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En manos de mujer

Dilma Rousseff o Angela Merkel disparan su presencia pública, pero solo hay dieciocho presidentas y primeras ministras en el mundo. El genocidido de 1994 ha convertido a Ruanda en el país con mayor proporción de parlamentarias del mundo

carlos benito

Lunes, 3 de noviembre 2014, 01:05

Cada vez que una mujer gana unas elecciones, como Dilma Rousseff este fin de semana, proliferan los análisis y las reflexiones sobre cuánto hemos evolucionado, ... sobre cómo el poder político se va confiando progresivamente a manos femeninas. Cada vez que un hombre gana unas elecciones, en cambio, nadie se ocupa de dar forma a la interpretación correspondiente: quizá resultaría un poco latoso insistir en que la mayor parte de los gobiernos continúan controlados por varones, y además nos obligaría a repetirnos constantemente, porque la inmensa mayoría de los presidentes y primeros ministros que salen de las urnas siguen siendo señores. Es cierto que hemos avanzado muchísimo cuando se trata este asunto, conviene recordar datos tan anómalos como la fecha de la aprobación del sufragio femenino en Suiza, en 1971, pero el club de mujeres que mandan sigue siendo una cosa pequeñita, manejable, casi familiar: podrían reunirse todas en una sala de estar un poco amplia, y ni siquiera resultan suficientes para organizar un buen partido de fútbol entre ellas, once contra once.

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