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La resistencia de los más feriantes en calle Larios. Migue Fernández
Un agosto sin feria deja pérdidas de más de 60 millones en Málaga

Un agosto sin feria deja pérdidas de más de 60 millones en Málaga

La pandemia impide la celebración del evento que genera la rentabilidad más alta del año para restaurantes, bares y hoteles

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Miércoles, 19 de agosto 2020, 00:53

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Las calles por las que en circunstancias normales no cabría un alfiler presentan estos días un estado casi desértico. Ni rastro de casetas o conciertos. La cancelación de la feria por la expansión del coronavirus supone la estocada al sector turístico en su peor temporada alta y acarrea unas pérdidas de más de 60 millones de euros, según las últimas cifras publicadas por el Ayuntamiento sobre el impacto de esta semana de fiesta en la economía de la ciudad. El dato pertenece a la edición de 2017; en los dos años posteriores no se contabilizó la huella total de la feria, aunque desde el Consistorio confirmaron que la facturación de la hostelería había aumentado un 1,5 por ciento en 2018 y un tres por ciento en 2019. Ahora los bares y restaurantes luchan contra su cierre y calculan que este año sufrirán un desplome de sus ingresos por encima del 60 por ciento con respecto al ejercicio anterior. Los hoteles, que estos días suelen rozar la ocupación completa, no han llenado la mitad de sus camas. Algunos ni siquiera han abierto.

Hablar de la repercusión de la cancelación de la feria equivale a hacer balance de un desastre. El presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), Javier Frutos, reconoce que las pérdidas «son tremendas» y recuerda que la escasa actividad que registran los establecimientos no sólo hieren a empresarios y trabajadores directos sino al muchos otros sectores: «También pierden proveedores, distribuidores, taxistas, hoteleros y todos los que viven del turismo. Me consta que hay negocios que han cerrado por la pandemia y otros que están en la cuerda floja». La reciente entrada en vigor de nuevas medidas, como la prohibición de fumar si no puede guardarse una distancia mínima de dos metros o el cierre a la una de la mañana, ha añadido «incertidumbre» a la hostelería, sector que hace el agosto con la feria: «Hay tres fechas, Semana Santa, feria y Navidad, que son básicas para que los negocios cierren el año con beneficios».

El sector turístico ya había asumido esta cancelación como «otro varapalo» tras los efectos del confinamiento en sus ingresos, consciente de que los eventos masivos tardarán en volver a celebrarse. La cuarentena impuesta por el Gobierno británico a los turistas procedentes de España, que arruinó el escaso flujo activado en junio desde el principal emisor extranjero en la Costa del Sol, termina de dibujar un escenario «catastrófico», como explica el presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Luis Callejón. Los días de feria generan la rentabilidad más alta del año para los hoteles de Málaga, un caramelo arrebatado por la pandemia, que ha puesto en jaque a un sector que reclama un rescate similar a las ayudas públicas (unos 65.000 millones de euros) concedidas hace una década a las entidades bancarias.

Especialmente delicada es la situación de los cientos de feriantes de Málaga. Su presidente, Rafael Blázquez, reclama a los ayuntamientos que les eximan de impuestos como la circulación de vehículos o el IBI de almacenes ahora que la cancelación de casi todos los eventos de la provincia en los que iban a participar los deja «medio muertos». La feria de Málaga suponía para muchos «el comienzo de empezar a ganar algo de dinero, porque los eventos anteriores servían para cubrir gastos y poco más». Blázquez lamenta que los municipios no hayan articulado fórmulas para instalar atracciones este verano garantizando el cumplimiento de las normas sanitarias: «En un parque de atracciones hay lo mismo que puede haber en una feria y están abiertos». El sector prevé manifestarse en San Telmo, sede de la Junta de Andalucía, en septiembre: «No se han acordado de nosotros ni nos han concedido ayuda alguna».

Pero la cancelación de la feria también arrastra consecuencias «emocionales», como explica la concejala de Fiestas, Teresa Porras: «Los efectos sobre la economía, el turismo y el empleo son nefastos, pero también afecta al ánimo de muchos mayores que durante estos días suelen convivir». La edil admite que ha sido «complicado» asumir que el Ayuntamiento debía tomar la decisión de no celebrar su principal evento festivo: «Pero ante las recomendaciones de las autoridades sanitarias no teníamos más remedio».

El presidente de la Federación Malagueña de Peñas, Manuel Curtido, cuenta que muchos socios están subiendo vídeos y fotos de ediciones antiguas para amortiguar la nostalgia y vaticina que «todos sufriremos el impacto» de esta cancelación: «Aunque sea en forma de daños colaterales, porque todos tenemos familiares o amigos que se dedican al turismo».

¿Y habrá feria en 2021? Porras lo tiene claro: «Por supuesto. Y habrá que celebrarla doblemente».

Los hosteleros negocian un plan de rescate con la Junta

El anuncio por parte del consejero de Turismo de la Junta de Andalucía, Juan Marín, de la creación de una comisión para atender las necesidades de liquidez de la hostelería ha sido recibida entre el optimismo y el escepticismo por el sector. Javier Frutos advierte de que la situación «es crítica» para muchos negocios, sobre todo relacionados con el ocio nocturno tras la reciente normativa que decreta su cierre temporal. El presidente de los hosteleros malagueños considera que «todo lo que suponga que las administraciones tengan más conocimiento de la preocupación y de lo que ocurre en el sector es positivo». Los hosteleros han solicitado un plan de rescate que ahora el Gobierno autonómico valorará mediante una comisión específica.

Frutos también ha pedido a la Junta una interlocución «más directa» tras detectar problemas de interpretación de las medidas tomadas: «Al final lo que hay es, además de la incertidumbre que crean las normativas, una serie de dudas al no saber cómo aplicarlas, y eso sólo trae más crispación». El sector prevé reunirse dentro de 15 días para valorar las nuevas medidas y ver «si han tenido efectos, como cree la administración». También los hoteleros han reclamado un plan de ayudas para salir de la crisis, además de mayor flexibilidad en los ERTE «para meter o sacar gente» en función de la ocupación y ampliar la duración de estos expedientes de regulación temporal de empleo para el sector turístico más allá de septiembre, cuando expiran. El Gobierno central ya ha adelantado que estudia esta última medida.

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