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1983. Una de las primeras salidas procesionales de la Virgen de las Angustias cuando recibía culto en la parroquia de San Felipe Neri. ARCHIVO DE LA COFRADÍA

Descendimiento: De San Felipe a La Malagueta

La hermandad fue reorganizada al calor de los años de expasión cofrade de finales de los setenta y principios de los ochenta

andrés camino

MÁLAGA

Viernes, 15 de abril 2022, 12:54

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La Hermandad del Descendimiento se fundó hacia 1925 en el santuario de Santa María de la Victoria, aunque dos años más tarde pasó a residir en la desaparecida iglesia de la Merced.

Fue su primer hermano mayor Francisco Zafra Montero, siendo la mayoría de los miembros, a lo que parece, profesionales de la banca y la sanidad.

Inicialmente, contemplaba la joven cofradía venerar también como misterio el de la traslación del Redentor al sepulcro. Sin embargo, la corta vida que llegó a alcanzar, segada por los sucesos de 1931 que consumieron todo su corto patrimonio, impidió la plasmación del segundo de los grupos proyectados.

Celebró su primera procesión el 1 de abril de 1926, a la postre Viernes Santo, portando las imágenes del Sagrado Descendimiento realizadas por el sevillano José San Juan Navarro, autor de obras como la de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos de la iglesia hispalense de San Juan de la Palma.

Por las noticias que tenemos, este grupo pese al inicial impacto que provocó su novedosa iconografía, fue mal recibido por quiénes lo juzgaron de torpe ejecución.

Todas las imágenes fueron devueltas de nuevo al escultor, con la pretensión de que las reformara e hiciera con ellas una nueva composición, algo que efectivamente hizo, eliminando figuras y plasmando una escena, en que ya bajado el cadáver del Redentor, era extrañamente sostenido por su Madre y el discípulo amado. Este grupo recorrió las calles malagueñas durante los años 1927 a 1930, desapareciendo como queda dicho en el asalto de las turbas a la parroquia de la Merced.

No fue hasta 1977, cuando un grupo de jóvenes cofrades decidieron reorganizar la cofradía, siendo acogidos en la parroquia de San Felipe Neri por su entonces párroco, Isidro Rubiales Gamero, después de haber sido desestimada su presencia en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, sita en la avenida de la Aurora. Casi a la par de los esfuerzos iniciales por reorganizar la cofradía, se tuvo la suerte de conseguir la cesión de la imagen de María Santísima de las Angustias.

A finales de ese mismo año de 1977, el ímpetu de los componentes de la comisión reorganizadora les llevó a encargar al maestro Luis Ortega Bru la imagen del Señor, pese a que no faltaron quienes intentaron abortar el encargo por considerar a este artista «como un escultor demasiado castellano».

Felizmente, el Cristo fue concluido por Ortega, aún cuando la inevitable demora provocada por las circunstancias, tanto económicas como de criterio, impidieron que el resto del conjunto fuera labrado por su mano.

En 1981, el Obispado refrendó la deseada erección canónica de la cofradía, que si bien procesionaba a la imagen de la Virgen desde 1978, no pudo hacerlo con el grupo escultórico hasta la Semana Santa de 1988, previa la solemne bendición del mismo que se celebró en la Iglesia Catedral el 27 de febrero de ese año, de manos del entonces obispo de la dió cesis Ramón Buxarrais Ventura. Finalmente, todas las esculturas secundarias, salvo los bustos de los Santos Varones, fueron tallados por Luis Ortega León y Ricardo Rivera Martínez, lo que explica la diferencia de estilos que presentan.

Desde 1984, la Hermandad del Sagrado Descendimiento radica en la capilla del Hospital Noble, edificio que rescató del cierre y desde donde ha llevado la presencia cofrade a todo un sector urbano, hasta entonces inédito para la Semana Santa. Canónicamente este recinto se localiza dentro de la demarcación de la parroquia de San Gabriel, cuya sede se encuentra muy próxima, y donde en ocasiones, han sido trasladadas las imágenes de los sagrados titulares.

