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Makoto, durante la demostración de 'ikebana' en el Contenedor Cultural de la UMA. :: Francis silva
El delicado arte del arreglo floral

El delicado arte del arreglo floral

La I Semana Cultural Japonesa acoge hasta el domingo demostraciones tradicionales como el 'ikebana'

CLAUDIA SAN MARTÍN

Jueves, 4 de octubre 2018, 00:08

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El trato a la flor con un mimo especial, su colocación asimétrica y con el grado de inclinación adecuado, el respeto a las diferentes alturas de las hojas y ramas. La tradición japonesa del arreglo floral, conocida como 'ikebana', tiene un transfondo más espiritual de lo que pueda parecer.

Lo que comenzó como una costumbre de ofrendas florales en los altares budistas en el siglo VI, se extendió en el tiempo y se ha convertido en la actualidad en una técnica precisa y en un método de meditación que se está extendiendo por todo el mundo.

Con motivo de la Primera Semana Cultural Japonesa en la ciudad, el Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga acogió ayer diferentes talleres y demostraciones entre las que se encontraba el 'Ikebana'. Makoto, de origen japonés y maestra de ceremonias, comenzaba explicando a un público expectante que esta técnica «es espiritual» y no solamente un elemento decorativo o de diseño. Contrario al arte occidental de arreglos florales que se rigen por la simetría y la unión de distintos tipos de texturas y colores, el 'ikebana' parte de la armonía y el equilibrio, manteniendo la asimetría en las composiciones para representar el cielo, la tierra y el hombre. Además, como cualquier otra disciplina artística, esta técnica también tiene sus herramientas específicas: un recipiente adecuado para que la combinación sea armoniosa y un 'kenzan' , que se coloca en el centro y que se utiliza para clavar y fijar las flores y ramas.

Durante la demostración, Makoto advirtió de que en la cultura japonesa del arreglo de flores «menos es más», así que para la demostración escogió hojas de eucalipto y flores casablanca para crear «una forma básica, bonita, elegante» y que respetara la naturaleza, que es uno de los principios de esta disciplina.

Durante más 20 minutos de una demostración llena de creatividad y siguiendo las normas que rigen este arte tradicional, terminó el centro floral entre aplausos y explicando al público lo que quería expresar con la composición: «La montaña, muchos árboles y flores, por eso dejo las ramas así, con una forma recta más antigua y básica». En el meridiano de una semana cargada de eventos, una de sus impulsoras y propietaria del restaurante Okami en el Centro, Olga Grymierski, afirmó que gracias a la buena acogida que están teniendo las actividades, si el año que viene se vuelve a celebrar esta Semana Cultural, se crearán más talleres en los que el público pueda participar.

Esta oportunidad única para conectar con la cultura milenaria japonesa terminará su agenda de actividades el próximo domingo 7 de octubre.

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