J. J. Benítez aborda casos de fallecidos que se comunican con vivos
“La muerte es un mecanismo de décimas de segundo, para el que te entrenan todos los días cuando duermes, y despiertas en otro lugar”, asegura el escritor
J. L. ÁLVAREZ
Jueves, 20 de marzo 2014, 21:43
El periodista y escritor Juan José Benítez publica Estoy bien (Planeta), libro en el que investiga los casos de personas fallecidas que se pusieron en contacto con otras vivas. El autor navarro confiesa que con este nuevo libro pretende transmitir a la gente que hay vida después de la muerte. Que no hay que tenerle miedo a la muerte, en la medida de lo posible. Y es que el mensaje que reciben los vivos de las personas fallecidas es fundamentalmente el mismo que están bien".
El origen de esta investigación se remonta a 1968, cuando Benítez, que trabajaba en Heraldo de Aragón, conoció en Zaragoza a Miguel París, un miembro de la División Azul. En el frente de Novgorod, en Rusia, este hombre se encontró con otro divisionario que le aconsejó seguir el avance por determinados lugares, lo que evitó bajas. La sorpresa fue que cuando llegaron a destino París y sus compañeros supieron que aquel soldado había caído en combate muchos días antes. Durante estos 46 años, el investigador ha recolectado cerca de 1.000 casos similares, de los que seleccionó 160, recopilados en todo el mundo, para Estoy bien. En ellos hay testimonios de amas de casa, de científicos, de militares, de campesinos, de religiosos o de médicos, entre otras profesiones.
En algunos he tenido que cambiar el nombre, porque la gente tiene pudor a contar una cosa familiar, explica, y rechaza que no tienen nada que ver con el espiritismo, de la gente que dice que habla con los muertos y o los médiums, porque lo de los fantasmas puede ser otra cosa.
Tres tipos de casos
El autor explica que hay tres tipos de casos. Uno grupo de resucitados salva la vida de las personas con las que comunican, otro porcentaje mayor que te dice estoy bien, no llores más, no te preocupes y un tercer grupo igual de voluminoso que el anterior que lo que comunican es absurdo. Pensando en esos tres grupos, llego a la conclusión de que el objetivo capital es que nos demos cuenta de que existe la vida después de la muerte. Que están vivos. No importa si le salvas la vida a Miguel París en Rusia o le dices a otro que hay una cuenta con 300.000 dólares no sé dónde, o si te anuncian en un sueño que tu hijo va a morir a las pocas horas, lo fundamental es: ¡Atención, cuando te mueras sigues vivo!.
Al abordar la vida después de la muerte, Juan José Benítez sabe que se está metiendo en un terreno polémico, porque puede haber religiones que no les guste, pero entiendo que no tiene nada que ver con la fe. Ninguno de los casos investigados habla de la Iglesia católica.
En los casos investigados por Benítez hay testimonios de resucitados que comunican que estoy trabajando o estoy en un lugar que no puedo describir, porque no tengo palabras para hacerlo. "La muerte es un mecanismo de décimas de segundo, para el que te entrenan todos los días cuando duermes, y despiertas en otro lugar físico, con un cuerpo mucho más joven, sin enfermedades.
Entre las curiosidades que detecta el autor en su investigación está la obsesión de los muertos por los electrodomésticos, en muchos casos el fallecido se aparece venga a darle a la televisión o al frigorífico, hasta que alguien se da cuenta y desaparece.
Está preparando ya otro nuevo libro que aborda el fenómeno de las señales que se perciben a lo largo de la vida. Su significado ante las grandes dudas que se presentan o los problemas de la vida cotidiana.
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