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Vista del salón de una vivienda turística del Centro de Málaga. SUR
Viviendas turísticas se refugian en el alquiler tradicional ante la ausencia de viajeros

Viviendas turísticas se refugian en el alquiler tradicional ante la ausencia de viajeros

Propietarios no pueden hacer frente a las cargas hipotecarias y demás gastos cuando los ingresos son nulos

Pilar Martínez

Málaga

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Lunes, 6 de abril 2020, 01:08

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La ausencia de turistas y la avalancha de cancelaciones desde mediados de marzo ha dejado con cero ingresos a los propietarios de las 40.000 viviendas de uso turístico que hay en la provincia. La idiosincracia de esta actividad lleva al límite a muchas familias, que de una semana para otra se han encontrado ante un escenario que les obliga a asumir las cargas hipotecarias de los pisos comprados con la idea de ir pagándolos con las rentas del turismo. Muchos de ellos no son grandes empresarios sino familias que emplean estos ingresos para sumarlos a la economía familiar, que cuando estos se convierten en unos gastos añadidos tienen que buscar refugio en el alquiler tradicional, donde, por cierto, ante los primeros anuncios de la nueva oferta las inmobiliarias hacen la ola, dado el déficit actual de inmuebles para alquiler de larga duración.

Esta fuga del alquiler vacacional al tradicional ya ha comenzado, pero lo hará con mayor intensidad una vez que se levante el confinamiento. «Me he dado un plazo de dos meses desde que cerré los dos pisos el 15 de marzo. Desde entonces no gestiono más que cancelaciones. Más tiempo no puedo estar haciendo frente a la carga hipotecaria y los recibos de la comunidad, el agua, la luz y el IBI, porque Internet ya lo he dado de baja», cuenta Miguel Ángel, con dos pisos de uso turístico en el Centro Histórico de Málaga que explota desde que se puso en marcha la normativa andaluza que regula este sector.

Se frena la inscripción de inmuebles en el Registro de Turismo, con sólo 18 en quince días cuando la media diaria era de 60

Su historia es la misma de quienes se han embarcado en este negocio y ahora ven cómo tienen que cambiar de cliente para, al menos, pagar los gastos y la hipoteca. «Ya he puesto el anuncio del alquiler, pero mientras dure el confinamiento no puedo pensar en buscar un inquilino de larga duración porque no podemos ni enseñar los pisos. Pero desde que puse el anuncio ya he recibido un montón de propuestas de inmobiliarias. Hay mucha escasez de inmuebles en el alquiler clásico y aún los precios están altos, pero cuando se produzca todo el trasvase de quienes nos dedicábamos al turístico comenzarán a bajar», señala, para apuntar que la diferencia entre destinarlo a turistas o hacerlo a un particular para un año o varios es abismal. «El alquiler vacacional puede reportar más del doble de ingresos que destinado al mercado tradicional», afirma, matizando que la crisis del coronavirus ha estallado en un periodo clave habiendo perdido la Semana Santa y los meses estivales, que vienen a suponer el 60 ó el 70% de los ingresos de todo el año. «Mientras tanto me he sumado a la iniciativa de Airbnb para ponerlo a disposición de sanitarios o profesionales esenciales en el Covid-19 que lo puedan necesitar», explica Miguel Ángel.

Su caso, como el de un familiar suyo y varios amigos, responde a uno de los tres nuevos perfiles que la pandemia ha generado en el negocio del alquiler vacacional. El presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA), Carlos Pérez-Lanzac, confirma que se está produciendo este trasvase al alquiler tradicional, aún sin datos porque para ello tampoco es preciso darse de baja en el Registro de Turismo. Sin embargo, señala que «pueden ser cientos los que migren del vacacional al de larga duración ante la crisis turística que se ha desencadenado».

Esta ausencia de turistas, difícil de saber hasta cuándo, ha dibujado varios perfiles. El primero es de propietarios con grandes rentabilidades que se mantienen firmes y que confían en que retornaran a esta situación en cuanto vuelva a fluir el turismo. Después hay un amplio colectivo que ante las circunstancias está sopesando los riesgos que entraña el alquiler tradicional, y más en estos momentos, de la morosidad en los pagos y que aún están dudando del camino a seguir ante el nuevo escenario. Y luego hay otra parte de propietarios que ya tiene claro que tienen que hacer el cambio, entre otras cuestiones porque les resulta complicado encarar los gastos que reportan estos inmuebles cuando los ingresos son nulos. «Muchos se refugiarán en el alquiler de larga temporada», reconoce.

Para constatar la situación del negocio vacacional asegura que en marzo sólo se han inscrito 596 inmuebles en Andalucía, en el Registro de Turismo de Andalucía, de ellos sólo 72 durante el estado de alarma. En cuanto a las bajas, en la Comunidad han informado de que cesan en esta actividad 53 viviendas de uso turístico. En el caso de Málaga, los datos señalan un frenazo total en las inscripciones de alquiler vacacional. En quince días se han dado de alta 18 viviendas, cuando la media era de 60 al día, y las bajas rondan la docena. La burbuja ha saltado por los aires.

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