«Nos tienen entretenidos, pero debemos apropiarnos de la tecnología y dejar de ser meros consumidores»
El congreso EmpoderaLive 2025, organizado por Cibervoluntarios, ha reunido a expertos internacionales en Málaga para hablar de temas como la soberanía digital ciudadana, la desinformación o la ética de la IA
Yolanda Rueda es la fundadora y actual presidenta de Fundación Cibervoluntarios, una entidad sin ánimo de lucro que promueve el uso y conocimiento de las ... tecnologías como medio para generar empoderamiento ciudadano. Fue reconocida por la revista 'Forbes' como una de 'Las otras 100 mayores fortunas de España', una lista «en la que no están quienes destacan por la fortuna que acumulan, sino por la que procuran a los demás». También ha sido incluida en otros rankings de personalidades ligadas a las nuevas tecnologías. En otra vida (en 1997, cuando Internet estaba en pañales) fundó la Campus Party y la consultora TIC Futura Networks, de las que vendió sus acciones para crear Fundación Cibervoluntarios, que preside desde entonces. Rueda contesta a esta entrevista en una pausa de EmpoderaLive, el congreso internacional sobre innovación social que organiza Cibervoluntarios desde hace ya 17 ediciones.
–El lema de EmpoderaLive 2025 es «Soberanía digital ciudadana, hackeando los retos globales». ¿Por qué lo han elegido?
–Llevamos ya varios años trabajando en la importancia de la soberanía digital ciudadana. Es decir, que la ciudadanía ya conectada sea partícipe activa en la construcción del ecosistema digital: que no dejemos solo a las administraciones o a las empresas el desarrollo de estas herramientas tan potentes, que podemos usar para mejorar nuestras oportunidades, para atender nuestras necesidades y para co-crear proyectos que nos ayuden a mejorar nuestro día a día. Es fácil sentirse deslumbrado ante la rapidez y la aceleración de la tecnología y caer en una especie de determinismo tecnológico: nos dicen que esto va por aquí o por allí. Está en nosotros formarnos e identificar cómo esas herramientas pueden atender nuestras necesidades; pararnos a pensar y defender nuestros derechos.
-¿Lo suyo se podría definir como tecnooptimismo crítico?
–Somos ciberoptimistas, no tecnooptimistas. Ciber tiene esa etimología de gobernar el barco. Porque creo que si desde la ciudadanía tomamos el control podemos hacer que estas herramientas tecnológicas nos ayuden en nuestros propósitos.
–Es difícil ser optimista cuando Internet nació con la promesa de democratizar y descentralizar el acceso y la difusiñon de la información, pero ahora vemos que está en manos de cuatro o cinco grandes gigantes. Y con la IA esta concentración se agudiza, puesto que son muy pocas las empresas con los recursos necesarios para liderar la carrera tecnológica. ¿Cómo se puede 'hackear' este oligopolio?
–Es verdad que Internet está siendo privatizado. La tecnología no es neutral. Habla determinados idiomas, tiene determinadas perspectivas. Y por eso la ciudadanía no puede dejar que una herramienta tan potente quede fuera de su control. Sí, tenemos que hackear esto. En el congreso han estado, entre otros, los desarrolladores de Solid Project, un proyecto liderado por el inventor de la World Wide Web enfocado en descentralizar Internet. No hay que dejarse llevar por cada nueva tecnología que sale sin cuestionarnos nada. ¿Cómo está afectando a mis derechos? ¿Cómo está afectando a la privacidad de mis datos? ¿Y cómo puedo evitarlo? Estamos a tiempo de cambiarlo, todavía se está creando ese ecosistema digital y tenemos que ser parte de él.
–Ante este panorama, hay quienes se quedan en señalar las amenazas y lo negativo del mundo digital. En cambio, en el congreso han reunido ejemplos de cómo usar la tecnología para cambiar el mundo para bien.
