La sombra de Lagerfeld
Sébastien Jondeau. El guardaespaldas y asistente personal del káiser de la moda relata en un libro su experiencia junto al diseñador alemán
ABRAHAM AMEZAGA
Lunes, 22 de febrero 2021, 00:08
Fue el primero en enterarse de la enfermedad de Karl Lagerfeld (1933-2019), cuyos signos iniciales se hicieron visibles en 2015, y quien estuvo a su lado cuando cerró los ojos definitivamente. Además, si la historia de la Cenicienta tiene una versión masculina, esta bien podría ser la vida de Sébastien Jondeau (1975), un joven cuyo destino cambió por completo cuando se cruzó en su camino el príncipe de la moda. «Saqué a un chico del extrarradio» de París, ironizaba en más de una ocasión el que fue diseñador de firmas como Chanel, Fendi y la suya propia. Lo que no sabía Lagerfeld es que ese chico relataría un día en libro su experiencia junto a él, como asistente personal, chófer y guardaespaldas.
Cuando están a punto de cumplirse dos años de la muerte del polifacético creador alemán, ha salido a la venta en Francia 'Ça va, cher Karl?' ('¿Cómo va, querido Karl?'), en la editorial Flammarion, libro en el que Jondeau habla de sus más de veinte años de fiel servicio. Un joven que dejó pronto los estudios, sin diploma, frecuentó ambientes hostiles, conoció la violencia de los arrabales... Su destino, en definitiva, discurría por derroteros totalmente opuestos a los del millonario Karl.
Nunca hubiera pensado a los 15 años, cuando echaba una mano en la empresa de transportes familiar, que aquel señor no solo le iba a dar de propina un sobre con 500 francos (más de 100 euros de hoy), sino que además ocho años después se iba a convertir en su jefe. Pero no en un jefe al uso, también en un maestro (en la moda, la historia, el arte, el coleccionismo...) al que admirará profundamente.
«Me gustaría trabajar para usted», le dice un día. Tiene 23 años, ha transportado muebles a varias de las residencias de Lagerfeld y «quería descubrir su mundo». Al cabo de varias semanas, el diseñador le responde por escrito que cuenta con él, confesándole luego de viva voz que hizo bien, porque «en la vida hay que pedir. Si no, no obtendrás nada». Él, el káiser de la moda, que acostumbraba a viajar con más de una docena de maletas, entre prendas, accesorios y libros, que adoraba «novelar las cosas» y provocaba situaciones con adrenalina, le abrió las puertas a otro mundo, totalmente desconocido e inalcanzable. Con trabajo, profesionalidad y discreción, aprende a moverse este apasionado del boxeo, Barcelona y las mujeres, en quienes buscará el amor y «una familia».
Las más de 250 páginas del libro nos revelan no solo a un Karl íntimo, que le invita a sentarse a su mesa a almorzar y cenar a diario, y de «una generosidad inmensa» -de la que se aprovecharon no pocos-, sino también a ese chico que fue Sébastien y en el hombre que se convertirá.
No es un relato lineal. Hay 'flashbacks', y la localidad vascofrancesa de Biarritz se halla muy presente: allí está la que fue durante mucho tiempo una de las residencias de Lagerfeld, Villa Elhorria, a la que acudía con frecuencia para realizar también 'shootings' de Chanel y a la que invitaba en verano a amigos en verano como Carolina de Mónaco.
Una relación, la de Karl y Sébastien, que fue más allá de lo profesional, convirtiéndose en la de «un padre y un hijo», a pesar de que el segundo trató al primero siempre de usted.
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