La Cochinita: nostalgia y defensa de un tren costero
Este ferrocarril, que enlazaba Málaga con Vélez, dejó de funcionar en 1968
¿Se imaginan un tren que, circulando por la costa, uniera Vélez-Málaga y Torre del Mar con Málaga y dejara a sus pasajeros junto ... al Muelle Uno? Eso era la Cochinita, un ferrocarril cuya línea discurría junto al mar, a veces incluso sobre la misma playa. Funcionó desde 1908 hasta 1968 y tenía su estación término delante del Club Mediterráneo.
Su trayecto se extendía a lo largo de 35,4 kilómetros y sus paradas eran diez, a saber: El Palo (punto kilométrico 5,5); La Cala del Moral, 10,8; Rincón de la Victoria, 13; Torre de Benagalbón, 15,8; Chilches, 17,6; Benajarafe, 20,7; Valle Niza, 23,5; Almayate, 26,9; Torre del Mar, 30,3 y Vélez-Málaga, 35,4. El mejor lugar para disfrutar del recorrido eran las ventanillas del lado del mar, aunque desde las del lado opuesto se podían divisar los cultivos de caña de azúcar y otras plantaciones de una costa todavía virgen. Una de las zonas más llamativas del trayecto eran, sin duda, los túneles de El Cantal, que unían La Cala del Moral con el Rincón de la Victoria.
La Cochinita recibió en sus últimos años este apodo cariñoso de los malagueños por el color verde de los pequeños vagones. También se la conoció antes como matagallinas, por las muchas que arrolló a lo largo de su existencia. Tengamos en cuenta que este animal era muy socorrido en algunos hogares, especialmente en los años de penuria. El tren pasaba por la parte trasera de muchas casas a lo largo de su recorrido, donde estaban los corrales y gallineros. Muchos lo conocieron también como Pancho Villa, porque era pequeño pero matón.
Este tren fue un medio muy popular para muchos malagueños y era muy demandado en los meses de verano, especialmente entre los que aún no disponían de coche propio para acercarse a las playas. Unas playas, entonces, de agua limpia y cristalina. Los que lo utilizaron en su primera época recuerdan los pellizcos en los muslos que provocaban las tablas de madera de los asientos; cómo se podían coger el dedo al subir o bajar la ventanilla; o la carbonilla que les entraba en los ojos al sacar la cabeza por la ventana, razón por la cual muchos viajeros precavidos las cerraban al entrar en los túneles.
La Cochinita tuvo su época de esplendor en los años 40, en la que era utilizada como precario medio de transporte para llevar del campo a la ciudad productos básicos que en esta escaseaban. Eran los tiempos del hambre y había que ingeniárselas para poder subsistir. Era frecuente ver en la Cochinita a sufridos padres de familia que viajaban al campo para proveerse de un par de panes, de leche o de algunas hortalizas, eso si no eran sorprendidos por alguna autoridad que les requisara su humilde compra. Por eso, algunas veces se podía ver cómo algunos transportistas arrojaban por las ventanillas sacos que eran rápidamente recogidos por algún cómplice que esperaba junto a las vías.
En los años 50 la Cochinita empezó a dejar de ser rentable. Era un medio de transporte sucio y su velocidad era claramente anticomercial. Sin embargo, era un tren amable y así lo recuerdan los mayores que lo utilizaron y con los que hemos podido hablar. El 18 de agosto de 1957 se cambiaron la viejas locomotoras por unas flamantes máquinas diesel. Pero nada pudo evitar la decadencia de este entrañable tren. Se intentaron plantear algunas modificaciones en su trazado para aumentar la seguridad, que era la principal fuente de quejas, en un recorrido que carecía de vallas y que lo cruzaban muchos malagueños que iban o volvían de las playas, que ya tenían coche y no tenían que depender de un medio tan lento y, a veces, incómodo. Pero no se tuvo en cuenta el importante servicio que prestaba a algunas poblaciones de la costa. La Cochinita dejó de funcionar el 22 de abril de 1968. El tiempo demostró que se cometió un importante error.
Rápidamente se levantó el tendido ferroviario, permitiéndose así que la especulación urbanística llenase de casas un territorio prácticamente virgen desde la Farola hasta Torre del Mar. Hoy se han recuperado sus antiguas estaciones para reconvertirlas en salas de exposiciones, oficinas de turismo o estaciones de autobuses. Incluso en la antigua estación del Rincón de la Victoria han utilizado un vagón como biblioteca. Pero es evidente que se perdió la oportunidad de dotar a la Costa del Sol Oriental de un tren de cercanías moderno, seguro y eficiente.
El detalle: Un tren costero que no pudo ser
En 1905 se constituyó la Compañía de los Ferrocarriles Suburbanos de Málaga (FSM), con capital belga, que fue la que se encargó de construir el tren hasta Vélez-Málaga. Este se prolongó hasta Zafarraya en 1922, para lo que se utilizó un tren de cremallera por la elevada pendiente, como en el pirenaico Valle de Nuria. Esta vía se iba a continuar hasta Granada y, desde Torre del Mar, hasta Almería, uniendo así tres capitales andaluzas.
En 1912 se inauguró la línea Málaga-Coín, que estuvo en servicio hasta 1965. El proyecto inicial planeaba alargar el recorrido hasta Sevilla, lo que no se ejecutó. Por último, en 1916 se puso en funcionamiento el primer tramo del tren de la Costa del Sol Occidental, que pretendía llegar hasta Algeciras y Cádiz.
El tren de Zafarraya dejó de funcionar en 1960 y la Cochinita en 1968. De todo este ambicioso plan, hoy solo sobrevive la línea Málaga-Fuengirola. Pero, ¿se imaginan que el proyecto se hubiese realizado y que existiese hoy un tren litoral desde Almería hasta Cádiz?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión