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En el 80% de los niños el origen del asma es alérgico.
La obesidad empeora los síntomas del asma

La obesidad empeora los síntomas del asma

El sobrepeso afecta a los volúmenes pulmonares, disminuye la capacidad funcional residual y la reserva respiratoria

REDACCIÓN

Martes, 6 de mayo 2014, 15:15

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Cada vez hay más personas con asma y obesidad, al menos en los países desarrollados, dos trastornos muy prevalentes que unidos pueden multiplicar su impacto en la salud de quien los padece.

«Numerosos trabajos han sugerido una relación entre asma y obesidad. Aunque la naturaleza exacta de esta asociación no se ha aclarado completamente, según los datos epidemiológicos publicados, la obesidad precede al asma, aumenta tanto su prevalencia como su gravedad y puede alterar la eficacia de los fármacos utilizados habitualmente para su tratamiento», explica el doctor Julio Delgado, Presidente del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

Por eso, y con motivo de la Celebración hoy, 6 de mayo, del Día Mundial del Asma, la SEAIC se une a la iniciativa de la Global Initiative for Asthma (GINA) con el objetivo de crear conciencia y mejorar el cuidado de esta patología.

Hay varios factores que pueden explicar la relación entre asma y obesidad. El primero, y puramente mecánico, es la reducción de la capacidad de adaptación o elasticidad pulmonar del sujeto asmático cuando aumenta de peso. Al ganar peso, se amplía el tejido adiposo y con ello la masa de tejido que se debe movilizar, mermando la ventilación pulmonar. Además, el propio tejido adiposo favorece una situación de inflamación crónica que repercute a nivel pulmonar. No se debe olvidar que el asma bronquial es, en sí misma, una enfermedad inflamatoria.

En población pediátrica, el estudio prospectivo más reciente realizado en niños demostró que en el grupo con un IMC elevado (por encima de percentil 85) en el momento del reclutamiento (2 años) desarrolló asma en una proporción mayor que los niños incluidos con un IMC bajo. «Este dato confirma que la obesidad es una factor de riesgo para la aparición de asma durante la primera infancia, que es el momento en el que desarrollan la enfermedad una gran parte de los pacientes», comenta el doctor Javier Ruiz Hornillos, Jefe de Unidad de Alergología en el Hospital Universitario Infanta Elena de Madrid.

El asma, en cifras. Estudios realizados en España muestran que entre un 3 y un 7% de la población adulta tiene asma. Esta cifra es algo más elevada (entre un 5 y un 10%) en la población menor de 6 años y en las últimas cuatro décadas se ha triplicado el número de casos de asma, convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública.

El tratamiento

Parece lógico pensar que la pérdida de peso mejorará el asma. Por eso, en el caso de estos pacientes, el tratamiento debe incluir un programa de control de peso, tal y como señal el doctor Delgado.

Muchos padres son de la opinión de que su hijo asmático no deberían practicar ningún tipo de ejercicio físico, lo que llevaría al niño a tener un estilo de vida más sedentario. El empeoramiento del asma en niños al llegar a la adolescencia puede estar influenciado por su estilo de vida, el cual contribuye a un estrechamiento del tracto respiratorio, y que podría llevar a un asma severa a través de una reducción de la capacidad de extensión de los músculos bronquiales.

En este sentido, el doctor Ruiz Hornillos afirma que «merece la pena valorar los beneficios que en el niño asmático tendría el realizar un ejercicio físico de forma regular y moderada, en concordancia con sus características personales, el cual le permitiría disminuir la severidad del asma», explica el doctor Ruiz Hornillos.

Qué es y cómo cursa el asma

El asma es una enfermedad crónica respiratoria que cursa con episodios de tos, falta de aire y ruidos respiratorios provocados por obstrucción bronquial. «Esta obstrucción es característicamente reversible total o parcialmente, y el paciente puede estar temporadas sin desarrollar síntomas importantes. Sin embargo, es un error realizar el tratamiento antiasmático solo en los episodios de síntomas intensos, y, en general, un buen control de la enfermedad precisa de la realización de tratamiento de forma prolongada», matiza el doctor Delgado.

Para conseguir un control de la enfermedad, es preciso realizar un diagnóstico correcto de la causa que origina el asma: en más de la mitad de los asmáticos adultos y en el 80% de los niños el asma tiene un origen alérgico.

Tal y como apunta el doctor Delgado, «ser alérgico es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de asma. Los alérgenos más relacionados con el asma son los pólenes, ácaros del polvo doméstico, hongos del ambiente y los epitelios de animales como perro, gato, caballo y roedores, aunque la importancia de cada uno de ellos es variable geográficamente».

La identificación del alérgeno causante del asma facilita medidas terapéuticas eficaces como la evitación de dicho agente o el empleo de inmunoterapia en los casos en los que esté indicada. «Las vacunas son capaces de modular la respuesta alérgica y mejorar los síntomas respiratorios de estos pacientes. Estos aspectos del tratamiento deben completarse con fármacos (en su mayoría administrados por vía inhalatoria) para conseguir un control de la enfermedad que en la mayoría de los pacientes puede ser óptimo y permitir que el p aciente asmático desarrolle sus actividades sin limitación», concluye este experto.

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