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Ángel de los Ríos
Sábado, 7 de marzo 2015, 00:39
Esas orugas, que caminan una detrás de otra, como en procesión despiertan una gran curiosidad. ¿Dónde van las procesionarias? Descienden de los pinos donde anidaron en invierno, su primer hogar, para ir a enterrarse y completar su metamorfosis. Sea cual sea su destino, en su caminar despiertan la curiosidad de nuestras mascotas -y a veces de los niños- que se acercan a ellos con menos cautelas de las que debieran.
"Los perros las huelen y a veces hasta llegan a morderlas", explica Manuel Garrido, veterinario. La procesionaria tiene tres formas de entrar en contacto con el perro: cuando van formando sus filas, cuando caen sus nidos de los árboles o porque sus pelos vuelan arrastrados por el aire. Y es que, en los pelillos que la cubre, reside su potencial peligro. "Son estos pelos los que contienen las toxinas que provocan los cuadros alérgicos en perros y también en personas".
No hay remedios caseros. "Volando al veterinario", sentencia Garrido. Un perro puede perder la vida en apenas 3 ó 4 horas. Pero sí advierte que, en un primer momento, "hay que lavar con agua caliente la zona afectada, pero sin frotar -matiza- porque al hacerlo se rompe el pelo y se liberan las toxinas encerradas en él. En el 99% de los casos la zona con la que entran en contacto suele ser los labios y la lengua. En muy raras ocasiones, pueden aspirar un pelo.
Y, ¿cómo sé si mi mascota está afectada por un ataque de procesionaria? El veterinario señala 3 fases en el cuadro:
1. El perro se frota con las patas en el hocico y también restriega la cabeza contra el suelo. De forma compulsiva. "Es un síntoma inmediato", añade Garrido.
2. La cianosis, que puede aparecer en menos de una hora. Se caracteriza por la coloración azulada de la piel y las muchosas. "La lengua se pondrá negra y se hinchará, así como la cabeza y el cuello", puntualiza.
3. Aparecen convulsiones, resultado de un shock anafiláctico. Al fin y al cabo es una reacción inmunitaria generalizada del organismo del animal, potencialmente mortal.
Las leyendas urbanas insinúan que una inyección de Urbasón en casa puesta por el propietario es suficiente. Nada más lejos de la realidad. "Para empezar, una picadura de avispa y el ataque de la procesionaria pueden presentar cuadros similares", explica el veterinario que puntualiza que por eso el perro "debe ser evaluado siempre por un profesional". Concluye que aunque el tratamiento será a base de corticoides, es muy importante tener en cuenta variables como "el peso, la raza o el cuadro clínico de cada animal".
Para evitar encuentros indeseables, Manuel Garrido aconseja no visitar parques de pinos y abetos entre febrero y abril, que es cuando la procesionaria despierta. "Aunque ahora se haya adelantado por las altas temperaturas, los nidos han estado en los árboles desde el final del verano y el Ayuntamiento de Málaga ha tenido tiempo suficiente de actuar contra ellos", critica.
Manuel Garrido es veterinario en la Clínica África. Málaga.
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