Virgen de las Angustias

Cuando apenas había dado sus primeros pasos la comisión reorganizadora de la Hermandad del Sagrado Descendimiento, y era un proyecto muy lejano en el tiempo la ejecución del grupo escultórico que plasmaría esta escena pasionista, llegó a manos de aquel entusiasta y reducido grupo de hermanos refundadores la imagen de la Virgen de las Angustias.

En 1977, éstos habían intentado conseguir la cesión de alguna Dolorosa que sirviera a sus propósitos, tanteando desde la que venera el Colegio de Procuradores en la iglesia de San Agustín, hasta algunas otras pertenecientes a distintos conventos.

Precisamente en una de estas visitas, en concreto al de San Carlos, establecido por entonces en la desparecida calle Calvo, le indicaron las religiosas filipenses que lo regentaban, cómo en su monasterio de Sevilla tenían una imagen que reunía las condiciones que buscaban.

Coincidiendo con una de las periódicas visitas a la ciudad de la Giralda para ir fraguando el encargo de la imagen del Señor al escultor Ortega Brú, una delegación de miembros de la junta se personó en el convento de Santa Isabel para interesarse por la efigie en cuestión.

A partir de ese momento, se precipitaron los hechos. Las monjas que habían estado muy receptivas con aquellos jóvenes cofrades, trasladaron por sorpresa la imagen hasta Málaga donándola a la hermandad en ciernes junto a varias prendas de vestir, que incluía una cinturilla o 'sardineta' con bordado a realce, probablemente confeccionada en el siglo XIX.

La cesión formal de la ya Dolorosa de las Angustias fue rubricada por la que era entonces superiora general de la congregación, sor María del Pilar Escolar García.

La Virgen, obra de Antonio Castillo Lastrucci, encontró providencial acomodo en la iglesia de San Felipe Neri, gracias a la fraterna acogida que le dispensó el por entonces párroco de la misma, Isidro Rubiales Gamero. Pasó, pues, la imagen a venerarse en el deambulatorio del presbiterio, justamente donde hasta hace poco tiempo se daba culto a los titulares de la Hermandad de la Salutación.

Poco tiempo después, la Dolorosa de las Angustias fue sometida a una restauración por parte del cofrade José Miguel Moreno Ruiz, a la postre albacea de las Fusionadas, que subsanó algunos desperfectos, taponó picaduras de xilófagos y repolicromó la talla.

Ortega Bru. Diseño del grupo escultórico.

Prendas de Fusionadas

En él recayó también la tarea de vestir la imagen que, por esas fechas, y debido a esa circunstancia, pudo lucir prendas provenientes de Nuestra Señora del Mayor Dolor e incluso su misma corona, aquélla que destrozó el fuego declarado en la iglesia de San Juan en 1980.

En la tarde del Sábado Santo de 1978, la cotitular del Descendimiento recorrió por vez primera las calles malacitanas en un sencillo rosario penitencial que se limitó a las calles de la feligresía de San Felipe. Al año siguiente, se repitió esta procesión, con la manifiesta novedad del estreno de las túnicas de los penitentes y la cruz guía arbórea, aún sin el característico sudario que la ha hecho tan peculiar.

Constituida ya oficialmente la cofradía y con un auge que le ha permitido conformar un apreciable patrimonio artístico, el Descendimiento procesiona a su Virgen en un trono, todavía en proceso de culminación, diseñado por Juan Antonio Sánchez López.

Está siendo realizado por el orfebre Antonio Santos Campanario, mientras que las imagencitas de talla que se contemplan en las diversas capillas del cajillo corresponden a Carlos Valle. A juego con el trono del Señor también posee esmaltes con la representación de varios santos relacionados con la ciudad, destacando mártires tan olvidados por la memoria colectiva como San Flaviano, cuyo cuerpo se conserva en la Iglesia Catedral.

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