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La Justicia, en alerta por el auge de las agresiones de menores a sus padres

En Málaga se registran unos 200 casos al año. El 37% de los menores que fueron internados durante el 2020 en Andalucía lo hicieron a causa de delitos de violencia filioparental

Martes, 2 de marzo 2021, 00:11

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Gritos, amenazas, coacciones, objetos que se rompen, portazos que hacen retumbar la casa. Una vez que se prende la mecha es difícil pararla, y la llama crece sin freno. Es una guerra perdida en la que siempre vence el más pequeño de la familia, que se enfrenta a la autoridad y la convierte en el eslabón más débil. La violencia filioparental, la ejercida por parte de menores hacia sus padres –también llamada violencia ascendente–, lleva creciendo en Málaga, Andalucía y España de forma constante desde 2019, y la Justicia está en alerta por la consolidación de esta tendencia.

El director general de Justicia Juvenil y Cooperación de la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, Francisco Ontiveros –magistrado–, indica a SUR que la sociedad se encuentra inequívocamente ante un «aumento importante» de las agresiones perpetradas de hijos a padres que acaban con medidas de internamiento en los centros de menores de la región. Se trata de una querencia que responde a «diversos factores» y que precisa de un enfoque «multidisciplinar» para ser contenida.

Esta compleja lacra social se ha dejado notar en Málaga durante los últimos días, con dos jóvenes detenidos por delitos de violencia en el ámbito familiar. Uno de ellos, de 16 años, agredió presuntamente a su abuela de 80 y le destrozó la casa porque no le daba dinero para drogas. El otro, de 15 años, amenazó presuntamente a su madre con un cuchillo porque no le dejaba salir de casa. A finales de enero salió a la luz pública un tercer caso, en el que un chico de 16 años dio presuntamente una paliza a su madre en plena calle. También fue arrestado.

Todavía no se han publicado las memorias de la delincuencia juvenil del año 2020, pero la Junta de Andalucía ofrece a SUR unos datos provisionales que dejan ver la consolidación de este tipo de violencia. A lo largo del año pasado, 1.071 menores de Andalucía tuvieron que cumplir medidas no privativas de libertad por este tipo de delito, lo que representa un 20,7% del total (5.168). En el caso de ingresos en centros de menores, el porcentaje es mayor: el 37% de todas las medidas con privación de libertad se aplicaron como consecuencia de la violencia filioparental. Es decir, 431 de 1.164 menores en toda la región.

Si se analiza esta conducta delictiva por géneros, el 33,6% de las menores de edad que cumplieron medidas de medio abierto (sin internamiento) lo hicieron por esta tipología delictiva, frente al 17% que representa la violencia filioparental entre los menores varones que cumplen este tipo de medidas (sin internamiento).

Causas

Uno de los mayores expertos a nivel nacional en violencia filioparental es el psicólogo forense Javier Urra, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y director clínico del centro terapéutico Recurra-Ginso. Pese a los datos, Urra aclara que actualmente los menores «no delinquen más que antes»: «Hoy en día se habla más abiertamente de estos casos, por eso tenemos la percepción de que hay más que antes, porque dejan de ser un tabú y las víctimas acuden a las autoridades para denunciar», matiza.

Pero, más allá de los datos, ¿cómo se llega al punto en el que un menor agrede (física o psicológicamente) a sus padres o a sus abuelos? Tras más de una década estudiando en profundidad estos procesos, el psicólogo ofrece una clave contundente: «A ese límite se empieza a llegar desde muy corta edad».

La fiscal decana de Menores en Málaga, Isabel Fernández, hace frente junto a su equipo a unos 200 casos año de violencia filioparental en la provincia. Considera que en este tipo de delitos influyen «múltiples factores» y que se diferencia en gran medida del resto de la delincuencia, aunque la mayoría de casos tienen un elemento común: «La educación». «Los padres no son amigos de sus hijos, existe una gran falta de respeto hacia la figura de autoridad, ya sean los progenitores, el profesor o la Policía». Urra coincide con la fiscal, y añade: «Esas figuras antes estaban muy reconocidas, pero muchos menores ya no las consideran como tal».

Violencia y redes sociales

El magistrado Ontiveros añade otro factor, y asegura la violencia ejercida por los menores (entre ellos o de forma ascendente) está relacionada en muchos casos con el abuso de las redes sociales, que pueden jugar un «papel relativo». «Llevan a que el menor se aísle de la realidad y conforme un universo paralelo, por lo que cuando se les restringe su uso a veces se producen estas agresiones».

El magistrado al frente de justicia juvenil y cooperación también destaca un aumento de los casos de violencia filioparental en las chicas: «Tradicionalmente este era un delito perpetrado en su mayoría por chicos, pero esa tendencia ha cambiado». A este respecto, Urra añade que a nivel nacional, el 60 por ciento de los casos denunciados son de chicos y el restante ejercidos por chicas.

Durante la pandemia

Pero si en 2019 ya se detectó el aumento de casos de este tipo de violencia, la llegada de la pandemia en 2020 ha acentuado la problemática, ya que el confinamiento y la reducción de la vida social se han convertido en un «detonante», como indica Urra. Eso sí, el psicólogo considera que en ningún caso el aislamiento social ha podido ser un factor inicial de la violencia filioparental: «Estar encerrado en un piso de 60 metros cuadrados aumenta la conflictividad en todos los casos, ya sea entre hijos y padres, en las parejas e incluso con uno mismo».

Así, a ojos de Urra y a la vista de su trabajo en el centro Recurra-Ginso, la reducción de la movilidad ha «acentuado» aquellas conductas «que ya estaban mal encaminadas».

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