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Los servicios funerarios introducen el cadáver de la joven en el coche en medio de una fuerte presencia policial. En el círculo, puerta del domicilio precintada. MARTA MORAS
Matar por machismo, suicidarse por machismo

Matar por machismo, suicidarse por machismo

El 30% de los criminales machistas acabaron quitándose la vida, los expertos no creen que les pese la culpa, sino la impulsividad por la falta de control sobre su víctima

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Domingo, 2 de octubre 2022, 10:29

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Los dos últimos asesinos machistas acabaron suicidándose tras matar a sus parejas. El pasado domingo, la Policía encontró en una vivienda de Benidorm el cadáver de una mujer de 67 años cuando se disponían a notificarle que su marido había perecido en un accidente de tráfico. Él la había apuñalado antes de estrellar su coche contra un camión grúa. El lunes, Raquel Carrión, de 32 años y madre de dos hijos pequeños, fue hallada muerta en su domicilio de Palencia cuando la Policía le iba a comunicar el fallecimiento de su pareja, arrollado por un tren. Las investigaciones apuntan a que tras estrangularla con una correa el criminal abandonó el piso y se arrojó a las vías.

Ambos casos ponen sobre la mesa una cara tan fea como escasamente conocida, la de los hombres que se suicidan tras asesinar a sus parejas, una realidad que, en lo que llevamos de año, ha ocurrido ya una decena de veces. De las 33 mujeres asesinadas por violencia de género en 2022, en diez casos sus verdugos acabaron con su vida, y en uno más, lo intentó.

El primero ocurrió el 25 de enero, en Algarinejo (Granada), donde Mónica, de 50 años, fue asesinada a cuchilladas por su marido, quien posteriormente se suicidó de un tiro de escopeta. El 2 de marzo, en Pozuelo de Alarcón (Madrid) Lobna, de 32 años, fue apuñalada hasta la muerte por su expareja, que se quitó la vida con el mismo arma blanca. Dejaron 4 huérfanos de entre 6 y 12 años. Al día siguiente, en Maqueda (Toledo), Isabel, de 45 años, fue asesinada de un disparo de escopeta por su expareja, con el que estaba en trámites de separación. Posteriormente, el hombre se descerrajó un tiro.

Presuntos asesinos

y suicidios

13

Se suicidaron tras cometer el asesinato

6

Intentaron suicidarse

24

No hubo tentativa de suicidio

Fuente: Ministerio de Igualdad

R.C.

Presuntos asesinos

y suicidios

13

Se suicidaron tras cometer el asesinato

6

Intentaron suicidarse

24

No hubo tentativa de suicidio

Fuente: Ministerio de Igualdad

R.C.

Presuntos asesinos

y suicidios

13

Se suicidaron tras cometer el asesinato

6

Intentaron suicidarse

24

No hubo tentativa de suicidio

Fuente: Ministerio de Igualdad

R.C.

Lloret del Mar, Tomelloso, la calle Serrano de Madrid (donde un aristócrata mató a su mujer y a una amiga antes de quitarse la vida), Dos Hermanas, Albuñol... han sido escenarios de episodios similares, y así hasta diez suicidios (el 30,3% de todos los crímenes machistas de 2022, el mismo porcentaje que en 2021), y un intento de suicidio ocurrido en Nohales (Cuenca) el pasado 4 de abril.

No hay un estudio científico que haya analizado en profundidad la combinación de violencia de género y suicidio. De hecho, el Ministerio de Igualdad solo ha empezado a dar este dato en 2021. Y los expertos tampoco ven un patrón definido que permita sacar una conclusión definitiva. Pero coinciden en que estos criminales responden al perfil de un hombre inseguro e inestable emocionalmente, muy impulsivo, conflictivo con los demás y consigo mismo, más temeroso de la condena penal que de la social, y que sienten que su vida carece de sentido tras perder el control sobre su víctima, una vez que la han asesinado.

Los criminales suicidas «muestran limitaciones en la empatía y minimizan la responsabilidad y la culpa»

Nuria cordero

Psicóloga forense y experta en violencia de género

Nuria Cordero, especialista en psicología forense y experta en violencia de género e intrafamiliar, refiere que no existe un perfil único de agresor, pero sí una serie de factores psicopatológicos, como un trastorno límite de la personalidad, una personalidad paranoide o narcisista, así como un conjunto de indicadores de peligrosidad, entre los que cita «la inestabilidad emocional y una fuerte dominación unidas a suspicacia e impulsividad y una marcada agresividad».

