
Faverani llegó a Málaga con 13 años en la que era su primera experiencia fuera de Brasil. El pívot tenía unas condiciones magníficas para el baloncesto, pero no dejaba de ser un niño, algo que recalca en la entrevista. Durante su etapa en la cantera y en el primer equipo echó en falta un mejor trato, aunque reconoce que él también cometió errores, pues no tenía una vida personal ordenada. Faverani evita incluso referirse al Unicaja durante la charla.
«Del equipo en el que estaba vine a Murcia vine muy machacado. Salí muy machacado. Tenían un niño con talento, que acababa de salir de la calle y a los tres meses perdí a mi hermana... Pierdo a mi familia, pierdo a mi hermana, a los amigos que tenía en el equipo de Brasil en el que estaba, llego a España y no sé el idioma.. Sinceramente, a día de hoy el trato de hombre que yo tenía no era el que tenía que haber tenido. Es cierto que a lo largo de los años me equivoqué, y no son excusas, me equivoco porque no me supieron guiar. Me equivoco porque soy un niño. Lo único que iba a hacer eran trastadas, porque era un niño. Sí tengo muy buenos recuerdos de Toa Paterna, que me entrenaba individualmente. Era una persona impresionante, maravillosa. Salí de Málaga muy machacado. Tenía ganas de irme a mi casa con mi familia. No tenía ganas de jugar al baloncesto. Por eso no fui al equipo nacional, porque el mes de vacaciones era para estar con mi familia y olvidarme de toda la temporada. La gente eso nunca lo entendió. El baloncesto era lo primero para otros, pero no para mí», afirma el jugador brasileño, que vivió un calvario con las lesiones durante buena parte de su carrera.
Faverani vivió sus mejores momentos como jugador en el UCAM Murcia, que lo llegó a traspasar en dos ocasiones, al Barcelona y al Valencia. Luego dio el salto a la NBA cuando fichó por los Celtics, en el momento más destacado de una carrera marcada por una lesión de rodilla de la que también habla en la entrevista. «Jugué con la pierna infiltrada cada día, con corticoides, drenándome prácticamente a diario. Tengo la resonancia de toda esa época y nadie fue capaz de diagnosticármela. Cuando me operaron, vi la resonancia, si yo me di cuenta cómo no se dieron cuenta los demás. Tuve la suerte de estar al lado de mi mujer y mi familia y tuve la suerte de encontrar un médico como Pedro Martínez Victorio, que ha sido un ángel en mi vida. Es el que me operó de esa lesión y muchas lesiones dentro de la rodilla provocadas por un ligamento cruzado anterior que estaba laxo, no tenía utilidad ninguna. Fueron lesiones sobre lesiones. Imagínate un tío de 120 kilos corriendo y saltando cada día sin ligamento anterior, imagina lo que puede provocar en la rodilla», explica sobre su lesión.
Ahora, con 37 años, el brasileño vuelve a disfrutar del baloncesto con el Cartagena, con el que promedia ocho puntos y cuatro rebotes en la Primera FEB. «Estoy en el mejor momento de mi vida. Creo que tenía el talento y el físico, pero creo que la carrera de un atleta debe ir acompañada de la suerte. Hay mucho talento que se queda por el camino. Tenía el talento, tuve la suerte, pero tomé malas decisiones. También tomaron malas decisiones conmigo. Pasaron cosas a nivel personal que me afectaron dentro de la pista. Somos un producto. No se daban cuenta que era un niño que acababa de salir de la calle. Si era libre, lo encierras para que hagas una cosa... Ese talento se fue perdiendo en esas malas decisiones que tomaron conmigo y yo tomé. Pero no todo fue malo. Podía haber sido la leche, pero estoy donde estoy por esas decisiones», destaca.
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