Dos estrellas para el 'nido' gastronómico de los Obama

"Conseguirlas fue muy emocionante. No le voy a negar que lloré. Ya de crío pasaba delante de los restaurantes Michelin en Barcelona para intentar leer sus cartas y ver lo que allí pasaba", afirma José Andrés

Icíar ochoa de olano

Miércoles, 11 de enero 2017, 23:57

2016 le deparó sus dos primeras estrellas Michelin. ¿Por qué le ha costado tanto conseguirlas?

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Porque, o no había guía Michelin donde yo estaba, ... o porque las ahuyentaba. Verá, abrí en Los Ángeles y cerraron la guía. Abrí en Las Vegas y lo mismo. Conseguirlas fue muy emocionante. No le voy a negar que lloré. Ya de crío pasaba delante de los restaurantes Michelin en Barcelona para intentar leer sus cartas y ver lo que allí pasaba.

Según usted, la prestigiosa guía es tacaña con los cocineros españoles y ellos, unos mansos. ¿A qué atribuye lo uno y lo otro?

Bueno, que Andoni (Luis Aduriz), del Mugaritz, no tenga tres estrellas, cuando posiblemente se trata del mejor chef del mundo, es injusto. Y hay más casos.

Las que le han dado a usted son para Minibar, un restaurante para doce comensales situado en Washington, en el que se sirve un menú degustación que, por cierto, disfrutaron los Obama en el último San Valentín. ¿A cuánto sale la experiencia?

300 dólares.

En paralelo, están sus comedores sociales. ¿A cuántas personas da de comer al día a través de su ONG World Central Kitchen?

Brian, mi director ejecutivo, le sabría contestar mejor. Podría decirle que a miles y a miles en los veintitantos proyectos que tenemos en marcha, en África, Haití... Uno de ellos consistió en cambiar cien cocinas de carbón a gas en 2016. Dirá eso no es dar de comer. Es mucho más. En el mundo hay tres millones de personas que siguen alimentándose con ese combustible. Ese es precisamente el mayor obstáculo para acabar con la pobreza y el hambre en el mundo, porque les obliga a gastarse a diario en carbón entre el 20 y el 50% de su salario para poder dar de comer a la familia.

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«No podemos seguir hablando de alta cocina sin ser una voz importante en la lucha contra el hambre y las desigualdades». ¿Qué otros chefs de campanillas le secundan en esa misión?

Bueno, hay algunos oportunistas que aparecen un día y se van, pero cada día se involucran más.

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