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Operadoras que trabajaban en la central telefónica. SUR
Las chicas del cable de Málaga

Las chicas del cable de Málaga

La central telefónica inaugurada en junio de 1928 permitía las llamadas urbanas automatizadas y necesitaba operadoras para las interurbanas

Ángel Escalera

Málaga

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Domingo, 15 de diciembre 2019, 00:47

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Cuando los teléfonos móviles no eran más que objetos de ciencia ficción de escritores de desbordante imaginación, el servicio telefónico de Málaga dio un paso adelante importante para mejorar las comunicaciones con la inauguración de una central que permitía la automatización de las llamadas urbanas. Las instalaciones empezaron a funcionar el 29 de junio de 1928; estaban situadas en la calle Molina Lario, esquina con Postigo de los Abades. El edificio se construyó siguiendo un proyecto del arquitecto Fernando Guerrero Strachan; se hizo sobre un solar de 670 metros cuadrados; contaba de medio sótano, planta baja y primera. El lado humano lo aportaban las operadoras que se encargaban de atender las peticiones de las llamadas interurbanas. Fueron, utilizando un término muy en boga gracias a una serie televisiva, las chicas del cable malagueñas, en un trabajo que les garantizaba una estabilidad económica y las situaba en la vanguardia del empleo relacionado con los avances técnicos de la época.

A la inauguración de esa central telefónica, que tenía seis puestos para las operadoras, asistieron el gobernador militar y alcalde de Málaga, Enrique Cano Ortega, y el obispo de la diócesis malagueña, Manuel González, entre otras autoridades. Telefónica tuvo claro su apuesta por Málaga: fue la primera capital andaluza en disponer de una central automática y la quinta de España.

Las instalaciones del edificio de Molina Lario, que disponían de 2.800 líneas, sustituyeron al local que la compañía telefónica había venido utilizando desde 1911 en la calle Calderería y que sufrió un incendio en 1926. La nueva central se enmarcó en el plan de expansión de Telefónica y favoreció el desarrollo imparable del servicio telefónico en Málaga. Cada vez más personas fueron instalando un teléfono en sus negocios y en sus domicilios como herramienta para las relaciones comerciales y familiares. El avance de las comunicaciones telefónicas no solo se circunscribió a la capital de la provincia, sino que, coincidiendo con la apertura del inmueble de Molina Lario, Telefónica montó un servicio urbano en otras localidades malagueñas: Marbella, Ronda, Coín, Campillos y Archidona.

Las instalaciones estaban situadas en la calle Molina Lario, esquina a Postigo de los Abades, y disponían de 2.800 líneas

Varias décadas antes de que se abriese la central automatizada, en Málaga había 300 abonados, en 1889 en concreto. El número uno correspondía al Gobierno Civil y el 300 a un ciudadano particular de la calle San Juan que se llamaba Antonio Molina. Entre los primeros abonados se encontraban el Gobierno Militar, la Comandancia de Marina, el Ayuntamiento, la Diputación y el Obispado, entre otros, según se recoge en la revista 'Péndulo' en un artículo escrito por José Pagán, que fue delegado provincial de Telefónica.

El historiador local Julián Sesmero, sin embargo, dejó publicado que el teléfono llegó a Málaga en 1900, cuando Santiago Magdalena compró la concesión y abrió un despacho en un local ubicado en el número 4 de la calle Calderería. El sistema funcionaba con dos aparatos telefónicos unidos por un hilo de cobre, a través del que se establecía una conversación. Para ello, hacía falta la conexión manual de la operadora, que era la encargada de poner en contacto a los dos abonados al unir ambas líneas mediante clavijas.

En Málaga se creó una corriente liderado por la Cámara de Comercio para que la ciudad tuviera enlace telefónico directo con Madrid, un hecho que no se logró hasta 1911, año en que se creó la Compañía Telefónica Nacional de España, según relató en su momento el citado Julián Sesmero.

La situación mejoró notablemente con la apertura de la central automatizada de Molina Lario. No solo por la puesta en marcha de esas dependencias modernas, sino también por la instalación del servicio urbano en las principales localidades de la provincia y por la puesta en marcha de 18 centros interurbanos, que hicieron posible la comunicación internacional con casi todos los países de Europa. A medida que fue creciendo el número de abonados y de líneas, las dependencias de Molina Lario se quedaron pequeñas. Por eso, en 1951 se acordó construir dos plantas más en el edificio, lo que supuso perder la esencia original diseñada por Fernando Guerrero Strachan.

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