Reparto a domicilio, la solución del pequeño narco en tiempos de Covid-19
La Policía Nacional detecta un aumento de este tipo de tráfico de estupefacientes en pequeñas dosis y entregados en mano previa llamada telefónica
Bicicletas, motos de pequeña cilindrada, encuentros fugaces y pases de droga en milésimas de segundo. El reparto de estupefacientes a domicilio se ha convertido en ... la solución del pequeño narco en tiempos de coronavirus, y aumenta conforme avanzan las fases de la desescalada. La Policía Nacional ha detectado una importante proliferación en esta modalidad de tráfico, principalmente en el distrito Centro de Málaga, aunque se extiende a otras zonas, principalmente a los litorales este y oeste de la ciudad.
Esta semana se ha conocido el último arresto por distribuir droga de esta manera, conocida en el argot policial como 'tele-coca'. Un hombre de 51 años conduciendo un scooter con varios compartimientos secretos –a este tipo de vehículos se les conoce como 'caleteados'– al que se le incautaron 27 gramos de cocaína en 39 monodosis y más de 1.300 euros. Es el claro ejemplo del narcotráfico a pequeña escala y a domicilio o, en su defecto, a la vuelta de la esquina previa llamada telefónica.
Desde el grupo de Policía Judicial de la Policía Nacional de la Comisaría del Distrito Centro explican a SUR que en los primeros días del confinamiento el menudeo de droga «se redujo al mínimo», de ahí que los pequeños camellos comenzasen a formular nuevos procesos para hacer llegar el producto al consumidor. Se acabaron los encuentros en zonas habituales. «La falta de gente en la calle y la presencia policial hizo que fuese casi imposible vender como se hacía antes», explica uno de los investigadores que arrestó al hombre de 51 años.
«Por eso ha proliferado la venta a domicilio», remarca el agente, ya que los vehículos llaman menos la atención. Además, en muchos casos, los distribuidores de droga han hecho uso del ingenio para obtener documentos (oficiales o falsificados) para mostrar a la policía en caso de ser parados en un control, acreditando que estaban desplazándose al trabajo o en horario laboral. Conforme las medidas han ido siendo cada vez menos estrictas han aumentado los posibles argumentos para garantizar la movilidad de los vehículos, como visitas a familiares (con compra del supermercado incluida).
Durante la operación 'Jaula', llevada a cabo por parte de la Policía Nacional, Guardia Civil y policías municipales para controlar los trayectos de vehículos, los agentes han registrado prácticamente todos los transportines de las motos. Especialmente de las de reparto de comida a domicilio, ya que en algunos puntos de la provincia y del resto del país se han detectado movimientos de droga en este tipo de vehículos.
También se han registrado a los 'riders' de empresas como Glovo, ya que estas plataformas de envíos permiten recoger pedidos en domicilios particulares para llevarlos a otra persona (muy utilizada entre familiares y amigos). Los investigadores han tenido constancia de que, sin conocimiento de los transportistas, algunas personas han aprovechado este servicio para enviar estupefacientes.
El hombre de 51 años no es el único al que la Policía Nacional ha arrestado durante estos dos meses de cuarentena por narcotráfico al menudeo en el Centro de Málaga. Hace dos semanas, este mismo grupo de Policía Judicial de la Comisaría del Distrito Centro detuvo a tres personas que formaban una pequeña red de venta de cocaína. Durante la operación se incautaron 65 pequeñas dosis de droga, 39 en el momento del arresto (efectuado en pleno pase de mercancía de la cabecilla del grupo a uno de sus distribuidores) y 26 encontrados en el interior del domicilio de la principal investigada. Unos días antes, policías locales detenían a un hombre de 48 años que fue parado en un control con cinco kilos de hachís en el maletero.
Son varios puntos en común de estos pequeños narcos. El más llamativo es la monodosis: pequeñas cantidades de cocaína y otras sustancias que resultan más fáciles de transportar y ocultar entre tanta presencia policial. También coinciden en la forma de contactar con los compradores: llamadas rápidas, puntos de encuentro en la puerta del portal del cliente, dejando de lado el viejo formato en el que los vendedores permanecían de forma estática en un punto en concreto –plazas, parques, establecimientos, esquinas, callejones– y el consumidor acudía a su encuentro.
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