Escapadas

Siete cosas que no hay que perderse durante este verano en una visita a Frigiliana

Martes, 19 de agosto 2025, 00:12

Es el pueblo mediterráneo soñado. Blanco, pero salpicado de colores. En la ladera de una montaña, pero con vistas al mar. Frigiliana está considerada por ... méritos propios como una de las villas más bonitas de Europa.

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Sus calles y sus vistas son dos de sus grandes reclamos, pero, afortunadamente para este municipio, hay muchas cosas más que hacer o visitar. Incluso, en pleno verano.

  1. Pasear por el Barribarto

    Una regresión llena de vida por el pasado

En este pueblo el casco antiguo se conoce como Barribarto (Barrio Alto) y marca muy bien sus señas de identidad. Aunque haya que afrontar considerables cuestas en agosto o septiembre, conviene hacerlo para disfrutar de la variedad cromática de sus calles, plazas y rincones, donde el blanco de las fachadas no tiene el monopolio gracias a las coloridas macetas, puertas o ventanas.

A última hora de la tarde, con temperaturas más frescas y con el objetivo de terminar el recorrido con la puesta de sol, aguarda uno de los mejores momentos del día en el Barribarto. Allí, la historia está también muy presente gracias a la narración de la rebelión morisca a través de mosaicos.

  1. Descubrir su viejo castillo

    Lo que se ve y no en la fortaleza de Lízar

A veces puede ser que sea eclipsado por el propio Barribarto o también que resulte casi invisible por su elevada situación y los pocos restos que quedan de él.

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Sin embargo, merece la pena subir hasta el castillo de Lízar para descubrir un lugar para entender la historia de Frigiliana. Se puede hacer desde el propio casco urbano a pie o incluso también aproximándose a él en vehículo por el molino del mismo nombre.

Entre sus restos, se percibe la grandeza de este recinto amurallado, que llegó a tener cuatro mil metros cuadrados de superficie y se abasteció de agua gracias a la acequia cercana.

  1. Miradores

    Los balcones que divisan tanto el mar como la sierra

Es uno de los grandes alicientes en este pueblo de la Axarquía, sacarle el máximo provecho para disfrutar de sus panorámicas. Hay miradores dentro del propio casco urbano, pero también en el entorno.

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Se puede hacer una ruta por estos balcones que, en algunos casos, miran hacia el sur, donde aguarda el telón de fondo del mar y, en otros, hacia el propio pueblo. Entre otros, se pueden ver los siguientes: Santo Cristo, carretera de Torrox, castillo deLízar, el de la Axarquía, la Casa del Apero o el del Barranco del Higuerón.

  1. Jardín Botánico Santa Fiora

    El vergel que hace un recorrido por la vegetación autóctona

Tiene apenas una década y media de vida, pero es un lugar con mucha historia. El jardín botánico de Santa Fiora, situado junto al Barribarto, es una zona verde donde están presentes las especies vegetales que han sido importantes para los habitantes de Frigiliana durante siglos.

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Desde el esparto o el palmito, usado para la elaboración de enseres y útiles para el hogar o el campo, hasta la caña de azúcar o el olivo, que fueron claves en la agricultura de siglos pasados. Todo ello sin olvidar las plantas aromáticas usadas tanto como remedios naturales como aderezos para las comidas.

  1. Comprar productos artesanales

    Recuerdos únicos tras una visita

En las calles de Frigiliana, aguarda una auténtica galería de productos artesanales. Hay mucho donde elegir, desde elaboraciones en cerámica o barro hasta otras donde se trabajan con tejidos.

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Aunque no todos son elaborados allí mismo, sí hay algunos establecimientos que son, al mismo tiempo, talleres. Es lo que ocurre con El Rincón del Esparto, donde su propietaria, Lourdes Bueno, saca el máximo partido a una planta tradicionalmente usada en el campo para la elaboración de cestas u otros utensilios. Ella lleva el esparto a otra dimensión con verdaderas obras de arte.

  1. Platos con miel de caña

    El jugo que endulza el recetario del pueblo

Frigiliana puede presumir de tener entre sus lugares con más historia una fábrica donde se extrae el jugo de la caña, es decir, lo que popularmente se conoce como la miel de caña.

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Este producto, que es típico del pueblo y se puede comprar tanto en la factoría como en distintos establecimientos, se puede degustar en muchos platos que se elaboran en bares y restaurantes. Lo mismo vale para acompañar a berenjenas fritas o tortillas de bacalao que ensaladas, platos de carne o recetas creativas.

  1. Festival de las Tres Culturas

    El colofón de agosto llega con una inmersión andalusí

El último fin de semana de agosto Frigiliana, este pueblo, que puede presumir de conservar la fisonomía de su casco antigua, celebra un encuentro en torno a la convivencia de las tres culturas o religiones más importantes durante el antiguo Al-Ándalus, es decir, la judía, la cristiana y la musulmana.

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Para ello prepara cada edición un ambiente muy especial que incluye un zoco de productos artesanales, pasacalles, música en directo y rutas de tapas por sus bares y restaurantes.

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