–Sí, por ejemplo han hablado Gabriela Chan y Yori sobre blockchain aplicado a la agricultura: un proyecto para que los pequeños agricultores puedan llegar a otros mercados de una forma más potente. No sólo se puede usar el blockchain para las criptomonedas. Nos quieren meter en un embudo con una visión muy estrecha de la tecnología. La tecnología es una herramienta maravillosa y amplia que nosotros tenemos que esforzarnos por comprender, por saber usar y por adaptar a nuestras necesidades.
–La paradoja es que los ciudadanos cada vez tenemos un uso más intensivo de la tecnología, pero es un uso pasivo.
–Y muy superficial. Nos tienen entretenidos. Y en eso hemos querido ahondar también en el congreso: ¿dónde está nuestra atención? Necesitamos construir estas herramientas, apropiarnos de ellas para que no sean solo un sumidero de atención, para que no seamos meros consumidores.
–Hemos llegado al punto de que los vídeos o imágenes hechos con IA son indistinguibles de la realidad. ¿Cómo nos defendemos de la desinformación?
–En el congreso vamos a hablar de cómo la desinformación afecta a nuestras democracias. Es algo ante lo que los ciudadanos nos hemos visto completamente desbordados y no estamos preparados para esta forma tan agresiva y tóxica de utilizar estas nuevas herramientas para la polarización. Es importantísimo trabajar en la apropiación tecnológica, en aprender a detectar esas noticias falsas. En Cibervoluntarios trabajamos mucho en eso con los jóvenes. Es uno de los grandes retos.
–Cibervoluntarios tiene como uno de sus grandes objetivos romper la brecha digital, acercando la tecnología a mayores, a zonas rurales, a colectivos en riesgo de exclusión... ¿Cómo va la carrera por reducir esa brecha digital, teniendo en cuenta que el avance de la tecnología se acelera más y más? ¿Se está quedando cada vez más gente atrás?
–Yo creo que no hay opción. El estar o no estar con la tecnología equivale a tener o no tener oportunidades. No tener estas herramientas a mano es no tener acceso a la participación, no tener voz, no tener acceso a la educación incluso, o a poder reivindicar tu derecho a nivel sanitario o movilizar tu negocio. Aun así, todavía más del 30% de personas a nivel mundial no tiene acceso a estas herramientas. Además, nosotros trabajamos mucho con el concepto de pobreza o vulnerabilidad digital. Porque tú puedes tener las herramientas a mano, pero sin embargo no saber sacarles partido. Así que hay esa doble brecha y es muy importante seguir trabajando en ello. Solo en España hay más de 15 millones de personas que no tienen competencias digitales básicas y que siguen teniéndole mucho miedo a Internet. Hablamos de mayores sobre todo, y también de mucha gente de zonas rurales.
–¿Están haciendo los gobiernos lo suficiente para combatir esa brecha digital?
–Desde Europa y justo después del covid hubo una gran apuesta y muchos de los fondos europeos han ido a potenciar esas competencias digitales entre los ciudadanos y las empresas. No obstante, todavía queda mucho Por ejemplo, muchas de las herramientas de propia Administración son tan complejas y difíciles de usar que llega a ser kafkiano. Yo recuerdo en una visita a un pueblo, una persona mayor que me dijo, muy motivada: «Estoy aprendiendo tecnología». ¡Y lo que le estaban enseñando era Office! Eso no puede ser. Enséñale a navegar por Internet, a comunicarse, a abrirse un blog... ¡Pero no a hacer tablas de datos!
-Si tuviera que quedarse con alguna historia que refleje cómo la tecnología puede mejorar el mundo, ¿cuál sería?
-Me acuerdo en 2011, que estábamos hablando sobre los movimientos sociales y vino Lina Ben Mhenni, figura clave de la Primavera Árabe y del periodismo ciudadano, que fue candidata a premio Nobel de la Paz y desgraciadamente murió en 2020, muy joven. Yo me quedo con todas esas personas,k como ella, que estuvieron trabajando en ese momento con la tecnología para la construcción de la paz. No olvidemos todo lo que se puede construir con estas herramientas.
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