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Fardos de deshechos de plático en el vertederos en Ciudad de México Afp
El plástico podría perder fuelle frente al vidrio, papel o metal

El plástico podría perder fuelle frente al vidrio, papel o metal

Ante el incremento de la preocupación medioambiental la industria plástica está adaptando sus productos y prácticas hacia estrategias con mayor conciencia ambiental

europa press

Madrid

Lunes, 3 de septiembre 2018, 15:56

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La mitad de los envases del consumo global son de plástico y más de un tercio de la resina producida por las compañías químicas termina en el mercado final de los envases, según un informe publicado en Citi GPS, que advierte de que otros materiales como el metal, el vidrio o el papel podrían recuperar cuota de mercado frente a este compuesto químico por el incremento de la preocupación medioambiental de los consumidores.

De esta manera, los impulsores del informe indican que los plásticos se han convertido en un elemento «básico» de la vida cotidiana en el mundo moderno y que en los últimos 50 años ha ido ganando participación constantemente frente a otros materiales para embalaje, debido a sus características de bajo coste, durabilidad y maleabilidad. Sin embargo, el estudio 'Rethinking single use plastics. Responding to a sea change in consumer behavior', de City GPS, señala que las preocupaciones ambientales en torno a la contaminación terrestre y los vertederos ha crecido junto con este mayor uso de plásticos, y al mismo tiempo, se incrementa la atención sobre la contaminación de los océanos y el aumento de los microplásticos.

Si bien el debate sobre la sostenibilidad y reciclabilidad de los plásticos han tenido una larga vigencia en Europa y en América, en China, el Gobierno decidió en 2018 que ya no importaría el 50% de la chatarra de plástico y papel del mundo y como ha sido el principal importador de basura plástica (con un consumo anual de plásticos de 8 millones de toneladas), esto ha provocado un colapso en el precio de varios materiales plásticos recuperados y un exceso de oferta acumulada en los puertos occidentales. Por ello, gobiernos nacionales y locales han lanzado sus propias prohibiciones de plásticos. El Reino Unido ha tomado la posición de liderazgo en la prevención de residuos de plásticos con prohibiciones propuestas de utensilios de plástico, pajitas y bastoncillos de algodón.

Prohibiciones «agresivas»

Por su parte, la Unión Europea ha seguido con su propia prohibición, indicando que una vez que se implante por completo su Directiva de Residuos en 2030, los cambios podrían costarle a las empresas más de 3.013 millones de euros al año. Según los autores, algunas de las prohibiciones «más agresivas» se han producido en países con mercados emergentes y debido a que el uso de plásticos per cápita de estos países es muy bajo, las prohibiciones tienen el potencial de afectar al crecimiento del consumo futuro de los plásticos.

En respuesta a este incremento del escrutinio ambiental, la industria plástica no se está quedando impasible, sino que las empresas químicas están adaptando sus productos y prácticas hacia estrategias con mayor conciencia ambiental, centrándose en productos más ligeros, inversiones en empresas de reciclado de plástico, mejora de los sistemas de reciclaje y la creación de polímeros bio. De este modo, se ha creado al menos una capacidad de producción de un millón de toneladas de plásticos biodegradables y, con la legislación apropiada, los incentivos económicos podrían permitir el desarrollo de capacidades de productos de alto coste de acuerdo con la preocupación medioambiental actual.

En este contexto, mientras el plástico se enfrenta cada vez a mayor regulación y al escrutinio de los consumidores, otros sustratos incluido el metal, el vidrio o el papel podrían posicionarse y recuperar cuota de mercado.

Finalmente, el estudio de Citi GPS observa que existe cierto potencial de que el empaquetado de productos se convierta en un campo de batalla, incluido productos como los refrescos, las cápsulas de café y paquetería del comercio electrónico, así como en las bolsas de la compra. Si bien, admite que las elecciones del consumidor no son siempre tajantes y otros materiales pueden ofrecer mejores condiciones de reciclabilidad que el alto coste del reciclaje de plástico y situarse, por ende, en ventaja.

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