Yoca, el león de Carranque que despertaba a los vecinos con sus rugidos
El animal vivió en una casa particular durante seis años en una jaula construida por su dueño. Fue motivo de quejas y denuncias vecinales aunque su último día se vivió como un acontecimiento en la barriada: nadie quería perderse su despedida
Era apenas un cachorro cuando Yoca llegó a la barriada de Carranque de la mano de la familia de Agustín Jaime Zambrana, allá por la ... década de los 80. Unos amigos le ofrecieron al león tras un exótico viaje y este malagueño decidió adoptarlo como un miembro de la familia: seis años vivió el felino en su casamata desde donde despertaba de madrugada al vecindario con sus fieros rugidos. El animal fue, curiosamente y pese a las quejas vecinales, uno más en la barriada hasta que el 9 de noviembre de 1987 fue trasladado al que por entonces se denominaba al Parque Sanitario Municipal.
Según recoge la crónica de SUR de la época, aquel fue un día triste para sus dueños y para muchos vecinos que se dieron cita a primera hora de la mañana en el hogar familiar para darle su último adiós al león. «Me lo regalaron unos belgas cuando apenas tenía 15 ó 20 días. Desde entonces lo he cuidado un día tras otro», explicaba a SUR Agustín justo el día en el que trasladaban al animal. «Me da una pena enorme que se lo lleven, pero en el parque estará mejor. Lo meterán en una jaula más grande y tendrá mayor espacio para moverse. En este sentido, estoy contento», aseguraba a la redactora de este rotativo por aquel entonces.
Durante su periplo malagueño en la barriada, Yoca llegó a convertirse en el rey de Carranque. Admirado y odiado, no tardó en acaparar la atención y las conversaciones de la barriada. Además de quejas vecinales, otros de los primeros problemas a afrontar por parte de su familia fue precisamente su alimentación ya que un animal de estas características consume grande cantidades de carne: hasta 9 kilos al día. Agustín empezó a pedir despojos en las carnicerías de la zona. Inicialmente se los cobraban pero, con el tiempo, logró que se los proporcionaran gratuitamente. Una vez al mes Yoca también tomaba seis litros de leche con una docena de huevos batidos, una mezcla que, defendía su dueño, «le servía para limpiarle interiormente».
Portada de SUR del último día del felino en Carranque
Susto, quejas y denuncias
El animal llegó a establecer un vínculo muy especial con su dueño. Cuando llegaba de trabajar, el animal incluso reconocía el ruido del motor y no paraba de rugir hasta que Agustín se acercaba a acariciarlo. «Su rugido es tan potente que por las noches llegan a vibrar los cristales de la casa, lo que me ha costado más de una queja y denuncia, además tanto mi mujer como yo nos sentimos incómodos porque molesta al vecindario, esa es otra de las causas por la que me he decidido a dejarlo en el parque municipal», dijo el dueño a SUR el último día de Yoca en su domicilio.
El león campaba a sus anchas en el patio de la casa familiar hasta que cumplió un año y medio de vida. Entonces su dueño decidió construirle por seguridad una jaula en el patio de la vivienda a base de hierro y hormigón. Desde entonces Yoca no salió de esa jaula y sólo Agustín entraba dentro de ella para limpiarla (dos veces por semana en invierno y todos los días en verano) , darle de comer o darle medicamentos si enfermaba.
En el reportaje publicado por SUR sobre el traslado del animal contaba una vecina que, antes de meterlo en la jaula, Yoca se escapó cuando tenía unos siete u ocho meses para aparecer en la casa de otra vecina, «no veas el susto que se llevó», explicó la malagueña justo el día que el animal dejó de vivir en Carranque.
Reportaje de SUR publicado el 10 de noviembre de 1987
Un acontecimiento en el barrio
El día que Yoca se marchó del hogar de los Jaime Zambrana sus hijos, dos niños y dos niñas, no asistieron al colegio al igual que otros escolares del barrio que no querían perderse la despedida. Tampoco otros vecinos y curiosos que se acercaron a ver el traslado del animal.
El león recibió cuatro dardos disparados con una escopeta. Una vez anestesiado fue posteriormente trasladado al Parque Sanitario Municipal. Hasta siete efectivos del parque, dirigidos por la inspectora veterinaria del Ayuntamiento, junto a dos jefes de equipo, dos policías municipales y dos conductores participaron en la operación para llevarse al felino.
Yoca, que pesaba unos 215 kilos, fue trasladado en un Land Rover hasta nuevo hogar, a una jaula situada junto a la de otro león y dos leonas. Agustín, que junto a su familia estuvo presente en todo momento, manifestó a la prensa su pretensión de seguir visitándolo y llevarle cada sábado espinazo de cerdo, «su comida preferida».
Justo al día siguiente, la historia de Yoca coincidía en portada de este periódico con la desaparición en Estepona de Melodie Nakachian, la hija de seis años de la cantante coreana Kimera. Un suceso que sacudió a la sociedad española de la época y que compartió protagonismo con la historia del león de Carranque.
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