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Retrovisores al pasado
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Retrovisores al pasado

Los mods se resisten a pasar de moda pese a cumplir años

DARÍO MANRIQUE

Sábado, 3 de diciembre 2011, 18:19

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"¡Somos los mods, somos los mods!". Ese era el grito de afirmación de una subcultura juvenil de los 60 que en las ciudades españolas empezaría a oírse a principios de los 80, en boca de unos adolescentes que buscaban diferenciarse del resto del rebaño: trajes a medida, zapatos italianos y 'parka' militar para ellos; minifaldas al estilo Mary Quant para ellas; montados todos ellos a lomos de lambrettas decoradas con numerosos espejos retrovisores que parecían apuntar a los 60, el Santo Grial de los mods.

En la actualidad, festivales como el Purple Weekend leonés y el Beat Goes On de Gijón -hermano pequeño del veraniego Euroyeyé- prueban la vigencia de un movimiento musical y estético que mira al pasado como seña de identidad y distinción, pese a que -irónicamente- su nombre tiene sus raíces en la palabra modernismo.

"Buscamos revivir la cultura 'underground' de los 60", cuenta Félix Domínguez, asturiano de 43 años y organizador del Beat Goes On y el Euroyeyé, antes de rectificar: "Revivir suena demasiado nostálgico, quizás. Se trata de demostrar una actitud casi contestataria, guerrera: no queremos la música y las opciones de ocio que nos dan, elegimos nuestra forma de divertirnos, de vestir".

Es lo que hizo, en 1981, Ricky Gil, un adolescente barcelonés que en un viaje al Reino Unido para aprender inglés quedó prendado por los mods que allí vio, un revival surgido tras el estreno en 1979 de 'Quadrophnia', la película de los Who, grandes iconos del movimiento. De vuelta a su ciudad, fundó con su hermano y unos amigos Brighton 64, llamados así por el escenario y el año de las peleas entre mods y rockers que la película retrata. Grupo capital del modernismo español, hoy los Gil (hermanos, por cierto, de la actriz Ariadna Gil) encaran la recta final de la gira del 30º aniversario de Brighton 64. "Sigue habiendo una escena viva, pero parte de la gente son supervivientes de los 80", explica Ricky Gil (1965), "y no es igual de impactante ver a un chaval de 16 años con traje mod que a un tío de 50 años con el mismo traje, que parece un señor".

Mayores de 30

Es cierto que, pese a que los carteles del Purple Weekend y el Beat Goes On están repletos de bandas actuales, cuesta ver en ellas a gente menor de 30 años. Sin embargo, Félix Domínguez, que fue bajista durante años de Doctor Explosion, confirma que a la cita gijonesa acuden "padres con sus hijos de 16 años". Esa fue la edad a la que Pablo Frechilla comenzó a interesarse por la cultura mod: "Me llamaba la atención la gente con parkas y escúteres que venían al Purple Weekend", cuenta este leonés de 37 años, dueño del bar Portobello y encargado de fichar a los DJs que pinchan en el festival dentro de las 'allnighters', sesiones de baile "de seis o siete horas en las que suena soul, garage americano, beat inglés y grupos españoles de los 60".

También, aclara Frechilla, puede escucharse música que no es necesariaente mod, como la de Idealipsticks, grupo de Guadalajara que actúa el domingo y que se alinea con el sonido más moderno del rock independiente actual: "Hace ya unos años que el Purple Weekend quitó la palabra mod de su nombre. Ahora es más amplio", dice Frechilla del festival leonés, fundado en 1987 por Álex Díez, cantante de Los Flechazos, otro de los nombres emblemáticos de la escena española.

Si el Purple Weekend es ahora un evento abierto a todos los públicos, el encuentro gijonés mantiene una actitud más purista. "El Beat Goes On está hecho por nosotros y para nosotros", aclara Domínguez, que hace gala de una pasión gigantesca por el movimiento, tan grande como para impulsarle a vender una de sus 14 lambrettas -todas restauradas por él mismo- para que la edición de este año saliera adelante. "Hay que demostrar con hechos que las cosas te importan", asegura.

Gracias a esos sacrificios y al trabajo de devotos como Félix Domínguez, miles de personas podrán quemar zapatilla este fin de semana bailando en Gijón y León. Perdón, quemarán zapato, en todo caso: "Sí", confirma el mod asturiano, "venir en zapatillas de deporte sería imperdonable".

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