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Ocho millones de alumnos sin clase en Italia por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial

Ocho millones de alumnos sin clase en Italia por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial

Los parques se llenan de niños con sus cuidadores tras el cierre de las escuelas por la epidemia de coronavirus

darío menor

Roma

Jueves, 5 de marzo 2020, 12:19

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Aulas vacías y parques llenos de niños. Ese es el panorama que ofrecían ayer las ciudades y pueblos de Italia en el primer día de las 'vacaciones del coronavirus', a las que se han visto constreñidos los más de ocho millones de estudiantes después de que, el día anterior, el Gobierno decidiera el cierre de todos los centros educativos del país para intentar poner freno a los contagios. Hasta el 15 de marzo, como pronto, las guarderías, colegios, institutos y universidades de todo el territorio nacional no abrirán sus puertas. Lo mismo ocurre con las academias de idiomas, música y las escuelas deportivas.

El cierre de los centros educativos, una medida sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial y que pretende evitar el colapso del sistema sanitario si siguen disparados los contagios, tiene un enorme impacto social en un país que, en circunstancias normales, ya sufre en materia de conciliación. Pese a las críticas de algunos expertos y las evidentes dificultades que genera, la decisión del Gobierno fue en general bien aceptada por la población. «Es una medida drástica, pero en este momento cada uno debe poner de su parte. Es un deber de toda la comunidad proteger a los más vulnerables, como son los ancianos o las personas con enfermedades», explicó Flaminio, padre de dos niños de 9 y 11 años y que vive a caballo entre Roma y Milán.

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La expansión del coronavirus, que continuó ayer con casi 800 nuevos contagios, parece respaldar la decisión del Gobierno de cerrar los colegios, una medida que según dijo la ministra de Educación, Lucia Azzolina, «no fue fácil» adoptar. Según los últimos datos ofrecidos por Angelo Borrelli, jefe de la Protección Civil y comisario especial de esta crisis, se contabilizan más de 3.800 contagiados, de los que 414 se han curado y 148 han fallecido. Borrelli especificó que la franja de edad de los pacientes muertos iba de los 66 a los 94 años y que se trataba de «personas frágiles, en su mayoría con diversas patologías» previas.

A diferencia del primer ministro, Giuseppe Conte, que reconoció el día anterior el riesgo de «sobrecarga» en el sistema sanitario si seguía disparado el número de infectados, Borrelli lanzó un mensaje de tranquilidad al asegurar que «no hay situaciones críticas en nuestros hospitales, incluidos los de Lombardía», la región más golpeada.

LA CLAVE:

  • Razones para el optimismo. La tasa de infección sigue siendo muy baja: solo uno de cada 250.000 españoles tiene el virus

Discurso del presidente

Tras el anuncio el miércoles del cierre de los colegios, ayer llegó otro gesto de peso por parte de las instituciones para terminar de convencer a los italianos de la gravedad de la situación. El presidente de la República, Sergio Mattarella, intervino en la crisis con un discurso grabado en el que dijo a sus compatriotas que «pueden y deben tener confianza en Italia» y les pidió que respondan a la enfermedad «sin imprudencias pero sin alarmismos». El jefe del Estado, que goza de un gigantesco consenso más allá de las preferencias ideológicas, ofreció palabras de confianza al alabar el «excelente sistema sanitario nacional».

Ajenos al debate político, los estudiantes italianos aprovecharon su primer día sin clase para atestar los parques. Otras familias preferían que permanecieran en casa. «Yo no les dejo salir, al menos durante estos primeros días. La verdad es que tengo miedo. Han cerrado los colegios para evitar que haya demasiada gente junta y no quiero estar preocupada por lo que tocan en la calle o a quien se acercan», confesó Lucia, madre de dos pequeños escolarizados en la capital italiana. Los docentes ya han empezado a mandar a los alumnos por vía telemática deberes que deberán realizar en casa. Siguen así las indicaciones de la ministra de Educación, que animó a fomentar las clases a distancia.

Los médicos belgas se quejan por la falta de medios

El goteo de contagios en este país es continuo desde el pasado fin de semana, cuando se detectaba en Amberes el segundo positivo después de un mes. Hoy son 23. El gobierno federal, en funciones desde el 26 de agosto, mantiene el nivel de respuesta en la fase 1 de contención. Ha sido criticado por médicos de atención primaria al que le culpan de falta de medios e información y las urgencias de algunos hospitales han acusado el exceso de carga de trabajo por el miedo al contagio.

Mientras en los últimos días algunos expertos (cuestionados) han dibujado escenarios catastróficos con 850.000 infectados y más de 3000 hospitalizaciones. La responsable federal de sanidad, Maggie De Block, insistió ayer en la televisión pública francófona RTBF que «aún no se ha llegado a una situación que requiera cierres de escuelas o cancelaciones de eventos». Y remarcó la necesidad de dotar de más fondos «para suministros médicos». Como medida de precaución, el Atomium, el monumento más visitado del país (con 650.000 turistas el pasado año; un 13% más que el anterior) ha limitado el número de personas que pueden utilizar su ascensor de una sola vez; de 18 a 10.

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