¿De verdad la fruta engorda en el postre? Sanidad desmonta algunos mitos sobre la alimentación

Es una de las eternas dudas: ¿es mejor comer la fruta como postre o entre horas, sola? Desde el Ministerio aclaran que ñas calorías y vitaminas aportadas por la fruta no cambian, independientemente de si se toman solas o acompañadas, y recuerdan la necesidad de tomar varias piezas al día. Además, destacan que la ventaja de tomarla como postre es que e este modo no tomaremos (por lo general) otro tipo de alimentos con mayor contenido calórico, como dulces, snacks,… y contribuirá a llegar a la siguiente comida con menor sensación de hambre.

La recomendación ideal es beber un litro y medio o dos cada día, pudiendo tomarla durante las comidas o fuera de ellas, de manera indiferente. La sed que aparece durante las comidas debe ser saciada, tanto para nuestra correcta hidratación como para ayudarnos a percibir mejor los sabores de los alimentos que ingerimos. No tiene calorías así que no engorda, pero en cambio sí puede ayudar a saciar debido a que proporciona sensación de plenitud.

Esta es una creencia muy extendida, pero desde Sanidad apuntan a que no debemos de clasificar los alimentos como buenos o malos, sino conocer las características de cada uno. El huevo ha sido tratado injustamente durante mucho tiempo pese a que es un alimento muy completo y saludable. Es cierto que su yema es rica en colesterol, pero no hay que olvidar que posee también proteínas, vitaminas y minerales y que su consumo es adecuado en todas las edades.

No es necesario, salvo en casos muy concretos (por ejemplo en casos de embarazo o determinadas patologías y siempre con prescripción por un facultativo), tomar ningún tipo de suplemento si se mantiene una alimentación sana, variada y equilibrada. El consumo de suplementos nunca debe sustituir una dieta equilibrada y variada. Tampoco es imprescindible recurrir a estas ayudas en épocas en las que nos sentimos con menos energía, en la que tenemos una actividad más intensa o cuando nos resfriamos con frecuencia salvo que el médico nos lo recomiende.

Falso. La actividad física es imprescindible para la salud y de lo más beneficiosa, pero si no va acompañada de una correcta alimentación nuestro cuerpo sufrirá consecuencias difícilmente compensables con la práctica de ejercicio físico. Por ejemplo, las ventajas que obtienes entre comer una pieza de fruta o comer bollería industrial, no es sólo la gran diferencia calórica entre uno y otro, sino que además, la fruta nos aporta vitaminas, fibra…frente al alto contenido en grasas no saludables y azúcares refinados de la bollerías, según recuerdan desde Sanidad.

En general, se puede decir que las grasas vegetales tienen mayor proporción de ácidos grasos insaturados, beneficiosos para nuestra salud cardiovascular mientras que las grasas animales tienen mayor proporción de ácidos grasos saturados, que hay que consumir en menor proporción. Sin embargo hay excepciones, puesto que existen grasas saturadas como las de coco, palma y palmiste, que tienen un origen vegetal. Además hay que decir que las grasas animales suelen ir acompañadas de vitaminas liposolubles, importantes para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. En cuanto al contenido calórico, es el mismo 9 kcal/g, independientemente de que su origen sea animal o vegetal.

Todos los alimentos nos aportan en mayor o menor medida energía en forma de calorías. El pan se encuentra entre los alimentos con un contenido calórico medio (261 kcal/100 g.) ya que está formado principalmente por hidratos de carbono complejos y es pobre en grasas. Figura en la base de nuestra alimentación mediterránea y se aconseja como acompañamiento en comidas y cenas y como integrante saludable de nuestros desayunos y meriendas, sin perder de vista qué cantidad consumimos en cada ocasión y, sobre todo, con qué se le acompaña.

El proceso de congelación no altera las cualidades de los alimentos, por lo que un pescado o una carne congelada tienen las mismas propiedades que si los comemos frescos. Respecto a las verduras congeladas, la proporción de vitaminas que éstas tienen después del cocinado es similar a la que puedan tener las verduras frescas tras ser cocinadas. Por tanto, no existe ninguna razón para no comprar alimentos congelados, ya que esta puede ser una buena forma de tener alimentos saludables siempre a mano, según apuntan desde el Ministerio de Sanidad.