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La Divina Pastora procesionó este año coincidiendo con el día de su festividad. Juan Miguel Salvador
La Divina Pastora, eterna esencia de Capuchinos, regresa a la calle siete meses después de su coronación

La Divina Pastora, eterna esencia de Capuchinos, regresa a la calle siete meses después de su coronación

La imagen mariana, muy aclamada y esta vez sin corona, protagonizó su primera salida procesional de estatutos después del rito canónico

Sábado, 10 de mayo 2025

La Divina Pastora de las Almas era coronada canónicamente el pasado otoño. En concreto, el sábado 5 de octubre de 2024, en la Catedral, desde donde inició su recorrido de vuelta por la tarde, en procesión triunfal, hasta su histórico templo del barrio de Capuchinos. Pues bien, poco más de siete meses después de aquel glorioso acontecimiento, transcurridos 217 días, la preciosa imagen mariana de Monte de Oca y su Hijo, el Divino Pastor de Álvarez Duarte, han vuelto a ver la luz vespertina de la estación más hermosa de la 'Ciudad del Paraíso', eterna en primavera, para protagonizar este sábado, también cultural por la celebración de la Noche en Blanco, su tradicional procesión de alabanza de estatutos, que suponía el culmen de los cultos anuales que la congregación le dedica cada año con una solemne novena, periodo de nueve días de oración y reflexión en torno a la Madre de Dios, cuya práctica se encuentra profundamente arraigada en la ciudad.

El regreso a la calle de la Pastora de Málaga, además coincidiendo este año con su festividad, era, por tanto, muy esperado por los vecinos y devotos, después del buen sabor de boca dejado aquel inolvidable 5 de octubre y, aunque 21 días después volvió a recorrer su barrio durante el rosario de enfermos, la aparición de la lluvia precipitó su regreso al templo, dejando a los fieles con ganas de más Pastora.

De esta manera, el deseo del feliz reencuentro fuera de los muros de la iglesia se palpaba en el ambiente y se dejaba ver en la trama urbana de este viejo barrio surgido tras la conquista cristiana alrededor del que fue el primer convento de franciscanos capuchinos, donde no faltaron reposteros, lonas y papelillos blancos, encomiable tarea del grupo joven de la congregación y de los propios vecinos. Y es que la Madre del Buen Pastor es Capuchinos, un lazo que nunca se rompe, por lo que su gente permanecía a la espera gozosa de la salida de la que es su patrona y protectora, la tercera Pastora coronada del mundo, tras la de Capuchinos de Sevilla y la de San Fernando, y la que también es 'emperatriz del cielo', que vestía y portaba atributos pastoriles y aparecía rodeada de ovejas, símbolo de las almas, tal y como la describió fray Isidoro de Sevilla en los albores del siglo XVIII y tal y como la pintó Alonso Miguel de Tovar para perpetuar su iconografía con sus pinceles.

Con el sol abriéndose espacio entre las nubes, a las 18.30 horas, se plantaba bajo el dintel del templo la imponente cruz alzada de la congregación, escoltada por dos faroles rosario, de corte granadino y referencia dieciochesca. Apenas un minuto después, se echaba a andar la comitiva, formada por Niños vestidos de Primera Comunión, representaciones de las hermandades de la parroquia –Dulce Nombre y Prendimiento–, así como la Piedad y la Archicofradía de María Auxiliadora, amén de algo más de una treintena de hermanos con cirios blancos, separados por tramos de insignias, y un más que nutrido grupo de monaguillos infantiles que antecedían al cuerpo de acólitos y, por su número, constituían uno de los muchos frutos que ha dado la coronación canónica de la Virgen.

Cerraba filas, el trono con la Divina Pastora, que, en un claro gesto hacia el nuevo Pontífice de la Iglesia Católica, el papa León XIV, exhibía un exorno floral principalmente en amarillo y blanco, los colores de la bandera del Vaticano, cuyos tonos guardan especial relación con las llaves de San Pedro, pintadas en oro (amarillo) y plata (blanco), que también aparecen en el escudo papal.

La imagen mariana, tras su salida desde el interior del templo capuchinero. Juan Miguel Salvador

La imagen de la Virgen, alzada en un risco sobre el que erguía un árbol frondoso, su mejor dosel, iba radiante, vestida por Jesús Hinojosa, albacea de Culto, quien lleva más de tres décadas desarrollando este cometido, tras tomar el testigo de otro congregante que se desvivió por esta devoción, Rafael, 'el de la Pastora', Gómez Marín. La talla de Montes de Oca lucía una saya blanca bordada en oro sobre tisú, el manto bordado por Sebastián Marchante, artífice también de la saya, que estrenó durante su coronación, el halo que ejecutara Orfebrería Montenegro y varias joyas de la coronación. Además, portaba el cayado, a modo de báculo, y era tocada con una nueva pamela, realizada con todo el mimo del mundo por el congregante Adrián Pérez Ramírez a partir de un encaje dorado y flores de estilo 'ganutell', confeccionadas con hilos de seda, oro, plata y adornadas con perlas, espejuelos y cristales de colores, ofrenda de la Cofradía de los Dolores del Puente a la Divina Pastora con ocasión de su coronación.