La psicóloga no cree que estos individuos se borren de la vida por un supuesto sentimiento de culpa. En algunos casos no reconocen el daño infligido «y por lo tanto no asumen esa responsabilidad», y recuerda que los criminales «muestran limitaciones en la empatía y analfabetismo emocional» y por ende «minimizan la responsabilidad y la culpa». Cordero apunta a que la marcada inestabilidad emocional de estos individuos junto a su impulsividad y su conflicto interno son factores de riesgo que promueven la conducta suicida. «La percepción de la ruptura actuaría como desencadenante del asesinato de sus parejas y podría explicar el hecho de cometer el suicidio después de asesinarlas», indica la especialista.

«El suicidio ocurre en muchas ocasiones como otra salida descontrolada ante lo acontecido»

TIMANFAYA HERNÁNDEZ

Timanfaya Hernández, psicóloga sanitaria y forense, también piensa que no hay un mecanismo común de comportamiento, «pero sí hay casos en que los suicidas lo hacen de manera consciente y premeditada», como el de Tomás Gimeno, el padre de Olivia y Anna, que planificó la muerte de sus hijas (las asfixió y las arrojó al mar en Tenerife), y luego se quitó de en medio para provocar a la madre un dolor inhumano y sumirla en la incertidumbre, pues en su pretensión se hallaba hacer desaparecer todo rastro de él y de las pequeñas.

Pero no siempre hay una planificación tan cruel y obsesiva, y en ocasiones el suicidio actúa como una salida al descontrol. «La base de la conducta machista es la inseguridad», apunta Hernández, «la inseguridad lleva a intentar ejercer el control y cuando por distintas circunstancias lo pierdo no se soportan las emociones que genera, frustración, rabia y el descontrol de impulsos. Se puede decir que es suicidarse por machismo tras haber matado por machismo», ilustra la psicóloga, que añade: «Eso no quiere decir que no se sea consciente de lo hecho. El suicidio ocurre en muchas ocasiones como otra salida descontrolada ante lo acontecido».

«Hay suicidas que buscan generar el mayor dolor a sus parejas eliminando a sus hijos, y con la determinación de matarse después, como hizo Tomás Jimeno»

Javier Jiménez

Psicólogo clínico y presidente honorífico de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS)

Javier Jiménez, psicólogo clínico y presidente honorífico de AIPIS, la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio que ha dirigido durante diez años, distingue entre dos tipos de asesinos machistas suicidas, los que matan premeditadamente y los que no, es decir aquellos que llevan años maltratando a sus parejas hasta que un día, como se dice vulgarmente, se les va la mano. «Es una apreciación subjetiva mía porque no tenemos estudios científicos, pero yo diría que en el caso de estos últimos, la mayor parte se suicida no tanto por el estigma social del '¿qué va a pensar la sociedad de mí?', sino para librar la sanción penal. Pesa más la condena jurídica que la social», subraya Jiménez.

Luego están los suicidas que buscan generar el mayor dolor a sus parejas o ex parejas eliminando a sus hijos, y con la determinación de matarse después, como hizo Tomás Gimeno. «Y hay otro tipo más, que es el que la mata porque o es mía o no es de nadie, y me está haciendo sufrir tanto que yo me voy a matar, pero antes me la llevo por delante». Jiménez cree que a este perfil de individuos «que por lo general son superimpulsivos y agresivos» no les llegan las campañas de violencia de género. «Son como animales de bellota, ya puede estar machacando los medios con campañas que a ellos les resbala». El psicólogo de la AIPIS cree que sería bueno hacer una autopsia psicológica de estas personas (hablar con su entorno familiar y de amistades, indagar en las búsquedas que hizo en Internet…) para profundizar en por qué un asesino machista se suicida.

«Si en el maltrato ella no muere, no hay suicidio», dice una jueza de Familia

Margarita Pérez-Salazar, jueza de Familia en Pamplona y con varios años de experiencia en un juzgado de violencia sobre la mujer, cree que el suicidio de él está relacionado con la muerte de ella. «Cuando el maltrato es grave pero ella no muere, no hay suicidio. Por tanto creo que cuando se suicidan no lo hacen por culpa o por la condena penal». Pérez-Salazar ha tomado declaración a decenas de agresores «y muy pocos se reconocen como maltratadores. La mayoría justifica sus actos y casi siempre encuentran una razón en ella: me pone nervioso, me provoca…». A su modo de ver, el suicidio puede tener causa en la pérdida de ella, «como que ya no tiene sentido estar ahí. La pérdida», recuerda la magistrada, «motiva también el asesinato en muchos casos. Cuando ella decide separarse, ante esa pérdida, él actúa. Por eso la idea de pérdida puede motivar también el suicidio. La pérdida es la falta de control para él y controlar, en el maltratador, es clave».

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