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Así amaneció uno de los bares asaltados en La Roca. SUR
Así actuaba la banda que desvalijaba tragaperras en bares de La Roca

Así actuaba la banda que desvalijaba tragaperras en bares de La Roca

Los ladrones, que ya han sido detenidos y contaban con una ristra de antecedentes, perpetraron cerca de una treintena de asaltos de madrugada

Miércoles, 15 de enero 2025, 00:24

Los rostros ocultos con cascos y pasamontañas. Una pata de cabra y un martillo. Fuera, una moto preparada para la fuga. Así actuaba la banda que desvalijaba las máquinas tragaperras en bares de La Roca y Martiricos. Durante meses, los ladrones han tenido en jaque a los hosteleros de esta zona de Málaga capital, pero también a la Policía Nacional, que ha llegado a movilizar a una treintena de agentes hasta que, finalmente, les dieron captura.

El último golpe lo cometieron en la madrugada del 3 de diciembre en un establecimiento de Bailén-Miraflores. Para entonces, los investigadores de la Comisaría de Distrito Norte de Málaga ya estaban atando los últimos flecos para terminar de poner nombres y apellidos a los responsables. Días después, seis hombres fueron detenidos. Se les atribuye 26 robos con fuerza en establecimientos hosteleros.

Identificarlos no fue una tarea sencilla. Básicamente, porque los ladrones solían perpetrar los robos tan cerca de sus viviendas que, para cuando la policía llegaba a los negocios asaltados, por poco que tardaran, los cacos ya se habían refugiado en sus casas. En apenas tres minutos ya se habían quitado de en medio. Lo habitual era que se dieran a la fuga en una Honda PCX, aunque en ocasiones también usaron un patinete eléctrico.

Los sospechosos, con edades de entre 20 y 41 años, pese a no ser ladrones profesionales, contaban con un largo historial delictivo. El expediente del más mayor, según las fuentes, suma al menos una treintena de antecedentes. Entre los seis se habían coordinado, supuestamente, para que cada vez intervinieran en los asaltos distintos miembros de la banda. Lo habitual era que en los mismos participaran al menos tres de ellos.

La mecánica de los robos rápidamente llevó a los investigadores a sospechar de que tras los mismos estaría un único grupo. El modus operandi en casi todos los casos era muy similar: accedían a los negocios mediante la fuerza, habitualmente usando una pata de cabra para abrir las persianas o destrozando la cristalera a martillazos, como en el caso del bar Brisa del Sur, pese a que se trataba de un cristal blindado; una vez dentro, reventaban con un martillo las máquinas tragaperras y la caja registradora.

Los ladrones se cuidaban mucho para no dejar indicios. De hecho, siempre según las fuentes, la Científica apenas logró más restos que alguna pisada, aunque esta pista, a la postre, resultaría clave para demostrar la autoría en estos robos. Sin vestigios biológicos y sin tiempo para pillarlos 'in fraganti' o en la huida, los investigadores tuvieron que trazar un nuevo plan, sobre todo a partir de octubre, cuando los sospechosos empezaron a ponerse las botas. Los asaltos con fuerza pasaron a ser casi diarios, llegando a asaltar hasta cinco locales en una misma noche.

Estos robos generaron una gran alarma entre los hosteleros de La Roca y Martiricos, aunque también actuaron en negocios de la zona Centro, Bailén-Miraflores y Palma-Palmilla. Algunos de los bares ya habían sido víctimas de hasta tres visitas de los ladrones, como los propietarios de Bodega Madrid o La Cartuchería. De hecho, los dueños de este último establecimiento empezaron a pasar las noches en su local por miedo a que los ladrones regresaran una cuarta vez.

Al intensificarse los asaltos, la Policía Nacional puso en marcha un dispositivo nocturno para detener a los autores y poner fin a los mismos. En el mismo intervinieron los efectivos del Grupo Gotham, formado por agentes de paisano, así como de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y de la Comisaría de Distrito Norte. Durante semanas estuvieron presentes en la zona con intención de eludir los robos, pero sobre todo de identificar a los sujetos que estuvieran merodeando de madrugada por la zona.

A ello se juntaron las innumerables horas de visualización de cámaras de videovigilancia, tanto de los locales afectados como de la calle, que ayudó a los agentes a rascar algunos detalles de los sospechosos, como algunas prendas de ropa que vestían, la complexión, o el modelo de moto que utilizaban los ladrones. Y también que disponían de un casco muy llamativo, que pertenecía a la empresa de Cabify.

Cruzando los datos de las personas identificadas y aquellos que proporcionaron las grabaciones, así como la confirmación por parte de la Científica de las pisadas, los investigadores consiguieron, al fin, ponerles nombres y apellidos. A finales de año, los seis ya habían sido detenidos, hallando los agentes en sus domicilios tanto prendas que supuestamente emplearon en los robos como las herramientas. Del dinero ya no quedaba ni rastro. La investigación continúa abierta.

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