Eduardo Crooke, odontólogo especialista en implantología y cirugía oral de Crooke & Laguna
«Hay pacientes que vienen pidiendo un blanco de dientes que no es humano»
Mejorar la sonrisa no sólo es una cuestión estética, sino de salud bucodental, aunque el deseo de una apariencia más atractiva es muchas veces el ... principal motor de consulta. El especialista en Implantología y cirugía oral Eduardo Crooke, de Crooke & Laguna explica que «hay pacientes que buscan naturalidad, pero también hay personas con 80 y 90 años que vienen pidiendo un color que no existe en la gama de los humanos».
–¿Mejorar la sonrisa va más allá de la estética?
–Es estética, pero además es una cuestión de funcionalidad y de salud.
–¿Cómo es el proceso de alguien que quiere mejorar su sonrisa?
–Lo primero es digitalizar al paciente mediante la creación de un avatar con una serie de fotografías, vídeos, un escáner intraoral, una radiografía y un CBCT (las siglas en inglés de Tomografía Computarizada de Haz Cónico, una técnica de imagen que permite una reconstrucción tridimensional precisa de la zona maxilofacial y los dientes) para ver qué necesidades tiene. Si es un paciente que tiene todos los dientes le hacemos un diseño de cómo quedaría su sonrisa ideal antes de empezar el tratamiento y le explicamos qué técnicas le recomendamos.
–¿Se hace un diseño personalizado para cada paciente?
–Se hace en función de las características de su cara e intentamos que encaje también con su personalidad. En pacientes masculinos podemos plantear, por ejemplo, unos dientes cuadrados más grandes y unos caninos pronunciados. Y en mujeres haríamos unas piezas un poco diferentes, adecuadas a su rostro. Gracias a la tecnología digital que empleamos le podemos presentar al paciente cuatro o cinco formas de dientes diferentes para que elija.
–¿Qué tipo de tratamientos pueden hacerse para mejorar el aspecto de los dientes y, en general, de la boca?
–Si tiene sus propios dientes y están en buen estado, pero no le gusta el color, le recomendaríamos un blanqueamiento. Modificando algunas esquinas también podemos hacerlo con composite, a mano alzada, de forma muy sencilla.
–¿Eso sería con carillas?
–Carillas, pero de composite. Un material que nosotros vamos modelando sobre la boca del paciente. Y si quiere ya unos cambios más grandes y estables habría que hacer carillas de porcelana.
–¿En qué consisten las carillas?
–Diseñamos la forma de diente ideal en una arcada que tenga buena estética y una buena función y que responda a lo que el paciente quiere. Primero hacemos un diseño digital, vemos cómo queda y después lo probamos en la boca de esa persona. En caso de que una pieza esté muy hacia afuera habrá que limarla, pero si el arco está bien no hace falta tocar los dientes. Intentamos ser siempre lo menos invasivos posible. Además, la carilla tiene muy buena adhesión sobre el esmalte y si no hay que tocar el diente, mejor.
–¿Y en una persona a la que le faltan piezas?
–Empezamos igual, creando un avatar del paciente para ver dónde vamos a poner los dientes definitivos y cómo está el hueso. Esto nos permite ser muy precisos a la hora de colocarlo y evitar, por ejemplo, acercarnos a un nervio. También vemos si necesita una regeneración ósea y si podemos usar implantes de tamaño normal, que sería lo ideal. Si no, emplearíamos implantes cigomáticos, que se adaptan al hueso del paciente. Cuando perdemos un diente el hueso y la encía se retraen y a veces no hay hueso suficiente y tenemos que emplear técnicas de regeneración para poder colocar el implante.
–¿Se retrae incluso aunque se ponga el implante pronto?
-Sí, siempre. En los dos o tres meses posteriores a la pérdida del diente se reduce aproximadamente un 80 % del volumen óseo que se va a perder.
–Entonces, ¿cuándo sería el momento ideal para hacerse un implante?
–A ser posible de inmediato. Siempre que podemos en el mismo momento en que quitamos el diente ponemos un implante.
–¿Qué técnicas hay para estos pacientes a los que les falta hueso?
-Hay dos maneras de hacerlo: cuando los implantes son de tamaño normal podemos colocarlos en el paciente y sobre ellos irán los dientes; y otra forma sería la que se utiliza para implantes más largos, cigomáticos, que son para casos extremos en los que no hay hueso y van directamente anclados al maxilar. También hay pacientes sin hueso a los que les aplicamos una técnica de regeneración ósea, aunque los resultados dependen mucho de su edad y su estado de salud. Una vez regenerado ponemos los implantes y los dientes, pero primero hay que construir ese hueso, que tiene un tiempo de maduración, y luego colocamos los implantes, que requiere otro tiempo, y después, por fin, los dientes definitivos.
–¿Cuánto tiempo en total?
–En el primer caso intentamos que se vaya con los dientes el mismo día o al día siguiente. Y cuando no es posible se va con unos provisionales y a los dos o tres meses le ponemos los definitivos. Cuando el paciente necesita regeneración de hueso siempre digo que es como un embarazo, nueve meses. De cuatro a seis meses de maduración de ese hueso, colocamos el implante y otros tres o cuatro meses más para que esté bien anclado.
–Habrá gente que cambie mucho después ¿Hay algún caso que recuerdes especialmente?
–Recuerdo que le hicimos el tratamiento a una persona del Reino Unido y al día siguiente se presentó con un tatuaje de una boca con dientes y la fecha en la que se los pusimos por el agradecimiento que sentía al volver a verse con dientes. Aluciné. Hay pacientes que han tenido implantes que han fracasado, que estaban desahuciados, y pensaban que ya no podían tener otros. Gracias a una técnica de mallas subperiósticas en 24 horas vuelven a tener dientes fijos.
–¿Cuál es la principal razón por la que fracasa un implante?
–Por la mala salud del hueso o del paciente, y, sobre todo, por mal mantenimiento.
–En general, ¿suelen pedir unos dientes perfectos o prefieren unos más naturales?
–De todo. Algunos piden un blanco que ni Hollywood smile... Hay personas con 70, 80 y 90 años pidiendo un color que no existe en la gama de los humanos.
–¿Eso tiene que ser con carillas?
-Es imposible que su propio diente tenga ese color con un blanqueamiento, lo que llegamos es al color natural que podía tener el paciente, pero nunca a eso que te están pidiendo.
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