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El bolso, tras ser recuperado
Va a un juicio como acusado en Torremolinos y sustrae el bolso de la secretaria judicial

Va a un juicio como acusado en Torremolinos y sustrae el bolso de la secretaria judicial

Juan Cano

Málaga

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Viernes, 11 de septiembre 2020, 01:09

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Esta es la historia de un hombre que acudió a un juzgado para redimirse de un supuesto delito y acabó cometiendo otro.

Estaba siendo un día ajetreado, como suelen ser casi todos los días en los juzgados de Torremolinos. La secretaria judicial andaba en el despacho consultando los antecedentes penales de un detenido cuando vio a un hombre alto, rapado, con una camiseta negra y una mochila.

-«¿Qué necesita usted?», preguntó ella.

El tipo no respondió y la secretaria judicial siguió con sus trámites. No sospechó nada porque ese día, el miércoles, había muchísima gente en los juzgados. Poco después, se levantó y fue a por su bolso. Pero ya no estaba donde lo había dejado. Había desaparecido con toda su documentación personal, las gafas de sol Ray-ban y 115 euros en efectivo.

Al grito de «me han robado el bolso» respondieron todos sus compañeros buscando en las papeleras, los cuartos de baño, las mesas... Nada. La secretaria judicial bajó corriendo las escaleras y se dirigió al teniente de la Guardia Civil que controla la entrada. «¡Tiene que estar dentro del edificio!», gritó el agente a sus compañeros.

Minutos después, uno de los guardias pidió a la secretaria judicial que subiera a la segunda planta porque tenían a un sospechoso. Bajito, con melena... No era él. Ella proporcionó al teniente una descripción detallada del hombre al que había visto merodeando en su despacho. Además, con la pandemia del coronavirus, los controles en los accesos a los juzgados se han intensificado y existe un registro detallado de quién entra y quién sale. «¡Es este!», exclamó el guardia civil.

El hombre, de 40 años, había acudido esa mañana a un juicio acusado de un delito. Tenían el número de teléfono que había dejado en el juzgado. «Sí, es mi hijo», dijo una voz de mujer al otro lado del móvil. «Mire, señora, su hijo me ha robado el bolso», respondió la secretaria judicial, que estaba en comisaría para presentar una denuncia por el hurto.

La mujer empezó a llorar. «Lo que ha hecho ahora, a quién ha ido a robarle», se lamentaba. Se desahogó y le contó que su hijo tenía problemas con las drogas. Le dijo que había ido su padre a recogerlo a los juzgados y que no estaba en casa en esos momentos. «¿Yo qué hago?», le preguntó la mujer. «Devolverme el bolso», respondió ella.

Mientras conversaban por teléfono, la madre vio a su hijo desde la ventana del piso, situado en una barriada de Málaga. «Mire, si en una hora me devuelve el bolso, quito la denuncia». El hombre subió a su casa y su progenitora le pidió que se pusiera al teléfono. «¿Qué bolso? Yo no he robado ningún bolso, no he subido a esa planta?». ¿Como podía saberlo, si nadie le había dicho que el hurto se había producido en el segundo piso de los juzgados? Acababa de confesar. «Voy para allá», le dijo ella.

La secretaria judicial acudió a la cita con la madre acompañada de una compañera y un par de policías de la comisaría de Torremolinos. Del portal salió una mujer con algo más de setenta años. «Mire, aquí está su bolso». Ella comprobó que estaban todas sus pertenencias, aunque en la cartera solo quedaban 15 euros. «Se ha quedado con 100 euros. ¿Me los puede pagar él?», preguntó la víctima del hurto.

¡La madre se encogió de hombros. «Él, no. Pero yo puedo darle 50 euros de mi pensión y otros 50 el mes que viene». La secretaria no aceptó. «Déjelo, señora, usted no tiene que pagar nada». Habían hecho un pacto y ella había cumplido, así que le perdonó la deuda y no puso la denuncia. La historia acabó bien para él. Hubo reparación del daño y acabó exonerado.

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