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CONSTRUIR UN EQUIPO UNA VEZ MÁS

PEDRO RAMÍREZ

Domingo, 29 de septiembre 2019, 00:17

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Que el Unicaja es un equipo en construcción es una evidencia, y es que ocho nuevas caras son muchas, posiblemente otros clubes de la liga ACB estén en las mismas condiciones bien porque también tienen un gran número de incorporaciones o, aunque estas no sean tan numerosas, por la singular importancia de las mismas y el impacto en el equipo que se espera de ellas, en este sentido el caso del Barcelona es el más llamativo con fichajes de mucho nivel de calidad acompañados de un gran esfuerzo económico como son: Nikola Mirotic, Cory Higgins, Brandon Davies o el mismísimo Álex Abrines, lo que deja bien claro que el Barcelona quiere romper, de una vez por todas, con la hegemonía del Real Madrid de Laso (con poco éxito por el momento en su primer envite en la Supercopa).

El Unicaja mantiene una columna vertebral no muy numerosa pero tremendamente importante, Carlos Suárez, Alberto Díaz y Jaime Fernández, más Adam Waczynski del que se espera mucho más y con la importantísima baja de Dragan Milosavljevic ya absolutamente adaptado al club y que contaba con la total confianza de su entrenador, tres jugadores nacionales que conocen muy bien de qué va esto, comprometidos hasta las trancas y que saben que están llamados a implementar en los nuevos los fundamentos, la personalidad y el carácter que debe tener este equipo, encargados de guiar a sus compañeros en su adaptación mostrándoles el camino e inculcándoles las señas de identidad que debe identificar este nuevo proyecto (inevitablemente habría que hablar una vez más de nuevo proyecto) además de tener aportar sus números y su impronta en el juego,

  • En twitter @pedroadramirez

Casimiro por tanto tiene ante sí una ardua tarea para alcanzar sus objetivos y para mantener su crédito en su segundo año en Malaga ya que más que culminar el trabajo realizado la temporada anterior debe prácticamente empezar de nuevo a conformar un equipo. Seguramente se ha hecho un buen trabajo en los despachos y no dudo de la calidad de las nuevas incorporaciones, jugadores importantes y de talento, en algunos casos contrastados y en otros más por confirmar aunque en clara progresión y con un futuro halagüeño por delante. Una combinación interesante de juventud, veteranía y calidad aparentemente muy compensada en todos los puestos.

Casimiro tiene ante sí una ardua tarea para alcanzar sus objetivos y mantener su crédito Cualquier persona necesita un proceso de adaptación al equipo y también del equipo al jugador

Fichar bien es una de las claves de lo que puede llegar a ser una buena temporada pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que por eso esté todo hecho, a estas alturas ya deberíamos entender que un equipo es mucho más que la suma de individualidades por buenas que estas sean, si no la competición sería previsible y, como bien sabemos, no lo es aunque al tenerlas, que duda cabe, todo lo hace más fácil.

Sin embargo cualquier jugador, cualquier persona y cualquier plantilla necesita un proceso de adaptación, adaptación al equipo y también del equipo al jugador, alcanzando para ello un buen reparto de roles que sea asumido por todos y en el que cada uno de sus integrantes se sienta a gusto, que les permita desarrollar todo su potencial para poder acabar construyendo una orquesta bien afinada y coral. El rendimiento particular del jugador depende en gran medida de su felicidad y la de su familia, de su adaptación al entorno y del respeto al club que le contrató y a su afición a través de su compromiso, entrega, concentración para alcanzar el máximo rendimiento colectivo, ni son máquinas ni el resultado nos vendrán dado nunca por unas frías estadísticas de otras temporadas alcanzadas con compañeros, contrarios y circunstancias distintas.

Lo deseable desde luego no es cambiar de plantilla cada temporada, o hacer tabla rasa cada una de ellas, los jugadores también necesitan sentirse a gusto en muchas cosas para dar todo lo que tienen, explotar al máximo sus cualidades y también poder empezar a dar los intangibles frutos de una identificación plena con su club y con la ciudad y eso es muy difícil conseguirlo en solo una temporada, el rendimiento máximo e inmediato está al alcance sólo de unos privilegiados.

Y es que el Unicaja no ha podido conformar en estos años una plantilla larga y consolidada que hubiera estado sometida sólo a pequeñas modificaciones aunque siempre expuesta a los avatares y la tiranía del mercado, muchos cambios cada temporada no es lo ideal, crean ansiedad y desconcierto.

Ahora, por tanto, toca una vez más tener paciencia y saber esperar, que los aficionados, que también juegan, se hagan a los nuevos jugadores, que los conozcan bien y que vuelvan a crear ese estado de identificación mutua que tantas alegrías nos ha dado en el pasado, que se le transmita al jugador desde la grada y desde el propio club la exigencia y el respeto que merece nuestro baloncesto y la pasión necesaria que han de poner para que todo ruede como la seda.

La Copa del Rey en Malaga marca un plazo ineludible, que se espera con la emoción y la ilusión de una afición que desea ver en ella a su equipo al máximo nivel posible, lo demás ya se verá.

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