Sin corona

Por tanto, la corporación decidió que la efigie mariana, eterna esencia de Capuchinos, no exhibiera su corona en la calle, al menos este año, mientras que, por el contrario, sí la llevó Jesús Niño.

La salida de la Divina Pastora se producía a las 18.40 horas, después de que el trono bajara las escalinatas del templo, entretanto repicaban las campanas, que se mezclaban con los vivas, y la banda de música Maestro Eloy García de la Archicofradía de la Expiración interpretaba el Himno de Andalucía. A continuación, colocadas las patas de las andas procesionales e izado el árbol, y en su recorrido por los jardines de la plaza de Capuchinos, turno para la marcha que lleva su nombre, escrita por Francisco Javier Moreno, autor de la maravillosa Salve que compusiera para la ceremonia de la coronación.

La Divina Pastora, por los jardines de la plaza de Capuchinos. Juan Miguel Salvador

La Divina Pastora, como de costumbre, regalaba a Capuchinos, su entorno natural, imágenes memorables, pero también las ofrecía en Segalerva, con los vecinos de la calle Daoíz totalmente entregados a la Inmaculada Madre del Buen Pastor cuando la tarde empezaba a caer, y en El Molinillo, con estación ante la capilla de la Piedad. Precisamente, en Daoíz, a las 20.50 horas, se ponía de manifiesto esa fe inquebrantable a la Virgen pastoreña cuando el trono avanzaba lentamente con 'Coronación de la Divina Pastora', de Francisco Javier Moreno, y 'Malagueña Virgen de la Paloma', de Rafael Hernández, dos marchas que representaban el esplendor actual y el pasado cercano de la centenaria historia de la congregación, cuando Rafael Gómez, en el epílogo del siglo XX, favoreció la dinamización de la corporación a través de la juventud. Allí, en esta vía de Segalerva, se lanzaron cohetes, como ya ocurriría antes, en la Alameda de Barceló a la altura de la calle Montserrat, y sucedieron los aplausos, cayeron pétalos de flores y aleluyas, mientras una nube de incienso envolvía a la majestuosa talla barroca.

«Viva la Pastora coronada. Viva nuestra Reina coronada. Viva la Pastora de Capuchinos. Viva los capuchineros...», gritaba un joven congregante con voz clara y contundente para finalizar con varios «Pastora» que colmaron de emoción a los que tuvieron la suerte de presenciar esta escena.

La Pastora de Málaga recibió varias petalada durante su recorrido. Juan Miguel Salvador

También ha sido emotivo el paso de la Divina Pastora por la capilla de la Piedad. En este punto, camino ya de regreso, el trono accedía a la zona con la marcha 'Virgen de la Piedad', de Perfecto Artola, y encaraba el pequeño oratorio callejero para saludar al grupo escultórico de Francisco Palma Burgos. Sin embargo, el momento más esperado se producía cuando el trono alcanzaba la calle Tizo, adornada con papelillos y banderas con frases dedicadas a la devota talla, donde la Divina Pastora de las Almas, con casi tres siglos de devoción a sus espaldas, era recibida con fervor y autenticidad y, por supuesto, con otra gran petalada. Y también en este punto del recorrido, un hombre de trono, desde un balcón, recitó un poema y Francisco Sánchez, 'Paco Pastora', con más de 40 años de pertenencia a la congregación, rezaba también desde el balcón como mejor lo sabe hacer, cantando unas sevillanas.

Guiño a la Virgen de la Esperanza

En esta calle, culmen de emociones incontrolables, cuando el reloj marcada las 22.30 horas, sonaron, entre otras composiciones, el 'Himno de Coronación de la Virgen de la Esperanza', de Perfecto Artola, otro guiño, en este caso, a la Dolorosa perchelera que procesionará el 17 de mayo por las calles de Roma con motivo del Gran Jubileo de las Cofradías, y 'Reina y Madre de Capuchinos', de Sergio Bueno. Y luego llegaría el paso de la imagen por el monumento al Triunfo de la Inmaculada Concepción, emplazado en los jardines de la plaza principal del barrio capuchinero, y, cómo no, el encierro, de nuevo con 'Divina Pastora', de Francisco Javier Moreno, como a la salida, en una ya noche en la que los devotos dieron una lección de fervor popular ejemplar como el que tanto se echa en falta en otras procesiones que tienen medidas hasta los lugares para el aplauso.

Los actos en honor a la Divina Pastora de las Almas finalizarán este domingo, con la celebración de la función principal de instituto, a las 12.30 horas, con la participación de la coral Santa María de la Victoria.

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